Veintiún años después, la primera edición de ‘Gran Hermano‘ sigue en las retinas de muchos telespectadores. Aquel formato novedoso cautivó a la audiencia e hizo que se interesara por las vidas de todos aquellos que tantas sorpresas les habían deparado durante un encierro que para algunos llegó a ser de tres meses. Eso sí, prácticamente todos interesaron por igual, hasta los primeros que salieron de aquella casa, y por eso todavía son noticia las cosas que les suceden, ya sean buenas o malas, más si cabe estas últimas.
No todos los Gran Hermano han sido iguales

Los concursantes de la primera edición de ‘Gran Hermano‘, por mucho tiempo que ha pasado, todavía están en el candelero, e incluso muchos de ellos son más recordados que los de muchas otras entregas posteriores. Sin duda que en eso influyen esas descomunales audiencias que tuvieron, con una media de 7.811.000 espectadores y un 51’2% de cuota, que en la final alcanzó el 70’8%. Nunca se volvieron a obtener esos registros, por mucho que la segunda temporada los rozara, con 6.697.000 espectadores y un 42,1% de cuota, y la tercera también sobrepasase los cinco millones de fieles (5.158.000 y 34,1%). A partir de ahí, todos los números fueron cayendo y cada edición solía tenerlos peor que la anterior, hasta el punto de que la 17ª, la última hasta la fecha al margen de ese Gran Hermano Revolution, fue la que menos audiencia media tuvo, con 2.192.000 espectadores y un 19,6% de ‘share’, el segundo peor registro después de los de la catorce y la doce (18,4% y 18,5%, respectivamente.
Curiosidades de Gran Hermano 1

En aquel primer ‘Gran Hermano‘ entraron 10 concursantes pero cuatro de ellos abandonaron por motivos diferentes (dos de ellos porque sus parejas habían sido expulsadas, otro por el fallecimiento de su padre y la última porque una revista de tirada nacional difundió que había ejercido la prostitución), por lo que tuvieron que entrar a la casa el mismo número de reservas. La primera casa del formato fue muy austera y se ubicó en la población madrileña de Soto del Real. Según Juanjo Carrillo, director de arte de Zeppelin TV, «los holandeses (John de Mol fue el creador del formato) la querían roja, pero la pintamos de un verde azulado rarísimo«. Además, en una de sus paredes se colgó la pintura «Las mil y una noches» de Henri Matisse, la esencia de la casa española. En este estreno había 29 cámaras grabando a los concursantes y se utilizó el eslogan «Bienvenidos a la vida en directo«.
Noventa días para tres concursantes

Sólo tres concursantes de aquellos diez iniciales permanecieron en la casa los 90 días que duró aquel ‘Gran Hermano‘, el ganador, Ismael Beiro; Ania Iglesias, la segunda clasificada; e Ismael Amesto. Jorge Berrocal, el de «quién me ha puesto la pierna encima», el médico Nacho Rodríguez y la peluquera Silvia Casado abandonaron Soto del Real de manera voluntaria. El primero porque su gran amor, María José Galera, de la que luego sacaron un pasado en el mundo de la prostitución, fue la primera expulsada, y él no podía seguir sin ella. Curiosamente, el día que ella hablaba con Mercedes Milá entraba en la casa Mónica Ruiz, que sólo duraría 12 días dentro del concurso, marchándose también de forma voluntaria después de que de nuevo la revista ‘Interviú’ la relacionase con el mundo del alterne. Al parecer había trabajado tres años en la noche, llevando una doble vida. La productora decidió comunicarle a Mónica la información que había salido, y ella, entre lágrimas, optó por abandonar.
El último drama de GH 1

Las desgracias de los concursantes de la primera edición de ‘Gran Hermano‘ no acabaron con aquella entrevista a María José Galera ni la marcha de Mónica, sino que han perdurado en el tiempo. La última que se ha conocido es la de Marina Díez, que estuvo 53 días en el concurso y fue la cuarta expulsada del mismo. Desde que salió de la casa, la madrileña, que entró siendo teleoperadora, ha padecido una tormentosa vida que ahora le ha llevado a ser desahuciada del negocio que regentaba en Mallorca.
Sin casa y con cuatro bypass

La exconsursante de ‘Gran Hermano’ se separó al salir de la casa de su marido y abandonó Madrid, su ciudad de origen, para irse a vivir a Benidorm, donde llegó a triunfar en la radio. Así lo contó ella misma en 2012, cuando reapareció en televisión, en el programa ‘Qué tiempo tan feliz’, donde confesó que estaba arruinada y que no había conseguido trabajo en cuatro años: «Me compré una casa en 2006, el euríbor pegó un salto brutal, perdí el trabajo y no puede hacer frente a ello y perdí la casa«. Ni trabajo ni salud, porque Marina desveló que «hace un año me operaron de cuatro bypass coronarios».
De teleoperadora a un bar de la tercera edad

Ahora, el pasado 18 de noviembre Marina Díez se vio forzada a abandonar el bar del local de la tercera edad de Badia Gran, en Llucmajor, después que el Consistorio llucmajorer aprobara en pleno el desahucio del local. Pese a que ella asegura que su convenio con los responsables del mismo estaba firmado hasta el próximo mes de febrero, a la madrileña no le quedó más remedio que abandonar el establecimiento. Según ella, «detrás de este desahucio hay una serie de desavenencias con algunos integrantes de la directiva». Por eso no le ha quedado otra que poner el caso en mano de sus abogados.