Las patatas tienen tanto protagonismo en nuestras vidas que son muchos los que creen que si un plato no trae patatas fritas ya no es lo mismo. Se trata de uno de los ingredientes más usados como acompañamiento en la cocina, ya sea como guarnición o como base de un guisado, fritas o guisadas. Y es que en el fondo se trata de tubérculos nutritivos y, contrariamente a lo que piensa, tampoco engordan tanto. De hecho, una ración media de patatas cocidas sin piel (180 gr) contiene unas 140 calorías, un contenido energético muy inferior al de la misma cantidad de pasta cocida (286 calorías) o arroz cocido (248 calorías). Aquí además vamos a mostrar cómo cocerlas en apenas cinco minutos.
Origen de las patatas

Las patatas son originarias de la región que comprende el altiplano sur del Perú y fueron «domesticadas» en el altiplano andino y en las cercanías del lago Titicaca por los habitantes de esta región hace unos ocho mil años. En el siglo XVI comenzaron a ser trasladadas a Europa por los conquistadores españoles quienes la consideraban una curiosidad botánica y no una planta alimenticia. Su consumo fue creciendo, aunque al principio como planta forrajera y de jardín por sus flores; su uso gastronómico se expandió a todo el mundo desde el siglo XVIII gracias a los escritos agronómicos del francés Antoine Parmentier y del irlandés afincado en España Enrique Doyle, hasta convertirse en uno de los principales alimentos del ser humano.
Beneficios de las patatas

Se puede decir que las patatas son una fuente muy razonable de energía que nos aporta más vitaminas y minerales y menos calorías de las que se le atribuyen normalmente. 200 gramos de patatas hervidas aportan el 20% de vitamina B1 que necesitamos, el 14% de vitamina B3 y el 24% de vitamina B6. Además ofrecen una cantidad destacada de minerales. Los 200 gramos cubrirían el 8% de las necesidades diarias de selenio, el 22% de las de potasio, el 20% de las de flúor y el 14% de las de hierro. El micronutriente más destacado en la patata es la vitamina B6, la cual está implicada en más de cien reacciones enzimáticas conocidas, como las necesarias para crear nuevas células sanas –no cancerígenas- y tejidos a partir de los aminoácidos.
Múltiples beneficios

Los beneficios de la patata son notables y muy variados. Por un lado, hervida, asada o al vapor es eficaz en casos de gastritis, estados febriles y acetona. El jugo de patata cruda es también un elemento medicinal en caso de gastritis aguda y de procesos de úlcera gastroduodenal. Es un alimento antiinflamatorio que puede aliviar las molestias digestivas asociadas al estrés. Por otro lado ayudan a controlar el azúcar en sangre, favorecen la sensibilidad a la insulina (baja la tasa de azúcar en sangre) y disminuyen las concentraciones de colesterol y triglicéridos. También estimulan el uso de la grasa corporal como fuente de energía y sacia (el triple que la misma cantidad de pan). Su pulpa es además un excelente cicatrizante si se utiliza como cataplasma.
Sus variedades

Dentro del género de las patatas se podría hacer una gran diferenciación. Las nuevas, que se recogen cuando la planta está todavía verde, desde finales de primavera y durante el verano, son más dulces y conservan tras la cocción una textura sólida, densa y húmeda. Son apropiadas para cocerlas al vapor o en agua. Desde el punto de vista nutritivo, contienen menos potasio y más vitamina C. Las viejas, que se cosechan en otoño, pero de variedades de piel roja (como la red pontiac) y blanca (monalisa) poseen características similares. Las demás patatas viejas poseen una textura más harinosa y seca. Se recomiendan para freír o asar, y su índice glucémico (rapidez con que se asimilan) es mayor.
Cómo cocerlas

Para cocer o hervir las patatas hay que ponerlas en una olla con agua. El tiempo de cocción dependerá de la variedad -monalisa, agria, kennebec o gallega, patata vieja…- y del tamaño de los tubérculos, pero suele rondar los 20 o 30 minutos. Pero hay una forma de reducir a una cuarta parte el tiempo de cocción y que estén en su punto en menos de cinco minutos. En concreto, en cuatro. Para ello, la patata debe ser de 150 gramos aproximadamente. Si es muy grande, basta con cortarla a trozos de ese tamaño. Posteriormente, se envuelve (o el trozo de la misma) en film de plástico (el papel film de toda la vida), se ponen en un plato o un recipiente plano y se meten en el microondas. Y en cuatro minutos deberían quedar hechas.