El final precipitado de ‘Gran Hermano Revolution’ abre un debate que lleva años gestándose. ¿Estaremos asistiendo al final de la época dorada de los realities? Con demasiada telerealidad de ha eliminado la emoción de los primeros años, cuando los formatos nos sorprendían a todos, al estar ante algo nuevo y novedoso.
Las cifras hablan por sí solas: Ha habido un descenso significativo de la audiencia en este tipo de formatos. Analizamos las claves que nos han dejado los últimos días en los realities en España.
El fracaso absoluto de ‘GH Revolution’

La decimoctava edición del formato de telerrealidad más veterano de la televisión en España empezaba en septiembre. Sin embargo, se notaba un notable cansancio de la audiencia, que desde el principio no consiguió enganchar. A pesar de haberle dado mil vueltas, el programa presentado por Jorge Javier Vázquez ha decidido cerrar la edición lo más rápido que se pueda.
Con una final una semana antes de lo previsto, y con la cancelación de la cadena del formato ‘GH VIP’, Telecinco se enfrenta a un invierno sin reality. Algo que sucedía desde hace varios años, que hasta en verano nos han estado acompañando, bien alargando ‘Supervivientes’ o con formatos diferentes, como ‘Campamento de Verano’.
La llegada de ‘Gran Hermano’ a nuestras vidas

Corría el año 2000, y un 23 de abril llegaba a nuestras pantallas un programa llamado ‘Gran Hermano’. Poco se sabía de él, lo único que se conocía era su lema: ‘Bienvenidos a la vida en directo’. Una Mercedes Milá consagrada en el periodismo aparecía, ante varias pantallas que mostraban el interior de una casa en la que, durante tres meses, un total de 29 cámaras grabarían y emitirían la vida de sus catorce habitantes.
Este hecho supuso un antes y un después de la televisión en España. Nada volvería a ser lo mismo después de la emisión de la primera gala. Los informativos hablaban de ello, y en los bares, cuando no había fútbol, se comentaba lo que hacía sucedido en la casa de Soto del Real, dónde se encontraba por aquél entonces. Desde entonces, han pasado 17 años y 18 ediciones, y el público en España empieza a cansarse de lo mismo.
El esperado regreso de Operación Triunfo

‘Operación triunfo’ ha vivido un cambio radical en comparación con ‘Gran Hermano’. El formato comenzó su andadura en TVE, pero tras una etapa en la que el esplendor de la primera edición no se repitió, se fue para Telecinco. Fue entonces cuando el formato cambió un poco de versión, y la emisión de lo que sucedía dentro de la Academia cogió casi más importancia que lo que sucedía sobre el escenario.
Gracias a esto, el formato pudo sobrevivir un poco más. Pero en el año 2011 sucedió lo inevitable. Tras un cambio de presentador, (al igual que en ‘Gran Hermano’), Pilar Rubio se puso al frente de la última y abrupta última edición. Con un 13,7% de cuota de pantalla, la cadena de Fuencarral consideró oportuno apagar las luces de la Academia definitivamente. Con una final extraña, más de la mitad de los concursantes, se despidió OT.
Sin embargo, este 2017 ha regresado a nuestras pantallas en TVE. Una edición que no está logrando el éxito que consiguió la primera en la que Rosa López se alzó con el premio, pero que está dándole muy buenos datos a TVE. Con más de dos millones de espectadores se cerraba la gala del pasado lunes. Un claro ejemplo de lo que puede hacer tener un formato en barbecho durante unos años.
La casa de tu vida

De entre todos los realities que ha realizado Telecinco que han sido muchos, recordamos especialmente ‘la casa de tu vida’. Unos personajes escogidos para dar mucho juego y una finalidad en concreto: obtener una casa que ellos mismos construirían. El sueño de muchos españoles se veía reflejado en estas parejas.
La última edición de este programa fue tan pobre en audiencia que se decidió algo hasta ahora nunca visto. Los concursantes tuvieron de abandonar la casa de un día para otro. Fue uno de los cierres más precipitados y vergonzosos de la cadena, que corrió un tupido velo rápidamente para no quedarse con esa imagen.
Los realities de Cuatro, rizando el rizo

Cuatro ha sido una de las cadenas que se ha subido al tren de los realities, pero a su manera. Buscando siempre destacar o tener un punto de originalidad, que a veces ha conseguido cuajar y otras han sido un fracaso colosal. ‘Fama, quiero bailar’ es uno de los ejemplos de acierto de la cadena, logrado durante sus primeros años de emisión. Y es que, aunque joven, la cadena logró un pelotazo similar al logrado con ‘Upa Dance’ o incluso con ‘OT’.
En cambio, otros más extremos como ‘Circus, más difícil todavía’ fue un auténtico fracaso, que solo los familiares de los concursantes recuerdan. Se trataba de un intento de fusionar varios formatos en uno, con un tema que no terminó de gustar a la audiencia. El circo hay que verlo en directo, no por la televisión. Una lección que Cuatro aprendió.
Sin embargo, otros formatos veteranos, sobre todo de dating show son los que más están cuadrando dentro de la cadena. El ‘Granjero busca esposa’ o el ‘Un príncipe para…’ son dos de los claros ejemplos de éxito de la cadena pequeña de Mediaset.
Curso del 63

Antena 3 se apuntó a la moda de las realities en su momento, intentando innovar un poco. Intentaron aprovechar el tirón de ‘Gran Hermano’ utilizando ‘El Bus’, presentado por Inés Ballester. Como no lograron la audiencia deseada, el programa finalizó tras la primera edición, siendo la primera incursión de Antena 3 en el mundo de los reality. Con ‘Curso del 63’, nueve años después, Antena 3 intentaba continuar con la senda de los formatos de telerrealidad, pero dándole un giro. El propósito era meter a adolescentes actuales en un internado creado a imagen y semejanza de los de la época franquista. Con unos números discretos, aunque decentes para la cadena, se hizo con una buena crítica.
La idea de hacer rememorar viejos tiempos, como hacía el exitoso ‘Cuéntame cómo pasó’ y sacar temas actuales como la sexualidad de los adolescentes, fue una combinación perfecta. Para no caer en la tentación de cansar al personal, decidió no repetir el formato. Mejor marcharse cuando se gana que arriesgarse a perder.
Cántame cómo pasó

Con la idea de explotar una de las series más longevas de la televisión, TVE intentó un cóctel muy peligroso. En una especie de ‘OT’, mezclado con ’Cuéntame como pasó’, se sacaron de la manga un reality. En frío ya parece un programa un tanto extraño, pero en caliente era todavía mucho peor.
Buscaban a una familia Alcantara real que protagonizará el musical que estaban a punto de producir. En lugar de hacer un casting o de buscar a profesionales, decidieron recurrir a la magia de la televisión y hace feliz a alguien. El tiro les salió por la culata, con un 8,8% de share y un público dormido.
La Sexta, la peor en realities

La Sexta es la cadena a la que peor se le han dado los realities. Su idea de copiar formatos exitosos y trasladarlos a nuestro país, parece que no termina de ser la más adecuada. ‘El aprendiz’, programa en donde pudimos ver por primera vez en televisión a Donald Trump en Estados Unidos, fue un auténtico fracaso.
‘Generación Ni-Ni’, un título que podía tener cierta gracia, no terminó ni la primera temporada. Demasiados casos en la vida real como para verlos también en televisión. No ha terminado de tener claros los objetivos o de encontrar esa idea que conecte directamente con el público de la cadena. De momento, su tema central es la actualidad, sobre todo política, y han encontrado un buen filón por el tirar. Sin embargo, volvieron a experimentar después, con la vuelta de ‘Pekin Express’, de la mano de Cristina Pedroche, que tampoco cuajó, pero fue más decente el resultado obtenido por el ‘La Isla’, con Pedro García Aguado.
¿Aguantará ‘Supervivientes’?

La gran pregunta que viene ahora es determinar si otro de los realities estrella de la televisión en España, ‘Supervivientes’ podrá aguantar la crisis de espectadores de Telecinco. Los realities parece que han terminado su época de oro, y todo apunta a que vamos a volver a vivir la de los talent shows. Con ‘La Voz’, ‘Operación Triunfo’, ‘Got Talent’, y el ya en plenos castings ‘Factor X’, parece que las apuestas de las cadenas están girando hasta este terreno, también muy explotado.
Todo el esplendor y las audiencias de los antiguos y míticos realities han caído en el más absoluto olvido. No queda nada de esos jueves pegados al televisor a la espera de que Mercedes Milá apareciera en pantalla para contarnos las últimas novedades de la casa. Han conseguido que de tanto comer arroz ya no nos sepa a nada. Telecinco tendría que hacer un poco de autocrítica y empezar a pensar en otros formatos, apostando por cosas nuevas y arriesgando un poco más de lo que lo está haciendo.