Aunque están demostrando que no están nerviosos, como se suele decir, la procesión va por dentro. Naty Abascal Rafa Medina y Luis Medina están más que acostumbrados a estar mirados con lupa y ser objeto de las críticas tanto positivas como negativas. La modelo tiene grandes artes para salir al paso y crecerse ante la adversidad cuando los problemas llaman a tu puerta. Sabe que no se puede esconder.
A lo largo de su vida, el duque de Feria hizo que sus hijos crecieran con el estigma de la Casa de Medinaceli. Tras los grandes problemas, del duque, Naty y él se separarían. Sus grandes problemas hizo que sus hijos tuvieran una niñez y adolescencia muy complicada y difícil de entender en aquellos momentos: «Una ruptura que por su boom mediático fue muy traumática para todos. A mí me dejó marcado para toda la vida», sentenciaba en Vanity el primogénito de la pareja. Tanto él como su hermano Luis vivieron lejos del nido familiar entre fríos internados y estudiando en Estados Unidos.
Rafael Medina, traumatizado: «A mí me dejó marcado para toda la vida»

Tras su ruptura con el duque de Feria, Naty Abascal, muy inteligente, mandaba a sus hijos lejos, -algo que ellos no entendieron en ese momento- lejos del escándalo y de los paparazzis. «Se esforzó como una negra para sacarnos adelante, aunque era muy dura, muy dura», llegaban a comentar ambos hermanos en esa entrevista. Ella los quería sacar adelante y tenía que trabajar y trabajar, pero es que además, la musa que fue descubierta por Elio Berhanyer a sus 18 años, sabía lo que se venía…
Era mejor, alejar a sus hijos de un entorno salpicado por la corrupción de menores, las idas y venidas de su padre (que fue condenado a 18 años de prisión aunque cumplió 9). Después, la combinación de la fantasía y la realidad, harían que vieran a su padre Rafael Medina Fernández de Córdoba ingresado en un psiquiátrico andaluz tras su enésimo intento de suicidio. También vio cómo era embargado y perdía gran parte de su patrimonio, más de 700.000 euros.
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Los suicidios de Rafa Medina de Córdoba, duque de Feria

Tanto Rafa Medina como Luis han tenido que madurar a duros golpes y ‘entender’ las difíciles conductas de su padre por estar enfermo. A esto además se le unía al duque fallecido, que no llegó a entender que su propia madre, la XVIII duquesa de Medinaceli, Victoria Eugenia Fernández de Córdoba y Fernández de Henestrosa, Mimi, tirara por otro de sus hijos. Esto le precipitó al vacío.
Descendientes directo de Alfonso X El Sabio, el marido de Laura Vecino, estuvo muchos años sin hablarse con su padre, algo de lo que ha confesado arrepentirse. Su hermano Luis sí que estuvo más, no dudaba en visitarle y aprendió a entender su particular visión de la vida. «Se sentía adaptado dentro del centro en el que estaba internado«, llegaba explicar el propio Luis Medina.
Ante la ausencia patriarcal, Antonio Fournier y el sacerdote de la duquesa de Alba, Ignacio Jiménez Sánchez Dalp se convirtieron en sus grandes mentores. Mientras Naty… era una madre dura.
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Naty Abascal, una madre muy dura

Naty Abascal, divorciada ya de un piloto de carreras escocés, no entró con buen pie dentro de la familia de los Medinaceli por esta separación, por ser modelo y por haber protagonizado un Playboy con tan solo un mantón de manila. Era demasiado difícil entender lo que requiere el arte del mundo de la moda. Para la época y para la jet-set suponía un gran escándalo. Pero demostró su profesionalidad como gran maniquí y relaciones públicas. Se puede decir que ha sido una de las mejores relaciones públicas y que quizá lo ha hecho por sus hijos, para que tuvieran un nutrido grupo de contactos en todas las lares y artes.
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Naty Abascal, durísima con sus hijos… «Esto es lo que hay»

Sus hijos han seguido su estela. Pero la amiga de Andy Warhol y Audrey Hepburn entre otros, ha sido muy, pero que muy dura para sus hijos. «Desde pequeños estuvimos solos, el uno con el otro». Había que hacer lo que ella decía: «Esto es lo que hay». Sin embargo, la adoración por su madre es absoluta y los tres han formado un gran trío de ases. Han sabido sobreponerse y pasar como nadie ante escándalos como el que vivieron con el duque de Feria.
Nada mejor que para alejarlos de los comentarios malintencionados de los niños de su colegio Alminar de Sevilla, y de la risas malvadas, que separarles de aquello. Además empezaban los problemas como estudiantes. Así comenzaron su periplo entre los centros más rígidos y estrictos donde se sintieron muy solos. Primero los jesuitas de Villafranca de los Barros en Badajoz. Después Reino Unido, entremedias, los colegios de verano.