La receta de costillas a la miel es una de esas que está pensada para aquellas personas que no tienen apenas tiempo que dedicar a la cocina, es decir sencilla y a la vez rica y sabrosa para incluso que, después de ver el resultado, se animen a pasar más tiempo en ella. Eso sí, para que se de este último detalle, que todo quede perfecto, si el ‘chef’ se lo puede permitir lo ideal es dejar macerar la carne durante varias horas en la salsa de miel, e incluso dejarla de un día para otro. Si se opta por ello y hace calor en la cocina, lo mejor es ponerla dentro de un cuenco tapado con film, meterla en la nevera, y sacarla cada una o dos horas para removerla y que los distintos ingredientes que conforman el adobo penetren por toda la carne.
La miel perfecta para las costillas

Para que estas costillas queden perfectas lo mejor, si se puede, es hacerlas con una buena miel de romero, porque el resultado será doblemente espectacular. Y es que entre las propiedades de ésta destaca el que mejora la digestión, protege la mucosa intestinal y estomacal, con lo que alivia y facilita las digestiones difíciles y pesadas, así como los gases y la acidez. También, es un antiséptico natural, estimula y depura el hígado, es beneficiosa para la mente y hasta regula la menstruación desordenada. Del mismo modo, si se tiene la oportunidad de hacer uso de hierbas frescas, no hay que dudarlo porque el sabor y aroma que transmiten a los alimentos es muy superior al que se consigue con las hierbas aromáticas secas.
Ingredientes para las costillas

La receta de costillas a la miel no requiere tampoco mucho tiempo a la hora de buscar los ingredientes. Para hacer el plato para dos personas bastaría con medio kilo de costillas de cerdo, dos zanahorias, tres patatas, 100 gramos de miel, tres dientes de ajo, cuatro cucharadas de aceite de oliva, la sal que estimemos, pimienta negra al gusto, una cucharada grande de salsa de soja, 50 gramos de vino blanco, 50 cl. de agua y una cucharada pequeña de orégano.
Primeros pasos

Con todo listo para empezar nuestras costillas a la miel, el primer paso sería pelar los dientes de ajo y reservarlos. Con la ayuda de un pelador, se retira la piel a las patatas y se cortan en tacos grandes, para reservarlas también. Siguiendo con las preparaciones, se pelan también las zanahorias y se cortan en trozos de un tamaño aproximado al de las patatas, de este modo, la cocción de ambos ingredientes se llevará a cabo de manera uniforme. Después se ponen en el mortero los ajos, el orégano, la pimienta molida y la sal y, con la ayuda de la maza, se machacan todos los ingredientes hasta dejarlos lo más fino que podamos.
Cómo cortar las costillas

Ya por la mitad de la receta de costillas a la miel, se vierte en el mortero el vino blanco, el agua, la salsa de soja y la miel, y se mezcla todo bien con la ayuda de unas varillas. En este punto empezamos con la tira de costillas, que hay que cortar en varios trozos de modo que quepan en la fuente para horno. Se pone éste a calentar a 180º C y se echa un poco de aceite de oliva en la base de la fuente, donde se colocará encima los trozos de carne. Con la ayuda de una cuchara, se reparte un poco de la salsa de miel sobre la carne y con un brocha de cocina se pincela la carne por todos lados.
Finalización de la receta

A pocos pasos de finalizar nuestras costillas a la miel, se reparten las patatas y las zanahorias, sin que tapen la carne, y se pone un poco más de salsa sobre las verduras. Después de tapa la fuente con un trozo de papel de aluminio, se lleva al horno y se hornea a una temperatura de 180º C, durante 1 hora. Pasado el tiempo programado, se retira la fuente, se quita el papel de aluminio, se riega la carne con los jugos y se vuelve a meter al horno (sin el papel). Ya en él se horneamos durante 30 minutos más o hasta que la carne se dore, pero teniendo en cuenta que cada 10 minutos hay que sacar la fuente del horno y regar la carne con los jugos, de este modo obtendremos un bonito dorado. Una vez que la carne esté lista, se saca la fuente del horno y se sirve de inmediato.