El pasado viernes Ingrid Alexandre de Noruega celebraba su mayoría de edad con una cena de gala que se ha convertido en uno de los acontecimientos más comentados de la semana en el universo royals, especialmente teniendo en cuenta la complicada situación por la pandemia del coronavirus.
No obstante, lo que más ha llamado la atención en nuestro país ha sido la ausencia de la Leonor pero, sobre todo la de nuestra reina, Letizia, que al contrario de lo que esperábamos, no se ha presentado en la celebración. La periodista Pilar Eyre cuenta los motivos en su columna, No es por maldad.
Letizia no ha querido ir

>Bueno, o más bien, «no le ha dado la gana» y en la Casa Real, «nadie se atreve a discutir sus decisiones, ni siquiera las de su marido», resalta Eyre. Un hecho que la revista Gala relaciona con que Letizia, «no quiere encontrarse con su némesis, la princesa Chantal de Grecia. Se detestan desde que Chanel la criticó en Twitter a raíz del episodio de La Palma».
«Pero lo cierto es», destaca la periodista, «que Letizia en estos momentos se siente fuerte y empoderada gracias al apoyo de amplios sectores de la opinión pública y está decidida a imprimir su sello y sus ideas en la familia».
Aunque este no el único motivo que ha llevado a la reina a ausentarse. Os las contamos en la siguiente página.
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Se encuentra fuera de lugar

>Eyre es bastante clara en cuanto a la forma de pensar de la reina, «desprecia el ambiente apostillado y elitista que tienen las celebraciones cortesanas, así como la compañía de los royals y todos esos pijos, como los llama». Esa es la razón, por la que no ha querido ir a Noruega.
No obstante, en este punto es importante resaltar que la mayoría de los miembros de las casas reales europeas son de origen plebeyo, como Letizia. Dos ejemplos muy claros son la madre de la cumpleañera, Mette-Marit, que no tiene problemas en confesar la «vida salvaje» que llevaba cuando era soltera, y, por supuesto, su abuela, la reina Sonia que fue modista.
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Fue una decisión de su madre

>Eso es lo que asegura Pilar Eyre que ha señalado que ha sido una determinación que ha tomado la reina, «Letizia no quiso que asistiera Leonor, ya que posar con las otras herederas de tronos europeos con traje largo y corona en un ostentoso entorno palaciego no sería el mejor punto de partida para una monarquía que pretende ser sencilla y democrática», apunta la periodista.
Una decisión que, según la comunicadora, pudo tener que ver con las nuevas mecánicas que la mujer de Felipe quiere integran en la corona española. «Prescindir de todo lujo superfluo ha sido uno de los caballos de batalla de Letizia en los ocho años que su marido lleva en el trono», destaca. Una postura que se aleja mucho de la que mantenía Sofía.
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Una situación complicada

>Aunque en un primer momento la relación de Sofía y Letizia era aparentemente buena, el paso de los años ha hecho que esta cambie completamente. Si no acordémonos de lo que dijo la madre de Leonor en su petición de mano sobre, «contar con el ejemplo impagable de la reina Sofía».
Pues el tiempo a puesto las cosas en su lugar o … todo lo contrario. «La verdad es que cada paso que ha dado no ha hecho nada más que alejarla de aquel ampuloso modelo de reinado, ya que se ha esforzado para ir desmontando uno por uno los hábitos de la anterior reina», explica, «con la que apenas tiene trato«.
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Le alegró la noche Máxima de Holanda

>Ciertamente la velada, que se celebró en un palacio del siglo XIX, tuvo un aire trasnochado por el que nuestro rey pasó por diversas fases. Comenzó la noche del brazo de Amalia, la princesa heredera de Holanda. Una joven muy especial aunque no es la compañía más adecuada para nuestro monarca. Por supuesto, esta cuestión no se relaciona con nada morboso, si no con los años que les distancias Él tiene 54 y Amalia 18.
Sin embargo, le hicieron la noche mucho más amena cuando en la cena le sentaron junto a una simpática Máxima de Holanda con la que, señala Eyre, «estuvo riendo a carcajadas y charlando en español toda la noche«.
¿Qué le habrá comentado sobre la ausencia de su mujer y su hija?, se pregunta la periodista. Una respuesta que ahora mismo no tenemos, pero que pone sobre la mesa que dentro de la familiar real española cualquier cosa es posible. ¡Y si no que se lo digan a la reina Sofía!