Como viene siendo tradición desde que en España se instauró una monarquía parlamentaria, el jefe de Estado se dirige a la Nación cada 24 de diciembre para hacer balance del año ante los más de 40 millones de españoles. Todos los ojos se dirigen durante unos cuantos minutos al rey Felipe VI, sin ser conscientes de que es la Reina Letizia quien se esconde, realmente, tras las palabras del soberano. Sin su aprobación, no hay discurso que valga. ¿Quieres enterarte de todo y conocer qué papel juega realmente la consorte? Sigue leyendo, te lo contamos todo a continuación.
El discurso más complicado
> No debe ser fácil elegir las palabras adecuadas para resumir un año entero en solo unos pocos minutos. Mucho menos si se trata del jefe de Estado, cuya función principal es defender por igual los intereses de todos los ciudadanos. Su discurso ha de convencer al total de la población, y para ello es de vital importancia que emplee los términos necesarios para no ofender o disgustar a nadie. Por si no fuera poco, los diferentes escándalos que han salpicado a la monarquía estos últimos meses no hacen más que complicar la situación, y el rey Felipe VI va a tener que medir muy bien sus expresiones para estar a la altura. Son muchas las claves que no puede olvidar o pasar por alto, empezando por la polémica de su padre.
Según han publicado algunos medios recientemente, entra en los planes del rey Felipe VI dedicar unas cuantas palabras a los escándalos de corrupción que llevan el nombre del rey Juan Carlos. Resulta paradójico, cuanto menos, que hace unos cuantos años el emérito hiciera lo propio con su yerno, Iñaki Urdangarín. “La justicia en España es igual para todos”, sentenció con contundencia, sin ser consciente de que tiempo después esas mismas palabras jugarían en su contra. Es por ello que se espera que el actual jefe de Estado se desmarque del comportamiento “poco ejemplar” de su predecesor y recalque por activa y por pasiva los valores de transparencia y rectitud que, supuestamente, imperan en Casa Real desde que él está al frente de la institución.
Sin embargo, con toda seguridad serán las crisis sanitarias y económicas provocadas por la pandemia de coronavirus las que ocuparán un lugar central en el discurso del rey Felipe VI. El monarca recordará a los más de 40.000 fallecidos en España a consecuencia de la enfermedad, aunque lo más probable es que evite referirse a una cifra concreta para evitar el debate sobre un supuesto conteo erróneo que señala al Gobierno. De hecho, Moncloa debe aprobar el texto antes de que el jefe de Estado se dirija a la Nación, y de seguro que se habrá eliminado de facto todo término, palabra o expresión que pueda poner en aprietos al ejecutivo de Sánchez. Pero no es este el único filtro que debe pasar el soberano para poder expresarse ante los españoles, sino que su mujer, la reina Letizia, también juega un papel fundamental en este sentido. ¿Quieres conocer más detalles? Sigue leyendo, te lo contamos todo en la página siguiente.
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La reina Letizia y su papel en el discurso del rey
> Antes de llegar a Zarzuela, la actual consorte se labró una brillante como periodista que la llevó a presentar el Informativo de Televisión Española. Se trata de una monarca con muchas tablas ante los medios de comunicación, y sabe como nadie en Casa Real qué actitud debe mostrar ante las cámaras. La apariencia lo es todo en la Corona, así que la reina Letizia ha dado algunos consejos y claves a su marido para que aprenda a manejarse cuando millones de ojos estén puestos encima de él. De hecho, muchos expertos en la materia coinciden en que el lenguaje no verbal del jefe de Estado ha mejorado considerablemente en los últimos años, y algunos atañen esta evolución a la madre de la princesa Leonor y la infanta Sofía.
Además, la reina Letizia también supervisa y corrige el discurso del rey Felipe VI, como haría cualquier esposa a la que su marido pide consejo sobre un asunto en el que ella es experta. A la consorte no se le escapa nada en materia de comunicación y lenguaje, y comparte de buena gana todos sus conocimientos y experiencia con el padre de sus hijas. “Esto mejor ponlo así” o “Esta oración no se entiende muy bien” son algunos de los apuntes que la periodista asturiana señala al jefe de Estado antes de dirigirse a todos los españoles en Nochebuena.
De hecho, se sabe que fue ella quien la animó a dar algunos de sus discursos más recordados, como el que pronuncio enmarcado dentro de la crisis del referéndum ilegal de Cataluña; o el que se emitió pocos días después de decretarse el estado de alarma en España. Ese fue uno de los más complicados para el rey Felipe VI, y según cuentan los periodistas más cercanos a la monarquía, llegó incluso a derramar unas cuantas lágrimas por toda la presión que tenía encima.
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La reina Letizia convenció al rey Felipe
> El 14 de marzo de 2020, el país entero se adentró en un oscuro y desconocido túnel del que todavía no se ha podido salir del todo. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció que se declaraba el estado de alarma en España a consecuencia de la crisis sanitaria del coronavirus, que se extendía imparable a lo largo y ancho de todo el territorio. Fueron muchos los que echaron de menos unas palabras del rey Felipe y la opinión pública empezó a demandar que el jefe de Estado se pronunciara en aquel contexto tan incierto. El problema radicaba en que solo unos días antes se habían descubierto los escándalos de corrupción de su padre, el rey Juan Carlos, y dirigirse a la Nación sin referirse a ese asunto podría ser entendido por muchos como un acto de cobardía. El monarca estaba en una encrucijada, y por lo visto fue su esposa quien lo guio.
“¡La gente está asustada y quiere ver a su rey… quiere que el rey comparta sus preocupaciones! Felipe, tienes que salir a decir algo, están muriendo enfermos, el país está temblando, tienen que saber que estás a su lado, que compartes su sufrimiento… Los reyes de Suecia, Dinamarca, Bélgica, Japón, Holanda están dando muestras de solidaridad con su pueblo. Nosotros, ¿no?”, habría dicho la reina Letizia a su marido, según reveló Pilar Eyre en su columna de Lecturas. Finalmente, el monarca se decidió a pronunciar su discurso, y cuando acabó estalló toda la tensión que había venido acumulando. “Felipe, sobrepasado por las emociones que había vivido en esa semana espantosa, hincó los codos en las rodillas, hundió la cabeza en las manos y se echó a llorar”, cuenta la cronista catalana.