Las torrijas son postres tradicionales y muy típicos de esta época del año, lo común es hacerlas en las casas y disfrutarlas con la familia. Como esto es así, resulta habitual hacer una buena cantidad para todas las personas que se encuentren en la casa y puede que sobren algunas de ellas, ¿qué hacer en ese caso? ¿se pueden congelar para consumir en otro momento? Hoy te explicamos cómo conservar las ricas torrijas.
Las torrijas

La torrija o torreja, también llamada tostada francesa, es un plato hecho de una rebanada de pan que comúnmente ya está duro tras varios días, fundamental para su particular consistencia.
Esta rebanada de pan es empapada en leche, almíbar o vino y, tras ser rebozada en huevo, se fríe en una sartén con aceite, después se endulza. Hay diferentes modalidades para prepararlas y son muy típicas en esta época del año, especialmente en la Semana Santa.
La preparación

Las torrijas se pueden hacer con leche, con almíbar o con vino, según la receta de cada hogar o incluso la zona. Para hacerlas con leche se calienta leche con el azúcar y la canela en un cazo. Antes de que llegue a hervir se retira y se añade sobre las rebanadas de pan. Se deja el pan en remojo durante media hora y después se rebozan en harina y huevo, se fríen en abundante aceite caliente.
Otra forma de prepararlas es humedecer el pan con agua con un poco de sal y dejarlo reposar unas horas. Después, se esponjan las rebanadas en una fuente con vino una a una para que se empapen y luego se bate el huevo y se rebozan en harina para freírlas por ambos lados en una sartén con aceite de oliva.
La conservación de las torrijas

Las torrijas son postres caseros que se elaboran fácilmente en las cocinas de los hogares como hemos podido comprobar, por tanto, suelen conservarse solamente un par de días, ya que la leche fermenta a partir de este momento y se ponen poco apetecibles.
No obstante, las torrijas de vino suelen mantenerse en buen estado por más tiempo, pueden hacerse con pan del día anterior o con una masa especial preparada para su conservación. Aunque depende de la receta, por norma general no son dulces que aguanten mucho tiempo frescos.
Congelar las torrijas

Si se congelan las torrijas después de freír será la forma más segura de hacerlo, se trata de dejarlas enfriar completamente, introducirlas en un recipiente de cristal procurando que no se peguen unas con las otras e introducirlas en el congelador a máxima potencia.
Se deben descongelar para el consumo posterior con los cuidados habituales procurando no acelerar el proceso. Una vez descongeladas se pueden templar un poco en el microondas, a una temperatura muy suave y por último añadir el azúcar y canela.
Antes de freír

Si e quieren congelar antes de freír para dejarlas al punto para ser preparadas en otro momento no queda otra que congelarlas sumergidas en la leche, ya que si se retiran de su baño, en el tiempo que tardan en congelarse la rebanada de pan perderá gran parte de la leche que ha absorbido.
Este es el único inconveniente que puede tener, por lo demás también resulta seguro almacenarlas de esta forma y son aptas para ello. Si se congelan muy rápido y generan hielo puede producir agua posteriormente a la hora de freír, eso sí, por tanto es más aconsejable congelarlas ya cocinadas.
Conservar los postres

Cada postre tiene una forma diferente de conservación según sus ingredientes y consistencia. La mejor forma de conservar postres tipo tiramisú, como flanes o natillas es guardarlos en el frigorífico. De esta forma pueden llegar a conservarse una media de 4 días y además sin perder su sabor.
Por otro lado, si tenemos un pastel que es de chocolate no tiene por qué conservarse necesariamente en el frigorífico. Los pasteles que contienen este ingrediente pueden conservarse a temperatura ambiente, siempre que no se den dos casos, que haga mucho calor o que lleve en la receta un relleno a base de leche.