Quizás cansada del trato recibido, Anabel Pantoja decidió dejar ‘Sálvame‘ el pasado mes y a estas alturas no se sabe quién está echando más de menos al otro, si la sobrina de la tonadillera al programa o éste a ella. Y es que quizás fuera una de las colaboradoras que más adeptos tenía, ya fuera por su simpatía o porque se atrevía con todo lo que la pidieran. Claro está que la tarifa que percibía por ello también merecía la pena un esfuerzo en este sentido, ya que la mayoría de españoles harían el doble si fuera preciso a cambio de todos esos euros al final de mes.
El por qué del adiós de Anabel Pantoja de Sálvame

El caso es que Anabel Pantoja dijo adiós a ‘Sálvame’ porque quizás ya no pudiera con la presión mediática. La colaboradora decidió tomar un nuevo rumbo en su vida para centrarse en sus nuevos proyectos como influencer, entre los que destaca su nueva línea de joyas con la firma Lueli, para la que ya ha presentado su nueva colección. Según algunos medios, Anabel se habría sentido «ninguneada» por el espacio de Telecinco, sobre todo en los últimos tiempos, por mucho que éste le dedicase su propio documental el pasado mes de julio e incluso retransmitiera en directo su boda con Omar Sánchez en la isla de La Graciosa. La sevillana parece que no ha podido pasar por alto los intentos de boicot previos a la celebración del enlace, ni pequeños detalles, o no tan pequeños, como fue el sacar a la luz la relación que mantiene con su padre, Bernardo Pantoja, ni, por supuesto, que se cuestionase la fidelidad de su recién estrenado marido los días siguientes a su boda.
Su peso como ‘influencer’

Anabel Pantoja no necesita de ‘Sálvame‘ para poder incrementar cada mes su cuenta bancaria ya que se ha convertido en una de las ‘influencers’ con mayor rentabilidad para las marcas, hasta el punto de que le han llegado a ofrecer 4.000 euros por una campaña de un juguete sexual, que acabó rechazando. Además, hace unos meses alguien de su entorno desveló que la sevillana había dejado de ganar 30.000 euros de campañas con las que no se sentía identificada. Anabel se embolsa cerca de 2.000 euros -a veces puede ser incluso más dinero dependiendo del acuerdo con la marca- por cada post en su red social en el que publicite una marca conocida. Foto con esta camiseta o con esta pulsera o gafa, ingreso directo. Y esa cantidad se eleva considerablemente cuando se trata de subir un vídeo con publicidad, ya que en esos casos se embolsa cerca de 21.000 euros. A pesar de todo su perfil en Instagram tanto solo «bueno» y no excelente. ¿El motivo? Su actitud relativamente pasiva en la red. Es decir, tan solo se limita a subir la foto y no interactúa con sus seguidores más allá de para aclarar «cosas negativas», como su celulitis.
La celulitis de Anabel Pantoja

Y es la naturalidad con la que Anabel Pantoja muestra su cuerpo, presumiendo de curvas sin importarle el que dirán, la que más adeptos le produce. A la colaboradora de ‘Sálvame‘ ni tan siquiera le importó defender su celulitis, por dos fotos que ella misma subió a su Instagram, recibiendo por ello incluso tanto grandes elogios como fuertes críticas en las redes sociales. Los hubo incluso que relacionaron las fotografías con su salud, por esos kilitos de más: «Te va a dar algo, tienes que cuidarte por salid, porque no es sano Anabel ese sobrepeso, es que cada día ganas más peso. Piénsalo que eres muy guapa, pero los kilos de más no son buenos para nadie”.
El dinero que ha perdido

En el plató de ‘Sálvame‘, Anabel Pantoja siempre ha intentado mantenerse al margen de la guerra entre Kiko Rivera e Isabel Pantoja, pero el drama entre ambos se trató todo lo que se pudo, y más, en el espacio. Quizás por eso llegó un día en el que la sevillana estalló por las continuas preguntas sobre los conflictos entre su tía y su primo y desveló la cantidad que cobraba por cada intervención en el programa. Primero empezó aclarando un poco lo estipulado en su acuerdo con Mediaset: «No está estipulado en ningún contrato que yo tenga la obligación de entrar. No voy a entrar en una guerra entre madre e hijo porque después la perjudicada soy yo», para, a continuación, puntualizar que «y por 600 euros no merece la pena. No me compensa. Me importa más mi familia». Es decir, que a unas dos intervenciones semanales que tenía en el espacio, saldría a unos 5.400 euros al mes, un salario al alcance de muy pocos.