Hay recetas, como esta de mejillones con pisto picante, que lo mismo pueden servirle a quien las elabora para la hora del aperitivo que como entrante, o incluso como plato principal. Gracias a ese detalle, otra de las ventajas que tiene es que por lo tanto se puede elaborar en cualquier época del año, ya que nadie va a decir que no a un plato con el que se puede abrir el apetito o calmar el mismo, en función de la cantidad que se coma. Para los que no sean muy proclives al picante hay que decir que también se pueden hacer sin esa condición, aunque el sabor final no va a ser tan especial. Todo sean opciones para un producto con el que no vamos a encontrar más que ventajas, tanto a la hora de hacerlo como a la de degustarlo.
Ventajas de los mejillones

Los mejillones son uno de los productos del mar más valorados en las cocinas por su calidad e intenso sabor. Además, tienen un montón de propiedades nutritivas que los convierten en auténticos tesoros gastronómicos. 100 gramos de mejillones aporta 86 calorías y entre sus propiedades hay que destacar su elevado contenido en vitamina A, vitaminas del grupo B (B1, B2, B3, B5, B6, B9, B12), vitamina C, D, E y K. Además, tienen propiedades antiinflamatorias debido al alto contenido en ácidos grasos omega-3, tienen más que cualquier otro marisco. Actualmente, se está recomendando su consumo con fines médicos ya que en una ración de 85 gramos de mejillones cocinados al vapor hay más de 700 mg de ácidos grasos omega-3. Además cuentan con un alto contenido en aminoácidos y minerales como calcio, sodio, yodo, hierro, zinc, potasio, magnesio, fósforo, cobre, manganeso y selenio.
Ingredientes de los mejillones con pisto

Preparar estos mejillones con pisto es sin duda una de las recetas más sencillas que nos vamos a encontrar si nos vestimos de improvisados chef, ya que en lo que es en la preparación apenas vamos a necesitar diez minutos de nuestro tiempo. Otra cosa será la cocción, para la que precisaremos 40 minutos. Los ingredientes para hacerla contarán con 2 kilogramos de mejillones, un vaso de vino blanco, a ser posible de Rueda DO, un kilogramo de tomates maduros, un calabacín, una cebolleta, un pimiento verde pequeño, un pimiento rojo pequeño, un diente de ajo, tabasco o guindilla, aceite de oliva y sal.
Preparar el pisto

En esta receta de mejillones lo primero que hay que hacer es preparar el pisto, y para ello hay que pelar y picar finamente la cebolla y el ajo, y reservarlos. Luego se lava y se cortan en dados pequeños los pimientos, y se reservan también. Ahora toca pelar y picar en dados no muy grandes el calabacín, antes de reservarlo de nuevo, y poner una cazuela al fuego con tres cucharadas de aceite de oliva virgen extra. Se pocha durante diez minutos, removiendo de vez en cuando, la cebolla y el ajo, y se incorporan los pimientos, salteando durante cinco minutos e incorporando después el calabacín y sazonando a nuestro gusto.
Cómo acabar la receta

Para terminar la receta de mejillones con pisto hay que dejar hacer el conjunto durante cinco minutos a fuego lento, y después añadir el tomate natural rallado y la cucharadita de azúcar, para quitar un poco la acidez del tomate. Se mezcla todo y se deja hacer durante 30 minutos a fuego lento, removiendo de vez en cuando. Cuando se tenga el pisto hecho se añaden unas gotas de Tabasco. Esto es al gusto de cada uno, por lo que si no eres fan del picante pues no eches nada. Después se limpian los mejillones, se pone al fuego una cazuela amplia con agua y sal y, en cuanto empiece a hervir, los echamos y tapamos. En cuanto empiecen a abrirse vamos sacando a una fuente y, cuando tengamos todos, se colocan en la misma y se cubre con el pisto de tomate. Se esparce un poco de perejil fresco picado por encima y se sirve.
Consejos para preparar mejillones

Lo primero que hay que saber antes de limpiar mejillones es que lo ideal es comprarlos el día que los vamos a consumir, que la manera adecuada de conservarlos hasta el momento del cocinado es envueltos en un paño húmedo y dentro de un cuenco en la nevera (así permanecen vivos) y que no debemos sumergirlos en agua a no ser que queramos matar a más de uno. Es muy importante revisarlos uno por uno, y retirar los que tengan la concha rota o presenten alguna fisura así como los que huelan mal. El mejillón tiene que oler a mar, si no es el caso es mejor desecharlo pues posiblemente esté en malas condiciones.