Tiene en su mano el mando de todo un país y con solo chasquear los dedos puede hacer con casi todo lo que desea. Sin embargo, la reina Letizia no atraviesa por su mejor momento y en su rostro se ha instalado la mustia expresión que obedece a la tristeza y que no puede arreglarse a golpe de bisturí. Las desgracias han pasado factura a la consorte y se reflejan en su cara. ¿Quieres saber qué le ha pasado? Sigue leyendo, te lo contamos todo a continuación.
La reina (im)perfecta
> Letizia se convirtió en una más de la realeza desde que se dio el ‘sí, quiero’ con el entonces príncipe de Asturias aquel lluvioso 22 de mayo de 2004. A partir de ese mismo momento tuvo que enfrentarse a críticas feroces de los sectores más monárquicos, que no veían adecuado que una plebeya ostentase el título de reina consorte de España. De Ortiz se ha dicho de todo, que si es altiva, déspota, fría, prepotente, que si se casó con don Felipe por mero interés… El caso es que, paradójicamente, uno de los miembros de la familia real que menos polémicas y escándalos ha protagonizado, ha sido el que más ha recibido ante la opinión pública. Letizia, una reina perfecta para unos, muy cuestionada por otros tantos.
Parca en palabras, son muchos los que ven en su forma de moverse, de gesticular, e incluso en su mirada una manera de comunicarse con el mundo. Como reina, no puede decir literalmente que está harta de la Corona, pero una aparentemente inofensiva mueca fuera de lugar da pie a todo tipo de especulaciones y se le asigna un supuesto mensaje que, curiosamente, no la suele dejar en muy buen lugar. Tiene una capacidad tan admirable como inquietante de expresar un mundo solo con sus ojos, y en esta última ocasión nos han revelado que está más triste que nunca… ¿Qué le pasa a la reina Letizia? Te lo contamos todo en la página siguiente.
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«Letizia está triste, anda cabizbaja»
> Lo cierto es que han sido meses especialmente duros para la familia real. Los escándalos del rey Juan Carlos han manchado la imagen de la Corona como nunca antes había ocurrido y han puesto en entredicho la continuidad de esta institución que cada día que pasa está más y más cuestionada. Para colmo, la crisis sanitaria del coronavirus tampoco ha hecho un favor a la monarquía, puesto que buena parte de la población ha echado en falta un gesto práctico en la lucha contra la pandemia. «¿Dónde están cuando se les necesita?», se preguntaban muchos sobre Letizia, Felipe y compañía. Todas estas polémicas han pasado factura a la reina, cansada de que su duro trabajo no se tenga en cuenta y de pagar los platos rotos de un suegro al que nunca ha soportado.
«Parece triste», advierten desde la revista ¡Hola!, y lo cierto es que no se equivocan. Ni siquiera la mascarilla puede disimular sus ojos caídos, su rostro agotado por todo lo que ha pasado -y lo que queda por llegar-. «La soberana anda cabizbaja, con gesto serio e introspectivo», mantienen desde el semanario citado anteriormente. No es para menos, porque las batallas que Letizia tiene que combatir no la esperan solo fuera de Zarzuela, sino que en su hogar también ha de hacer frente a varios conflictos familiares que le quitan el sueño. Va a necesitar mucho ácido hialurónico para tapar las ojeras…
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Los frentes de la reina Letizia en Zarzuela
> Por todos es sabido que la relación de la monarca con buena parte de su familia política nunca ha sido buena. El clasismo que impera entre los Borbones -del que parece que don Felipe se libró- no les permitía aceptar en su clan de sangre azul a una plebeya periodista de clase obrera que se habría proclamado republicana en varias ocasiones. Estas diferencias ocasionaron ciertos conflictos y tensiones que se arrastran hasta el día de hoy. Los escándalos del rey Juan Carlos ha sido el pretexto perfecto para que Letizia convenciera a su marido de poner tierra de por medio con sus padres y hermanas, en un intento de alejar a lo que ella considera manzanas podridas de su impoluto árbol.
Fuentes cercanas a Casa Real comentan que don Felipe no aceptó de buena gana, puesto que, al fin y al cabo, no dejan de ser su familia. «Para ti es fácil decirlo, ¡pero es mi padre!», habría clamado ante Letizia, tal y como señaló Pilar Eyre en su columna de Lecturas. Al rey no le sentó nada bien que su esposa le pusiera en esa tesitura, y desde entonces las cosas no van muy bien entre ellos. Crisis política, económica, social y marital; un cóctel desastroso que a puesto a prueba hasta límites inimaginables a nuestro jefe de Estado y a su consorte.