La realeza se mueve por parámetros diferentes a los establecidos para el resto de los mortales. Ingresar en el club de los royals tiene un precio en caso de divorcio. Es la cara B de una institución donde la trastienda permanece cerrada a cal y canto para que nadie pueda acceder a ella y conocer sus secretos. Doña Letizia estaba decidida a poner fin a su matrimonio con don Felipe. Sin embargo, algo lo impidió.
La metamorfosis de Letizia
Desde el momento en que Letizia Ortiz decidió unir su destino al del príncipe Felipe todo lo que había representado y sido hasta entonces quedó en el fondo del armario de la memoria. Tocaba un cambio de vida y había que empezar de nuevo. La periodista que se comportaba como cualquier otra mujer de su tiempo, desapareció. En su lugar, brotó una dama que adoptó usos y costumbres que jamás había practicado porque no iban con su forma de pensar.
El tema religioso está muy presente en la familia real. Doña Sofía se convirtió al catolicismo y, desde entonces, su relación con la iglesia ha sido muy estrecha. De hecho, este fin de semana ha estado presente en el Vaticano en el acto de canonización de Pablo VI y Oscar Romero. Una vez más, la reina emérita ejerce de representante de la familia real. A punto de llegar a los ochenta, la madre de don Felipe está en estupenda forma.
Periodista y católica de eventos
Doña Letizia tuvo que aparcar su ateísmo para reconvertirse en practicante. Este hecho ha llamado mucho la atención entre quienes la conocieron antes de entrar a formar parte de la familia real. Su tía Henar Ortiz habló así sobre la cuestión: “Está bautizada y recibió una educación católica al uso. Que yo sepa iba a algunas bodas. Lo que se llama católica de eventos”. En cierta ocasión, la reina declinó reunirse con una persona muy cercana porque la hora que le proponía para el encuentro era la misma que estaba fijada para asistir a misa. Esto sucedió en fin de semana, lo que indica que los reyes y sus hijas tienen la costumbre de disfrutar del oficio religioso en Zarzuela.
Cuando la cúpula eclesiástica conoció la identidad de la futura esposa de don Felipe se crearon dos bandos. Algunos no estaban de acuerdo en que la periodista se casara por la iglesia habiendo estado unida en matrimonio civil con anterioridad. Por otro lado, ya empezaba a hablarse de una intervención a la que se sometió Letizia Ortiz de forma voluntaria. El príncipe hizo todo lo posible para que doña Sofía no se enterara de la cuestión porque sabía que era algo que no aceptaría. La unión de la pareja estaba en juego y Felipe y Letizia decidieron mover todos los hilos a su alcance para que el expediente médico desapareciera.
La novia miró para otro lado
Uno de los apartados más espinosos del noviazgo real es el que hace referencia a las capitulaciones matrimoniales que los reyes firmaron en un despacho de Madrid. Las mismas recogían una serie de cuestiones importantes. Por ejemplo, la situación de doña Letizia en caso de separación y lo referido a la custodia de los hijos que estaban por llegar.
La periodista pidió ayuda a su primo, David Rocasalono, quien le aconsejó no firmar aquel documento arguyendo que solo un juez puede decidir sobre la custodia de los hijos. En este punto, don Felipe fue inflexible y dejó muy claro que no se haría ningún cambio en cuanto al redactado inicial. La periodista intentaba convencerse y convencer acerca de que aquello tan solo era una mera formalidad y que la separación jamás se plantearía entre ella y Felipe.
El día en que la reina firmó lo que no debía
El día en que Letizia Ortiz firmó las capitulaciones matrimoniales no sintió nada especial. Tendrían que pasar algunos años para que ese episodio volviera a su mente. En 2013, la relación entre los príncipes hacía aguas. Atravesaban un fortísima crisis matrimonial que se hizo pública cuando ambos mostraron malestar en algunos actos. Quienes estuvieron cerca de la pareja en aquellos días recuerdan que se vivieron momentos de máxima tensión.
Doña Letizia planteó a don Felipe la posibilidad de separarse y eso hizo que saliera a colación el tema de la custodia de sus hijas. En caso de ruptura, Leonor y Sofía quedarían bajo la tutela de la Casa Real en la persona del rey. A la princesa se le recordó que solo tendría derecho a disfrutarlas en fines de semana alternos y periodos vacacionales.
El destino de Leonor y Sofía
La princesa Leonor y la infanta Sofía vivirían con su padre en El Pabellón del Príncipe de lunes a viernes. No había opción a que se mudaran con su madre a alguna de las residencias que tendría a su disposición tras hacerse efectivo el divorcio. En cuanto a los fines de semana y periodos vacacionales que le serían asignados a la reina para estar con las niñas, estaba marcado que se cumplirían siempre que Leonor y Sofía no tuvieran que estar presentes en algún acto relacionado con las institución que representan.
Una de las personas que más instó a la reina a que reclamara los derechos que como madre le correspondían fue Jaime del Burgo. Ejerció, o quiso hacerlo, como consejero de Letizia cuando se plantearon las capitulaciones matrimoniales. El que fuera marido de Telma Ortiz insistió en que la periodista debía quedar totalmente cubierta a nivel económico si la ruptura matrimonial llegaba a producirse. Fue durante esa importante crisis de pareja, ocurrida en 2013, cuando la reina decidió alejarse del empresario. Su forma de proceder no le gustó y lo eliminó de su lista de los afectos.
Rica pero sin libertad para el amor
Como mujer divorciada, doña Letizia tendría derecho al uso y disfrute de tres viviendas, con el correspondiente personal de servicio para atenderlas, así como una más que generosa compensación económica. En el punto material, ningún problema. En cuanto a su presencia en la familia real, quedaría reducida a los actos familiares relacionados con sus hijas, cumpleaños, bodas, comuniones…
Tampoco tendría Letizia Ortiz libertad para rehacer su vida a nivel sentimental. En este punto, debería ser muy discreta y, por supuesto, nada de aparecer en público con pareja en caso de enamoramiento. Eso no le está permitido a la madre de la heredera al trono, más bien muy desaconsejado, tan solo hay que ver como acabó Lady Di por amor a Dodi Al Fayed.
Letizia recibe el mensaje definitivo
Si algo tiene Letizia es que no puede vivir sin sus hijas. Está completamente volcada en ellas. Según algunos, en exceso. Leonor y Sofía son el centro de su universo desde que nacieron. Ningún detalle relacionado con las niñas queda al azar. La reina se ocupa y preocupa en tenerlo todo controlado. Tal como ha podido comprobarse, es una mamá muy cariñosa. No duda en abrazarlas y prodigarles gestos de amor en público.
Cuando en Zarzuela vieron que doña Letizia estaba dispuesta a romper el matrimonio con don Felipe, “los hombrecillos grises de palacio”, como así se refería Sarah Ferguson al personal con mando en plaza en Buckingham Palace, movieron los hilos para enviar un mensaje contundente a la reina sobre cuál sería su situación. Más o menos, le dijeron que junto a don Felipe, todo. Alejada de él, nada.
Doña Letizia no deja de sorprender. Y es que tiene mano de hierro en todo lo relacionado con sus hijas. Ese carácter sobre el que tanto se ha comentado también hace de las suyas en cuanto a Leonor y Sofía. Imposible salirse de la raya. Las infantas lo saben y de ahí que, en ciertas situaciones, se escondan de mamá. ¿Increíble? Pues no, real como la vida misma. Pasen y lean.
Las niñas más protegidas de la realeza
Leonor y Sofía están consideradas como las niñas de la realeza más resguardadas del ojo público. En el caso de la heredera, realizará su primer acto público con doce años. Si se mira a otras casa reales puede comprobarse que los príncipes y princesas de su generación debutaron a más tierna edad. Sin embargo, en este punto, doña Letizia y don Felipe están de acuerdo. Su máxima, resguardar la infancia y adolescencia de sus hijas lo más que puedan.
Este asunto ha levantado mucha controversia. El celo de los reyes llega también al tema de las fotografías. Bien lo sabe doña Sofía, que quiso fotografiarse con Leonor y Sofía y la reina se interpuso en su camino hasta en tres ocasiones impidiéndolo. Jamás se había visto nada semejante. Un asunto que ha hecho perder enteros a doña Letizia, muy criticada por lo sucedido.
Leonor se esconde de Letizia
En alguna que otra ocasión, desde Cotilleo ya hemos reseñado la obsesión de doña Letizia porque sus hijas lleven una dieta equilibrada en la que no hay cabida para el azúcar. Pues bien, en Vanitatis cuentan que la princesa Leonor, hace algunos años, se encontraba disfrutando de una fiesta infantil. En un momento que la reina se despistó, aprovechó para llenarse la boca de chucherías. Acto seguido, se dio cuenta de que había desobedecido las instrucciones maternas y…
Así continúa la historia de las chucherías: “Se las guardó en la parte inferior de la boca como hacen los hámsteres. Un padre que se dio cuenta de la situación se puso delante”. La complicidad de este padre hizo que la reina no se enterara de la travesura cometida por su hija. Sin duda, Leonor y Sofía están siendo criadas a ritmo de sin azúcar. Y pobre de ellas que se salten la norma, es la conclusión que se saca al conocer la anécdota.
El dulce motivo de enfrentamiento entre suegra y nuera
Este asunto del azúcar también afirman algunos ha sido motivo de encontronazo entre doña Letizia y doña Sofía. Y es que la reina emérita tiene la costumbre de obsequiar a los más pequeños con caramelos. Pues bien, este hecho habría disgustado enormemente a su nuera, al punto de echarle una real regañina.
Sea como fuere, el caso es que doña Sofía tiene poco acceso a Leonor y Sofía. En cierta ocasión se publicó que la princesa Leonor se habría quejado de que quería pasar más tiempo con su abuela paterna pero que su madre no lo permitía. En el otro lado del ring, Paloma Rocasolano, cuidadora oficial de las niñas tres tardes a la semana y también cuando los reyes se van de viaje. Este asunto ha hecho que la reina emérita haya derramado algunas lágrimas ante sus más íntimos.
Así se las gasta Letizia
Hace ya mucho tiempo que se dio a conocer que Leonor y Sofía no podían comentar nada de lo que sucedía en casa fuera de ella. Lógicamente, esto afectaba a su vida escolar, pues es normal entre compañeros de clase explicar dónde has pasado el fin de semana, las vacaciones… Pues bien, ellas lo tienen prohibido desde que tuvieron uso de razón. Se antoja imposible conseguir algo así pero ahora sabemos cómo lo han logrado los reyes.
Según Vanitatis, cuando Leonor tenía ocho años comentó a unas amigas que en su casa tenían unos vasos y platos iguales a los que utilizaban en el comedor del Santa María de los Rosales. Pues bien, doña Letiza la regañó con severidad para que aprendiera que nada podía revelar de su vida privada en palacio.
Leonor, Sofía, y el misterio de lo que hacen en su tiempo libre
Doña Letizia y don Felipe no están solos en eso de que sus hijas aprendan que la discreción más absoluta es su santo y seña. En el colegio al que asisten, cuando en clase se comenta sobre actividades realizadas en el plano familiar, Leonor y Sofía no son preguntadas al respecto. Se las saltan directamente. Con certeza no se sabe si doña Sofía actuaba igual que su nuera pero sí que hacía todo lo posible para que sus hijos se relacionaran con sus compañeros de pupitre.
En cierta ocasión, cuando don Felipe era pequeño, llegó a Zarzuela y se puso a llorar. Doña Sofía quiso saber qué ocurría y él le explicó que un compañero daba una fiesta de cumpleaños y que había invitado a todos los niños de la clase menos a él. La reina emérita descolgó el teléfono y llamó a los padres del niño. Estos le explicaron que el deseo de su hijo era invitar a Felipe pero que ellos no lo consideraron oportuno dado que no sabían que tratamiento debían darle. “El mismo que al resto de niños”, expresó la reina Sofía.
Padres y alumnos contra Letizia
La reina Letizia mantiene una excelente relación con el actual director del centro escolar al que acuden Leonor y Sofía. Desde el principio, su obsesión fue que en el colegio se decantaran por una alimentación sana. Hasta entonces, los fritos y dulces tenían cabida en el menú. Sin embargo, la soberana consiguió que su discurso calara hondo y la cocina cambió de arriba abajo. Adiós a los San Jacobo, las patatas fritas y a las tartas.
Este asunto dio mucho que hablar porque a algunos padres les pareció excesivo que doña Letizia interviniera de esa forma en algo que debería haber sido consensuado con el resto de progenitores. Sin embargo, de nada sirvieron sus quejas. Bastantes alumnos también mostraron su malestar con la nueva cocina instituida. A pesar de todo, la reina ganó la partida.
Vive dios que sí, majestad
Doña Letizia está ocupada y preocupada por todo lo que acontece a sus hijas. De hecho, en público no para de tocarles el pelo, abrazarlas… Esta actitud sobreprotectora ha sido muy criticada, como también lo ha sido el que no se relaje en cuanto a costumbres con las niñas en alguna ocasión. Hasta la Supernanny le recomendó que lo hiciera pero ella no cede.
A fuerza de regañinas, Leonor y Sofía han aprendido que lo que pasa en casa, se queda en casa. Nadie podrá pillarlas en un renuncio. Ya lo advirtió la reina cuando se dirigió a los periodistas para decirles que no perdieran el tiempo preguntando a las niñas porque estaban muy bien enseñadas. Vive Dios que sí.
La educación de las infantas Leonor y Sofía es motivo de controversia. Y es que algunos no entienden el porqué de la sobreprotección de Letizia. En este punto, la reina es inflexible y cuenta con el apoyo de don Felipe. ¿Hasta dónde llegan las prohibiciones de doña Letizia en relación a sus hijas? Te lo contamos todo a continuación. Sigue leyendo.
Siguiendo la tradición familiar
Don Felipe y doña Letizia escogieron para sus hijas el colegio Santa María de los Rosales. Allí estudió el rey y las infantas Elena y Cristina. Era habitual que doña Sofía fuera a llevar y recoger a sus hijos. Lo mismo que los actuales reyes, siempre que sus obligaciones se lo permiten. No obstante, es doña Letizia quien más se implica en todo lo relacionado con Santa María de los Rosales.
La llegada de Leonor y Sofía a la escuela ha cambiado las normas. Está prohibido el uso de teléfonos móviles para que no pueda captarse imagen alguna de las niñas. También el menú ha sufrido cambios. Doña Letizia es una firme defensora de la comida sana y eso ha hecho que en Santa María de los Rosales hayan desaparecidos los fritos y todos aquellos platos ricos en grasas. Ahora priman las verduras, las legumbres y carnes y pescados a la plancha.
Letizia y su fobia a que fotografíen a sus hijas
El tema de las fotografías ha sido motivo de conflicto en el colegio. Algunos padres se han quejado de las condiciones impuestas por doña Letizia. Existe un férreo control para que no aparezcan publicadas imágenes de las infantas en su día a día escolar y también en cuanto a celebraciones y festivales, así lo explican en Vanity Fair: “Desde el primer curso, Letizia pidió que no tomáramos fotos en los cumpleaños que celebrábamos juntos”.
Así justificó la reina Letizia su petición según la fuente de Vanity Fair: “Ella prefería que no lo hiciéramos para que no se filtraran esas imágenes más personales”. También afecta esta norma a los festivales celebrados en el colegio: “En las funciones del colegio sí se puede grabar pero luego no podemos distribuir esas imágenes, pero también por el resto de los niños”. Queda claro que aquí nadie se salta el mandato de doña Letizia. Sin embargo, eso no evita que algunos padres hayan mostrado su malestar a la dirección del centro.
Leonor y Sofía, dos niñas muy bien aleccionadas
Desde bien pequeñas, Leonor y Sofía han sido educadas para no explicar nada de lo que ocurre en su vida familiar. ¿El motivo? Se desconoce. Unos hablan de cuestión de seguridad, otros aseguran que el papel que tienen reservado en la vida hace inviable que se manejen con los mismos códigos de sus coetáneos. Sin embargo, esto choca con la máxima de doña Letizia y don Felipe, que sus hijas disfruten de una infancia como la de cualquier otro niño de su edad.
El mutismo impuesto por los reyes a sus hijas afecta también a sus compañeros de clase, pues si algo cuentan Leonor y Sofía, están obligados a guardar silencio. Por otro parte, hablamos de una circunstancia que pocas veces ocurre, pues las infantas ya tienen callo en esta cuestión. Tal como dijo la reina en el último posado veraniego, sus hijas están muy bien aleccionadas en este sentido.
La venganza de Letizia
Aunque de cara a la galería don Felipe y doña Letizia quieren dar una imagen de padres unidos en cuanto a la educación de sus hijas, la realidad podría ser diferente. En alguna ocasión, el rey no ha estado de acuerdo con la sobreprotección dela reina para con Leonor y Sofía. La reina no quiere exponer a las niñas públicamente sin un motivo justificado. Esto ha afectado a ciertos actos de carácter histórico y familiar.
Ocurrió este año cuando se celebró la misa por los veinticinco años del fallecimiento de don Juan de Borbón. Don Felipe quería que Leonor y Sofía estuvieran presentes. Sin embargo, Letizia se plantó y las niñas no asistieron. En este caso, todo indica que la reina se vengó así de los desplantes recibidos por su suegro. Un gesto que don Juan Carlos no olvidará con facilidad y que todavía le ha alejado más de esa nuera que considera mandona y vengativa.
Letizia, una madre controladora
La periodista Carmen Enríquez ha dado su opinión en Vanity Fair sobre el celo extremo de doña Letizia en relación a las fotografías que se toman de las infantas: “Letizia ha sido absolutamente estricta en la educación de las niñas en este sentido y siempre ha actuado con un afán de sobreprotección. Cuando hay algún acto público está todo el rato mirando a las niñas, tocándoles el pelo, vigilándolas. Esto lo puedes hacer más cuando tenían cuatro años pero las niñas ya no son tan niñas. Hay que relajarse según pasa el tiempo”.
Si algo no se permite doña Letizia es la relajación en cuanto a las normas impuestas sobre sus hijas. Mucho se ha comentado que cuando comparte acto público con Leonor y Sofía, centra toda su atención en ellas dejando al resto de invitados de lado. Este escrutinio y control constante no es aconsejable porque fomenta personalidades débiles. A las infantas hay que darles su margen para que experimenten por sí mismas y aprendan. Sin embargo, la reina, en su búsqueda de la perfección, les corta las alas.
Leonor y Sofía de Borbón son las niñas menos fotografiadas de la realeza europea. A diferencia de sus coetáneas, las infantas no tienen protagonismo institucional. En el caso de la heredera, tan solo tiene un compromiso oficial al año, la fiesta del doce de octubre. Ahora don Felipe y doña Letizia han sorprendido con una decisión que afecta al verano de sus hijas.
Al otro lado del charco
La Casa Real ha emitido un comunicado donde explican que Leonor y Sofía pasarán este mes de julio en un campamento en Estados Unidos: “En el proceso de formación académica y personal de Su Alteza Real la Princesa de Asturias, la Infanta Doña Leonor, y de su hermana Su Alteza Real la Infanta Doña Sofía, Sus Majestades los Reyes han decidido que ambas asistan durante un mes a un campamento de verano infantil en los Estados Unidos de Norteamérica, de donde regresarán a finales del presente mes de julio”.
Estas son las razones de don Felipe y doña Letizia para enviar a sus hijas a miles de kilómetros de distancia: “De esta manera, Sus Majestades los Reyes desean que las Infantas reciban formación complementaria a su escolarización en España en un ambiente de intercambio cultural con niñas y niños de diferentes nacionalidades. El objetivo es el de que dicha estancia les pueda aportar tanto a Doña Leonor como a Doña Sofía nuevos conocimientos y experiencias con actividades acordes con su edad”.
No a los Urdangarín
Se espera que la infanta Cristina y sus hijos recalen en Palma durante el mes de julio. El hecho de que Leonor y Sofía estén en Estados Unidos evita a los Reyes que sus hijas tengan que coincidir con los primos Urdangarín. Las niñas regresarán a Madrid a finales de julio y de ahí partirán hacia Mallorca en compañía de sus padres. Como cada mes de agosto, la Familia Real da el pistoletazo de salida a las vacaciones en Palma.
No está claro si este verano los Reyes podrán disfrutar de unos días de descanso alejados del ojo público. Tras lo sucedido durante la última misa de Pascua, el rifirrafe entre doña Letizia y doña Sofía, la Casa Real ha cambiado los planes y todo indica que don Felipe y su familia tendrán que permanecer más días en la isla balear. Algo que no es el agrado de la Reina pero que tiene que acatar tras el bochornoso incidente.
Solo comida sana
La educación de las infantas Leonor y Sofía ha sido objeto de críticas por la rigidez que conlleva la misma y que muchos achacan a doña Letizia. Se comenta que la Reina es una madre muy estricta. En cuestiones alimenticias, las infantas tienen vetadas las chucherías. Este punto podría haber sido motivo de discusión entre la soberana y su suegra, acostumbrada a obsequiar a sus nietos pequeños con caramelos.
Doña Letizia es contraria a los fritos y el azúcar. De hecho, las infantas tan solo pueden comer huevo y patatas fritas una vez al mes. La Reina es fan incondicional de la comida saludable y este hecho ha obligado a modificar el menú del colegio Los Rosales, donde asisten Leonor y Sofía. La Reina ha conseguido que la verdura que se sirve a los alumnos sea ecológica y también la defenestración de los empanados. Estas modificaciones, aunque sanas, han conllevado un aumento en el precio del comedor, lo que ha hecho que algunos padres pongan el grito en el cielo.
Ser o no ser
Tanto don Felipe como doña Letizia están de acuerdo en resguardar al máximo la infancia de sus hijas. De hecho, el Rey se ha lamentado de la exposición que tuvo siendo niño. A muy temprana edad, empezó a participar en actos y parece que eso no fue de su agrado. Por tanto, tras ser padre, decidió, conjuntamente con doña Letizia, que Leonor y Sofía no tendrían presencia pública hasta llegar a una edad donde pudieran entender el significado de lo que representan.
La decisión de los Reyes ha levantado algunas críticas que se fundamentan en el hecho de que los integrantes de la realeza aprenden los usos y costumbres siendo niños. De otra forma resulta muy difícil poder desempeñarse en los actos. Se trata de sonreír, estrechar manos, escuchar atentamente y departir. Eso sí, siempre con buena cara. No resulta fácil a menos que te lo inculquen desde la más tierna infancia.
La hora del adiós
En cuestiones de carácter, Leonor se parece a su padre. Es tranquila, reflexiva, disciplinada y dócil. Más inquieta y picarona es Sofía, que se convirtió en la favorita de los internautas por su naturalidad durante el documental que se emitió sobre la vida de la Familia Real. Hasta el momento, los caminos de las infantas han discurrido en paralelo. Sin embargo, se va acercando la hora de la separación.
Leonor está llamada a suceder a su padre, por lo que debe formarse en diferentes materias. Algo de lo que está exenta Sofía. Las hermanas se llevan muy bien. El único motivo de roce son las fotos institucionales que protagonizan los Reyes y Leonor. Es ahí cuando Sofía se planta y quiere tener arte y parte. Don Felipe y doña Sofía lo que hacen es posar con ella y la instantánea se guarda en el álbum familiar.