Gustavo González se ha convertido, sin lugar a dudas, en el objetivo de todas las cámaras y micrófonos del corazón. El pasado sábado se atrevió a aparecer, por primera vez, sentado junto a María Lapiedra en un plató de televisión. Un gesto que confirma la relación que hay entre los dos.
Pero lo cierto es que detrás de todo el amor y de todo lo que se ha visto entre ellos dos, hay muchas cosas que rodean a la «pareja» que hace que salten todas las alarmas. Y es que, aunque todavía no han oficializado absolutamente nada, esta relación ya comienza con fecha de caducidad.
El bochorno de Gustavo González
El nuevo enamorado de la vida tiene el nombre de Gustavo González. Siempre relacionado con el mundo del corazón, ahora se ha visto de entrevistador a entrevistado. El pasado sábado se pudo ver totalmente entregado a la causa de María Lapiedra, defendiéndola a capa y a espada.
Pero es que, detrás de este amor, se esconden muchos secretos ocultos por la propia María Lapiedra, que condicionan totalmente la duración de la relación de los dos. Aunque todavía no son nada oficialmente, lo cierto es que todo apunta a que las intenciones de los dos pasan precisamente por hacer vida de pareja y por mudarse a vivir juntos.
Gustavo González cuida a su familia
Una de las cosas que más han preocupado en todo momento a Gustavo González ha sido el cuidar todo lo posible a su familia. Tanto a sus hijos como a su todavía mujer, ha intentado mantenerles al margen de todo lo que se ha ido cultivando en torno a María Lapiedra, y, sobre todo, evitar hacer cosas que les duelan.
A pesar de haber sido portada de revista y de haber contado todo acerca de lo sucedido, Gustavo pretende evitar escenas públicas que pudieran molestar o herir a los suyos, viéndolo junto a María Lapiedra. Por eso se mostró tan reticente a darle gestos de cariño frente a las cámaras, o incluso evitó darle un beso.
La verdad de Gustavo
Hay quienes apuntan a que, detrás de Gustavo González y María Lapiedra se esconde todo un gran montaje. Un hecho que les ha servido para salir a la luz, ganar protagonismo y embolsarse jugosas cantidades de dinero en sus cuentas. Pero lo cierto no es eso exactamente, y es que, al menos Gustavo, está tremendamente enamorado de María Lapiedra.
Amigos y compañeros de Gustavo González han confirmado a Cotilleo que él está «cegado por amor». No obstante, ellos no ven con buenos ojos la relación que está manteniendo Gustavo. No por él, porque tienen claro sus sentimientos, sino por la otra parte, y es que algo está intentando ocultar María Lapiedra.
¿María Lapiedra no ama a Gustavo González?
Con esta rotundidad podemos decir que no es amor lo que parece que se cuece dentro de la pareja. Es cierto que Gustavo sí que está «ciego de amor» por María Lapiedra. Sin embargo, ella no siente lo mismo por Gustavo. Fuentes cercanas a Gustavo confirman esto, y de hecho, ellos mismos aseguran estar aconsejando a González que se aleje lo máximo posible de María.
Una postura que sus compañeros subrayan con la que intentan agitar a Gustavo para que despierte de su letargo. De hecho, hasta tal punto lo tienen claro en su entorno, que están diciéndole que los verdaderos planes de María Lapiedra pasan por utilizar a Gustavo.
María Lapiedra quiere (por dinero) a Gustavo González
La verdad detrás de todo esto reside en los cachés que Lapiedra se está embolsando. Todo esto le está beneficiando enormemente, y lo que busca y pretende es sacarle todo el rédito económico posible. Ya ha dicho en más de una ocasión que ella va a ir a ‘Supervivientes 2018’, algo que hace que parte del objetivo lo tenga medio cumplido.
Sin embargo, otro que está interesado en alargar toda esta historia también es Mark Hamilton. El marido de María Lapiedra está haciendo todo lo posible para que el «sufrimiento» público se alargue todo lo que se pueda y que así continúe asistiendo a los platós de televisión. De hecho, él no es más que otra pieza dentro del enorme puzle económico que han creado.
María Lapiedra, la mano que mece la cartera
Quién se sitúa detrás de todo esto, en la cúspide de la pirámide, es María Lapiedra. Ella, que de tonta no tiene ni un pelo, ha sabido organizar y orquestar toda la situación para que todo le esté saliendo redondo. De hecho, ella está aprovechándose de su situación de influencia sobre Gustavo González para que baile a su alrededor, totalmente cegado y sin poder ver lo que está maquinándose sobre él, y con Mark Hamilton en el otro lugar, esperando las indicaciones de María para seguir haciendo caja.
Una estrategia comercial que pasa por alargar la historia todo lo posible y conseguir, cueste lo cueste, seguir en el candelero. Todo ello pasa, sin lugar a dudas, por una única cosa: y es que Gustavo González siga cegado. En el momento en el que despierte de su letargo amoroso, será capaz de ver todo lo que se ha maquinado en torno a su figura y podrá parar toda esta máquina de hacer dinero que ha arrancado María Lapiedra.
La estrategia de María
Algo que estaría pretendiendo negociar María sería lograr que el trío acabara pasando la primavera en Honduras. Así, no solo se aseguraría el estar ella, sino que, con los tres en la aventura, seguramente la expectación y el morbo por verles desenvolverse juntos en tan pocos metros cuadrados, provoque que no se queden hasta la final.
Y es que la historia que han formado los tres es tan grande (gracias a María) que podría dar para mucho. Ahora con solo pensar en las idas y venidas amorosas de los tres, podrían tener, si se organizan, para todo el año. Ahora María deja a Gustavo, habla Mark al respecto, todos pasan por caja. Luego María vuelve con Mark, se repite la historia. María vuelve a dejar a Mark; y así eternamente.
El volante de María, la gasolina de Gustavo
Este coche de hacer dinero está controlado por María Lapiedra, que es quién está al volante, pero sin lugar a dudas, el combustible para que todo esto funcione lo echa Gustavo González. Él está rellenando constantemente, sin darse cuenta y embelesado por la belleza de María, el depósito del carburante del coche.
Mientras, en la parte de atrás, viaja Mark Hamilton, esperando a la orden de María para asomar la cabeza por la ventanilla. Un símil automovilístico que explicaría perfectamente la estrategia que María Lapiedra ha seguido. Para que todo se acabe, solo queda que Gustavo escuche los consejos que le dan los suyos y pueda, de esta manera, parar el carro del dinero de María Lapiedra.