El mundo del fútbol se está viendo sobrecogido en los últimos meses por los supuestos golpes de guante blanco que sus jugadores urden en consonancia con sus representantes y gestores económicos. Hace unos días publicábamos que, según El País, la Fiscalía de la Audiencia Nacional solicitaba una pena de dos años de prisión para el delantero brasileño del Fútbol Club Barcelona Neymar da Silva Santos Júnior, conocido como Neymar, por “corrupción en los negocios en relación con los contratos que formalizó con la entidad culé para su fichaje entre los años 2011 y 2013”.
Hoy, día 7 de diciembre, el mismo medio recoge que la Fiscalía Provincial de Madrid ha denunciado a tres ex jugadores del Real Madrid por fraude fiscal: Ricardo Carvalho, Ángel Di María y el único español de los tres: Xabi Alonso. Las investigaciones, en este sentido, provienen de datos aportados por la Agencia Tributaria. Fabio Coentrao y Radamel Falcao también están siendo investigados en esta misma causa y es que el propio ministerio ha declarado que «nunca va a dejar de perseguir infracciones contra la Hacienda Pública».
Se conoce que existe una caza de balones, pues esta misma semana, varios medios de comunicación destapaban que Cristiano Ronaldo y su representante Jorge Mendes escondían más de 150 millones de euros -relativos a ingresos por publicidad e imagen- en Road Town, capital de las Islas Vírgenes Británicas.
No es la primera vez que un jugador se ve atrapado por la oscura sombra de la corrupción. Contratos multimillonarios que el propio club, con el beneplácito de los jugadores y sus representantes, arreglan para evadir impuestos al fisco. Tal es el caso de Leo Messi, quien recientemente fue condenado a 21 meses de prisión por fraude fiscal.
