Es tiempo de vacaciones, y por ello Raúl González Blanco, el que fuera durante tantos años emblema y capitán del Real Madrid, se ha desplazado hasta Zambia, donde ha vivido unas realmente inolvidables junto a su mujer, Mamen Sanz, y sus cinco hijos. Así al menos lo ha escrito en su cuenta de Instagram, «experiencia increíble«, además de compartir su álbum privado en el que se puede ver a la familia completamente entregada y maravillada con todo lo que están viendo en el continente africano. El actual entrenador del Castilla, el segundo equipo de la entidad blanca, siempre ha estado en el primer plano de la actualidad desde su retiro como futbolista.
El «instagramer» Raúl

Después de haber echo historia en el Real Madrid, Raúl, pese a que quiere todavía seguir haciéndolo, e incluso en un futuro, si es posible, como primer entrenador de la entidad, ahora intenta disfrutar de este tipo de escapadas con su familia, que él siempre dice que es lo más importante. Mamen y sus hijos Jorge, Hugo, Héctor, Mateo y María son su mayor debilidad y los dos millones y medio de seguidores que el ex futbolista ha alcanzado en Instagram, han sido testigos de las vacaciones de ensueño que están disfrutando. Una experiencia única y enriquecedora que les recargará las pilas cuando retomen su rutina.
La mujer de Raúl

Corría el año 1997 cuando Raúl González conoció a la mujer de su vida, Mamen Sanz. Ella trabajaba como camarera en un bar, era hija del ex presidente del club, Lorenzo Sanz y consiguió el título de Miss Madrid y firmó algunos contratos con diversas firmas como Armani, Lexus y Pedro Durán. Tiempo después, decidió dejar a un lado el mundo del modelaje para dedicarse de lleno a la familia que ambos comenzaban a formar. Tan sólo hicieron falta dos años para que la pareja pasara por el altar para darse el “sí, quiero”. Eso sí, nunca quiso dejar de avanzar en lo personal y por ello en 2010 se graduó en la carrera de Magisterio por la Universidad Camilo José Cela.
La familia viajera de Raúl

Desde que Raúl decidiera colgar las botas en 2010, su vida y la de su familia dio un giro por completo y, tras haber estado muy asentada en Madrid, vio cómo tenía que coger las maletas y comenzar todo un periplo por el mundo. Y es que tras 16 años en el Real Madrid, en ese 2010 fichó por el equipo alemán del Schalke 04, pero después quiso probar fortuna en otras ligas, que seguían demandando su presencia, y por ello se marchó a jugar a Qatar y posteriormente, en su recta final como futbolista, nada menos que en el Cosmos de Nueva York, el equipo que se hiciera famoso por fichajes como los de Pelé y en el que el madrileño decidió poner fin a su carrera deportiva con 38 años.
Sus hijos

Raúl González Blanco y Mamen Sanz se casaron el 1 de julio de 1999, cuando él todavía pertenecía a la disciplina del Real Madrid. Fruto de ese enlace fueron naciendo con posterioridad los cinco hijos de la pareja: Jorge (en el año 2000), Hugo (en el 2022), los mellizos Héctor y Mateo (en 2005) y finalmente la única niña del matrimonio, María, en 2009. Al primogénito de la casa le pusieron ese nombre en honor a Jorge Valdano, el que fuera primer entrenador y descubridor del futbolista, que le hizo debutar en el equipo madridista después de haber formado parte de la cantera de su eterno rival capitalino, el Atlético de Madrid.
Su futuro

El futuro de Raúl no parece que vaya a ser ya nada viajero ya que su sueño sigue siendo poder entrenar algún día a la primera plantilla que ahora dirige Ancellotti. De momento su objetivo la próxima temporada será intentar subir a la Segunda División al Castilla, después de haber ganado en 2020 con el equipo juvenil la Youth League, la «Champions» de esa modalidad (anteriormente se había estrenado como técnico con el cadete A de Valdebebas). Su pedigrí blanco le hacen sin duda todo un futurible para el banquillo del primer equipo.
Fracaso como empresario

Paralelamente al fútbol, Raúl se inició como empresario en marzo de 1996, con Europa Scar Sport empresas que aparecía en el registro mercantil con un doble objeto social: la compraventa de bienes inmuebles y su explotación mediante contratos de arrendamiento o de cualquier otra forma, y la coordinación y explotación de derechos de imagen, su publicación y transmisión de las mismas. Su aventura energética fue la que puso fin a su carrera como empresario ya que a finales de 2016, la justicia madrileña aceptó la petición de la misma de entrar, de forma voluntaria, en suspensión de pagos dados sus problemas de viabilidad. Años atrás, Raúl se asoció con la empresa Aurantia y adquirió un 20% del capital de Cadmos Energías Renovables para montar una fábrica de paneles solares en Cádiz pero salió mal y la compañía dejó unas deudas de 13,8 millones. Un juzgado mercantil cerró su auto concursal y puso fin a la carrera de empresario de Raúl.