Isabel Preysler es una mujer que siempre ha sentido especial predilección en seguir los dictámenes de su corazón. Enamoradiza al máximo, durante los últimos años está viviendo un amor maduro al lado de su premio Nobel particular, Mario Vargas Llosa. Tal y como todos sabemos, antes de iniciar su relación con el peruano, Isabel Preysler estuvo casada con el exministro Miguel Boyer, hasta su muerte.
Desde el fallecimiento de Boyer en 2014 se encuentra esperando una herencia que no termina de estar del todo clara. La reina de corazones tiene mucho amor para dar, pero siempre esperando esa recompensa en forma de compensación económica. Una viuda que todavía no ha cerrado una de las puertas más polémicas de este país, la herencia del hombre con el que estuvo casada más de 25 años.
Miguel Boyer, un hombre que sabía de leyes
Migue Boyer sabía que el tema de su testamento era algo que podía enfrentar a su familia. Tenía tres hijos. Dos de su primera esposa, la ginecóloga Elena Arnedo, y una hija con Isabel Preysler, Ana, la pequeña del clan. Su herencia, según el código, tiene un período máximo de cinco años desde su muerte para resolverse con un acuerdo entre todas las partes.
Aquí nos encontramos con un desacuerdo evidente que a día de hoy sigue abierto. Por un lado, Laura y Miguel Boyer, los dos primeros hijos del exministro, por el otro, Ana Boyer e Isabel Preysler. Dos bandos que parece no encuentran la forma de salir bien parados con una herencia millonaria en juego, que incluye dinero y por supuesto, propiedades.
Tres partes iguales
Las tres partes iguales del patrimonio familiar deberían ser para sus tres herederos legítimos, Miguel, Laura y Ana. Aquí la figura de la viuda Isabel quedaba un poco difuminada. No obstante, no quedó para nada mal parada. La legítima es lo que corresponde por ley y debe ser igual para todos.
El tercio de mejora que se suma a está legitima también debe ser igual para todos. Puede también recaer en sus nietos, para que sean estos los que disfruten de la herencia. Siempre y cuando sus respectivos padres cedan los derechos adquiridos. De momento no se ha producido esta acción.
Christian Boyer es el albacea
Para salvaguardar la correcta aplicación de su testamento. Miguel Boyer decidió incluir la figura del albacea. Este papel recae directamente en su hermano Christian. Fue escogido por su seriedad y profesionalidad, además de tener una relación muy estrecha con el fallecido. Conocía perfectamente todos sus deseos más profundos.
Christian además era muy buen amigo de Isabel. La filipina y su cuñado mantenían una relación excelente, tan estrecha que es precisamente una de las críticas de los hijos de Miguel. Acusan a su tío de no ser todo lo imparcial que debería y de no hacerles el caso que merecen.
La administración tampoco tiene noticias
Durante estos años, las cuatro personas que deben quedarse con el patrimonio de Boyer tampoco han pagado los impuestos correspondientes. La Agencia Tributaria reclamó a los herederos presentar la documentación particional de la herencia y proceder al pago de los impuestos el verano de 2017.
Como todavía no están de acuerdo, parece que estos impuestos tendrán que esperar. En el momento en el que se realice la partición con el beneplácito de todos, tendrán que satisfacer estas tasas. En el testamento ya estaba presente la demora de hasta cinco años para que ninguno tuviera problemas con el fisco.
Isabel Preysler y la legítima
A Isabel Preysler, en calidad de viuda, le corresponde (como mínimo) el usufructo del tercio de la mejora. Es decir, vive y recibe unos ingresos que en realidad son para sus hijos. Eso sucederá siempre que ella alegue que lo necesite o hasta su fallecimiento. En el momento que esto ocurra deberá ser repartido entre ellos.
En el registro de la propiedad, uno de los elementos más importantes del patrimonio Boyer, ‘Villa Meona’, tiene una única dueña. Isabel Preysler consta como ama y señora de la casa a través de una compraventa realizada el 7 de junio de 1988. Una de las jugadas maestras de la filipina cuando estaba casada con el exministro.
Deben dinero a Isabel Preysler
Algunos medios como ‘LOC’ hablan directamente de una herencia envenenada. Miguel Boyer puso en vida gran parte de su patrimonio a nombre de su mujer. Era una manera de evitar hacer público su patrimonio cuando estaba en política. Nada de valor quedaba ya, solo algunas deudas e impuestos que deberán liquidar.’
Miguel recibió tres coches y libros de una biblioteca. Laura, una escultura de Mariano Benlliure de su abuelo ha heredado. Mientras que Isabel parece que tendrá en su haber un cuadro de Fernando Álvarez Sotomayor que representa a su querida suegra, la madre de Boyer. Más allá de aquí, no se conoce aceptación alguna de la herencia.
Mientras disfruta de su propio premio Nobel
Mientras Isabel Preysler lucha con uñas y dientes por solucionar esos aspectos financieros, su premio Nobel lo pasa mucho mejor. Mario Vargas Llosa es uno de los octogenarios más activos de este planeta. Está a punto de publicar su última novela ‘La llamada de la tribu’. Su nombre le hace cobrar a de la editorial un adelanto de 750.000 euros.
Por ese dinero, Vargas Llosa deberá viajar por todo el mundo a presentar su esperada novela. No sabemos si Isabel estará entonces libre para acompañarle por el mundo. España y América Latina son sus principados mercados potenciales en los que las promociones serán una constante.
No se espera boda en 2018
La ajetreada agenda del premio Nobel es una de las causas que hacen pensar que no será el año de la boda de Isabel. La cuarta de la filipina y forma de asegurarse una pequeña parte del patrimonio de su marido. Con la legítima, la viuda recibe por obligación una compensación sustanciosa.
Los hijos de Vargas Llosa están en pie de guerra con la filipina. No quieren que se repita la misma historia que con el exministro. Muchos años de conflictos y una mujer que no está dispuesta a renunciar a nada por lo que considera justo. Isabel es una mujer muy inteligente, puede tener un Nobel en relaciones matrimoniales con grandes beneficios.