Loli Pozo, es el nombre de la quiosquera, ex amiga de Isabel Pantoja que dejó una jugosa cantidad de dinero a la tonadillera pero que nunca le devolvió. Nunca ha querido hablar ante las cámaras, si alguna vez lo ha hecho, ha sido por teléfono y sin dar ningún dato comprometedor. Tras la demanda interpuesta a la cantante por la no devolución del préstamo habla alto y claro para los micrófonos de El Programa de Ana Rosa a cara descubierta, pues ya no se esconde y quiere recuperar lo que es suyo, te contamos todo su testimonio a continuación.
Loli prestó a Isabel 86.000 euros pero solo le devolvió 10.000

> Paloma García Pelayo ha conseguido hablar en exclusiva para El Programa de Ana Rosa con Loli Pozo, la quiosquera a la que Isabel Pantoja debe un total de 76.000 euros tras prestarle 86.000 y devolverle tan solo 10.000. Desesperada por recuperar la inmensa cantidad de dinero que ya podría haberle devuelto, decide recurrir a la justicia para conseguirlo y salir ante las cámaras para que su calvario termine de una vez por todas, pues la cantante de coplas ya ni siquiera le coge el teléfono. Un dinero que ha conseguido con el sudor de su frente, trabajando de sol a sol, durante años al cargo de un quiosco de pueblo y que del que hoy en día no ve el beneficio.
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«Lo necesitaba antes de entrar a la cárcel»

> «Eran 86.000, la llamé porque lo necesitaba y me devolvió 10.000 euros pero ya no más, va a hacer 7 u 8 años que lo pidió porque lo necesitaba antes de entrar a la casa grande, la cárcel. Pensé que era una ayuda muy importante, yo no le podía decir que no», cuenta Loli con una cara larga hasta los pies, se siente engañada. Pensó que esa cantidad sería suficiente para que su amiga, a pesar de los errores cometidos, no entrara en una de sus peores pesadillas, la prisión de Alcalá de Guadaira.
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«Voy a por todas, que Dios reparta suerte»

> Loli tiene todo bien atado, quiso resolver su problema por las buenas, pero Isabel Pantoja no dio señales, es por ello por lo que ahora denuncia y reclama los 76.000 euros que aun le debe. «Tengo todo, los números de los bancos a donde ingresé ese dinero, lo tiene mi abogado. Voy a por todas, no ha querido acto de conciliación, no se ha presentado. Lo que tiene que hacer es darme lo mío que me hace falta. Que Dios reparta suerte», ha zanjado muy seria.
Esta mujer que alcanza los 82 años tiene problemas de movilidad que imposibilitan su vida diaria, por lo que precisa de un dinero extra que ya no tiene. ¿Sabe Isabel Pantoja de sus dolencias? «Yo creo que lo sabe, lo que pasa que no se quiere enterar».
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«Del cambio que ha dado no la reconozco»

> Tal y como ya desvelaron Isa Pantoja e Irene Rosales en directo, Loli siempre ha sido una más en la familia, e incluso siguen manteniendo, hoy día contacto con ella. «Ha sido una amistad muy sana, muy bonita, de muchos años. Del cambio que ha dado no la reconozco. Lo que me duele es que no existo para nada, sin un por qué, ni un motivo, después de todo eso, que no te haga ni una llamada para preguntar Loli cómo estás», arremete la que fuera su amiga, cuya confidente, ya no sabe quién es.
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El poco agradecimiento de Isabel Pantoja que más duele a Loli

> Desde que murió su hermano, no habla con ella, fue únicamente para darle el pésame y no han vuelto a mantener relación. «Dos palabras, nada más y hasta hoy». Loli, no le ha guardado rencor pese a eso, pues fue a visitar a la madre de la Pantoja, Doña Ana, al hospital, donde estaba ingresada hace unos dos años aunque se fue con muy mal sabor de boca de dicho lugar. «Entré y es como si hubiera entrado el demonio. Le noté que se le cambió la cara, no estuvo ni cinco minutos allí conmigo y llevaba dos años sin verla no la he visto más».
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«El desengaño y dolor más grande que yo he podido tener en la vida»

> Nunca pensó que Isabel, su gran amiga, pudiera traicionar su confianza de esta manera. Loli es rotunda: «El desengaño y dolor más grande que yo he podido tener en la vida. He llorado mucho«, así califica lo que la tonadillera le ha hecho sin motivo alguno tal y como confirma a Paloma García Pelayo en directo.
















































































