Era de ley, tocaba dar con una despedida que mantuviese ese lado más arrollador y sorprendente de la serie, pero también recuperar su lado más emotivo de forma consistente y funcionar a modo de despedida. Cada persona tenía sus preferencias sobre lo que quería que sucediera en las cinco últimas entregas de ‘La casa de papel’. Quizás sólo había unanimidad en que los atracadores salieran de allí triunfantes, disfrutando del oro extraído, pero no tanta en quienes eran los que en el asalto final de las fuerzas del orden podrían salir con los pies por delante, pero sin la respiración que sí tenían todos los que iban en las camillas del último capítulo.
La mejor temporada de La casa de papel

En lo que sí hay también más o menos unanimidad es en el orden de las cinco temporadas de ‘La casa de papel’, ordenadas de mejor a peor. Así, la que más aceptación ha tenido ha sido la segunda, sobre todo por el final del atraco a la Fábrica de la Moneda y Timbre. La primera ocuparía el segundo lugar, porque los personajes eran muy creíbles y los giros estaban mucho más comedidos. La quinta, con la que se cierra todo, podría haber sido la mejor de todas, y no ocupar el tercer puesto, de no haber sido tan aburridos los cinco primeros capítulos. La tercera temporada sería la cuarta peor, pese a que su último episodio quizás sea uno de los mejores de toda la serie, con la muerte de Nairobi y cómo Sierra hace creer al Profesor que Lisboa ha sido asesinada. La peor temporada sería la cuarta, sobre todo por los constantes giros de guión, salvánde quizás su octava entrega, la de ‘Plan París’.
El por qué de poner fin a La casa de papel

Aunque mucha gente es de la opinión que todavía se podía haber seguido explotando el filón de ‘La casa de papel’, su creador, Álex Pina, afirmó en una entrevista que «si lo piensas con sentido común, dedicar 2.000 minutos de ficción a hacer dos atracos es suficiente. Son casi 20 películas, creo que hemos exprimido muchísimo las personalidades, el diseño y todo. Está bien cerrar la etapa de esta serie, que ha sido absolutamente esplendorosa y sorprendente, y hay que cerrarla con una temporada brutal”. Eso era lo fundamental para él porque «se ha cambiado esta mecánica de que las series se terminaban languideciendo. Hay que sentirse orgulloso de irse en todo lo alto. Hay que hacer muchas otras cosas, muchos otros géneros, y sobre todo cosas que no sabemos hacer”.
La verdadera razón del final

En la misma línea, en una rueda de prensa virtual antes del estreno de la segunda parte de la quinta temporada de ‘La casa de papel’ el productor ejecutivo Jesús Colmenar destacaba que «la serie tiene un ritmo diferente, no es un enfrentamiento tan bélico, siempre va in crescendo hasta el final, hasta el último episodio, y diré que es muy especial y diferente a lo que hemos hecho hasta ahora”. Y la clave la termina de dar, cómo no, Álvaro Morte, el actor que interpreta al Profesor, que explicó que «la serie llega a su fin cuando tenía que llegar a su fin. Es el momento perfecto. No podemos exprimir más a los personajes, hemos sacado lo mejor de ellos y creo que es una decisión muy inteligente parar aquí«, de ahí que adelantara que «no hemos dejado la puerta abierta a una sexta o séptima temporada”.
El actor preferido de La casa de papel

De menos a más. Así ha sido la trayectoria de Rodrigo de la Serna, Palermo en ‘La casa de papel’, en cuanto a la aceptación popular de su personaje se refiere, hasta el punto de que, ateniéndonos a las redes sociales, ha sido el preferido de la quinta temporada. Aunque es uno de de los actores argentinos más reconocidos en la actualidad, dar vida a Martín Barroti, ‘El ingeniero’, le costó mucho, según él, por ser «un misógino recalcitrante». También indica que lo pasó muy mal en la escena del discurso machista (boom boom ciao), «era horrible decir eso, de verdad; era muy difícil sostener ese discurso hasta con mis compañeros, con los que ya nos conocíamos y había excelente clima de trabajo, era insostenible incluso en los ensayos. Era apretar los dientes. Sabía, además, que, si se lograba interpretar el patetismo desde el cual lo estaba haciendo, también estaba denunciando lo patético del discurso«.
Lo que no se sabe de Rodrigo de la Fuente

El nombre completo de Rodrigo de la Serna es Lionel Rodrigo de la Serna Chevalie, un bonaerense de 45 años que desde muy pequeño descubrió cuál sería su profesión futura cuando dio vida a un árbol durante una representación escolar, «no era cualquier árbol, tenía un gorrito de lana marrón con hojitas». Hincha de Boca Juniors, de niño siempre jugaba de portero, porque su primo lo era y le había enseñado a atajar. Su debut oficial como actor fue a los 13 años, en una obra de Griselda Gambaro y ante 300 personas, aunque su primer sueldo, de 812 pesos, lo recibió a los 18 años, «fui toda la plata a un restaurante y me compré unas costillitas de cerdo a la riojana con un vinito». Su popularidad llegó tras interpretar un personaje en la comedia ‘Naranja y media’, junto a Guillermo Francella, aunque sin duda fue mucho más duro el tener que interpretar a Alberto Granado, el amigo del ‘Che’, en la película ‘Diarios de motocicleta’, ya que tuvo que engordar 10 kilos. Además de actor es músico y forma parte del grupo de tango ‘El Yotivenco‘, junto a Blas Alberti, Fabio Bramugli y Juan Pablo Díaz Hermelo. Rodrigo podría ahora tener más fama aún si hubiera aceptado una propuesta de Hollywood, que rechazó porque debía viajar y dejar a su mujer e hija. Durante la grabación de ‘La casa de papel’ solía decir «¡Está hecha, está hecha!» al terminar cada secuencia y se la ‘pegó’ a todos sus compañeros.