Después de un periodo de cambios y ajustes en su vida, Julián Contreras ha encontrado cierta estabilidad en su nueva residencia a las afueras de Córdoba. La mudanza representó un paso importante para el hijo de Carmen Ordóñez, quien buscaba un entorno más adecuado para su situación actual. La nueva residencia, con sus comodidades que incluyen una zona de relajación, una piscina y un gimnasio, parecía ofrecer el ambiente que Julián necesitaba para sentirse más cómodo y centrado.
La nueva vida de Julián Contreras

En medio de esta nueva etapa, Julián se vio enfrentado a una difícil decisión. Durante una entrevista con el programa ‘Así es la Vida’, decidió hacer pública su situación con su perro adoptado, Rocky. Con un gesto de honestidad, Julián reveló que estaba buscando una nueva casa para su querido compañero canino.
La decisión de desprenderse de Rocky no fue fácil para Julián. Como cualquier amante de los animales, se enfrentó a un dilema emocional al tener que separarse de su mascota. Sin embargo, reconoció que las circunstancias habían cambiado y que ya no podía proporcionarle el cuidado y la atención que merecía.
Aunque la noticia pueda resultar sorprendente para algunos, Julián demostró su compromiso con el bienestar de su mascota al buscar activamente un nuevo hogar donde Rocky pudiera recibir el amor y los cuidados que necesitaba. Esta decisión refleja la madurez y la responsabilidad del hijo de Carmen Ordóñez, quien priorizó el bienestar de su perro por encima de cualquier otra consideración.
Con esta nueva etapa en su vida, Julián espera poder seguir adelante y enfocarse en construir un futuro más estable y armonioso, tanto para él como para aquellos que forman parte de su vida, incluyendo a sus fieles amigos peludos.
El perro de la polémica

Las palabras de Julián Contreras sobre la difícil decisión de deshacerse de su perro, Rocky, desencadenaron una ola de indignación entre algunos colaboradores, como Sandra Bernarda y Alejandra Rubio. Para ellos, un perro es más que una simple mascota, es un miembro de la familia. La hija de Terelu Campos expresó abiertamente su desaprobación, señalando que un perro merece ser tratado con amor y respeto, independientemente de las circunstancias.
La reacción negativa hacia Julián no se hizo esperar en las redes sociales, donde algunos usuarios lo tacharon de monstruo y torturador por considerar que estaba abandonando a su mascota. Ante esta avalancha de críticas, Julián se vio obligado a responder en sus propias redes sociales para aclarar la situación y defender su decisión. «Me han llamado monstruo, torturador... ¿de verdad os creéis que os duele más a vosotros que a mí que Rocky se vaya?», expresó, visiblemente afectado por las acusaciones.
Sin embargo, Julián aclaró que la decisión de separarse de Rocky no fue fácil y que no se debió a una falta de amor hacia su mascota. Explicó que el edificio al que se mudó no permitía la presencia de animales, pero afirmó que esto no significaba que no amara a los animales. Al contrario, aseguró que el edificio era amante de los animales, lo que sugiere que la prohibición era una cuestión de normativa del lugar y no una decisión personal.
Las palabras de Julián reflejan el dolor y la incomodidad que experimentó al tener que tomar la difícil decisión de separarse de su perro. Aunque la situación haya generado controversia, Julián dejó claro que su amor por los animales sigue siendo inquebrantable y que siempre velará por su bienestar, incluso si eso significa tomar decisiones difíciles para su propia familia.
El motivo por el que ya no tendrá al perro

El motivo detrás de la difícil decisión de Julián Contreras de separarse de Rocky es más complejo de lo que se había entendido inicialmente. Contrario a lo que se había especulado, no se trata de una cuestión de normativa del edificio o falta de amor hacia su mascota. En realidad, la razón principal radica en las limitaciones de tiempo que enfrenta Julián para cuidar adecuadamente de Rocky.
Julián explicó que su padre enfrenta problemas de salud, lo que demanda gran parte de su atención y tiempo. Cuando no está trabajando, se dedica a cuidar de su padre o a llevar adelante su vida diaria. Esta situación deja poco espacio para atender las necesidades de Rocky, especialmente en lo que respecta a sus paseos diarios. «Mi padre no puede pasear a Rocky, es decir, si yo estoy fuera, tengo que ocuparme de que venga alguien a sacar al perro tres veces al día y de que esté con él», explicó Julián.
El compromiso de Julián con Rocky es innegable. Él no considera a su perro como un simple capricho, sino como una responsabilidad que asumió cuando lo rescató. Aunque la situación actual dificulte su capacidad para cuidar adecuadamente de Rocky, Julián está decidido a encontrar un hogar que pueda proporcionar al perro el cuidado y la atención que se merece. Su objetivo es asegurarse de que Rocky esté en un entorno donde pueda recibir el amor y los cuidados que necesita para ser feliz y saludable.