Kate Middleton es una plebeya que se convirtió en princesa de la noche a la mañana. En el caso de la joven inglesa pasó a formar parte de una de las monarquías más antiguas y estrictas de Europa.
La reina de Inglaterra tierra poder absoluto, es una mujer que batirá todos los records de reinado y está dispuesta a seguir dando guerra. Te presentamos el extraño protocolo al que tuvo que adaptarte sí o sí Kate Middleton.
Código de vestimenta y maquillaje
La mujer del heredero al trono no puede llevar nada excesivamente llamativo. En cuanto a la manicura, debe llevar un tono natural o directamente no pintárselas. Su presupuesto de 41.000 libras en maquillaje lo debe invertir básicamente, en pintalabios de color rosa o colores neutros que no llamen demasiado la atención.
Nada de vestidos por encima de la rodilla, ni escotes pronunciados. Una norma que es inquebrantable para ella y toda su familia, que también está sometida a este código. Su hijo, el príncipe George, debe ir en pantalón corto siempre, incluso en los fríos inviernos de Londres. Es el único niño que va con la pierna al aire.
La reina es casi sagrada
La abuela de su marido y actual reina, tiene un poder absoluto que no se debe quebrantar frente a cualquier situación. Es una persona que fomenta esa aura de realeza. En cualquier acto y en privado no se puede tocar, ni saludarla, solo ella escoge el momento del saludo.
En una cena o comida, si la reina ha terminado de comer, todos los platos se retiran. Tengan o no más hambre no van a poder seguir comiendo. Es una norma que le otorga plenos poderes y que hace que todas las personas que visiten el palacio estén más pendientes del apetito de la reina que de su propio plato.
No a la política
Aunque tiene edad y capacidades para poder votar, cuando Kate entró a formar parte de la casa real, prometió que jamás ejercería su derecho. Es una forma de mantener al margen la institución de la monarquía del resto de sucesos que afecten el país. La neutralidad es total y absoluta.
Ningún miembro puede ni siquiera hablar de política, al menos públicamente. Este hecho les hace permanecer en un segundo plano, cuando hay algún tipo de suceso importante. Una forma de tener claro su papel lejos de la política. Mientras tengan su presupuesto y forma de vida, no van a implicarse.
No puede jugar al Monopoly
Una de las normas y condiciones más extrañas a las que una futura heredera debe adaptarse. El príncipe Andrés, fue el encargado de incluir esta norma en la lista que debía cumplir Kate Middelton, no sabemos si era una fan de este juego y le ocasiono una perdida terrible. Mientras esté casada con su marido no podrá jugar.
Dicen que el príncipe dijo que era un juego destinado a fomentar el capital a escala tercermundista y era altamente perjudicial para la salud. Lo tachó de vicio inaceptable y corrupto. No sabemos en qué versión jugó su alteza, pero seguro que no era la versión convención del Monopoly.
Sin pescado ni marisco
La casa real Inglesa dispone de sus propios cocineros que son los encargados de asegurarse que sus miembros estén perfectamente alimentados. Eso significa que la misma reina puede determinar los platos que su familia consume. En los palacios ingleses no se puede comer ni pescado ni marisco, por miedo a cualquier intoxicación.
Tampoco se consume la carne demasiado cruda o se bebe agua del grifo. Con estas medidas se cuida la salud de los miembros de la casa real. Teniendo en cuenta que la reina madre vivió sus años y la actual, va por el camino de llegar a los 100 al igual que su marido. Puede que sea una gran idea.
No viajar en el mismo avión
Las medidas de seguridad que envuelven a una de las monarquías más antiguas de Europa deben ser enormes. En el caso de esta familia para evitar desgracias que dejarán el trono vacío o en manos de un heredero que puede que no cumpliera las expectativas, no pueden viajar en el mismo avión.
Eso significa que hijos y padres no pueden viajar en el mismo avión aunque vayan al mismo destino. Era una norma muy estricta hasta que Kate y Guillermo decidieron romperla por el bien de sus hijos. No entendían como unos bebés debían ir en viajes de más de 10 horas separados de sus padres.
No trabajar nunca más
Esta es una de las mejores normas que debió firmar Kate Middleton. La reina le obligó a poner por escrito que nunca más trabajaría. No es que le haga falta madrugar o compaginar su vida profesional y familiar, pero un día podría haber tenido un lapsus. Si quiere independencia la debe buscar en otras facetas.
Mientras sea esposa de príncipe tendrá que dedicarse a las tareas de su cargo. Tiene una agenda de actos oficiales que debe cumplir a la perfección y dedicarse a actos benéficos. Una vida nada mala, si tenemos en cuenta que estudió historia del arte y trabajaba en una tienda de ropa. Fue un cambio de situación profesional muy aceptable.