La boda del duque de Huéscar en Sevilla ha hecho que la Casa de Alba vuelva a reinar en los ecos de sociedad. El enlace de Fernando Fitz-James Stuart y Sofía Palazuelo ha sido ampliamente recogido por los medios. Esta historia de felicidad tiene una parte trágica que los Alba guardan celosamente. ¿La protagonista? La madre del novio, Matilde Solís.
Una vida de telenovela
Matilde Solís-Beaumont estaba destinada a brillar en sociedad. Nació en el seno del matrimonio de los marqueses de la Motilla, fue la décima hija. Sus padres estaban íntimamente ligados al Opus Dei, por tanto, la educación de Mati y sus hermanos fue estricta y marcada por la religiosidad. Tanto límite acabó haciendo mella en ella, que se desmoronó antes de contraer matrimonio con el primogénito de la duquesa de Alba.
Quienes conocieron a Matilde en su infancia y adolescencia la recuerdan como una persona de gran sensibilidad. Era alegre y estudiosa. Uno de sus pasatiempos favoritos, la lectura. También le tiraba el deporte, natación y equitación eran sus preferidos. Su sensibilidad quedó plasmada en su amor por el arte. Empezó a estudiar a Historia y Geografía pero no llegó a acabar la carrera.
Abusada en la consulta del psiquiatra
Los marqueses de la Motilla no se dieron cuenta de que su décima hija iba cuesta abajo. Mati tenía 22 años cuando acudió por primera vez a la consulta de un psiquiatra sevillano al que acabó denunciando públicamente muchos años después. La ex mujer del duque de Alba explicó así la terrible experiencia:
“Llegué a su consulta con 22 o 23 años. Metida en una fuerte depresión, vulnerable, maleable. Con los límites de lo moral borrosos y otros problemas añadidos que él ignoró. Me aferré a Javier Criado como a un clavo ardiendo. Aquella relación indefinible se prolongó en el tiempo. Me casé y se convirtió en una especie de amistad. Javier Criado abusó de una persona enferma, desesperada, a lo largo de los años. No prestando ayuda, ignorando problemas, manipulando como solo lo puede hacer un buen conocedor de los resortes de la mente, que es lo que no podemos negarle”.
Una boda de cuento de hadas
Mati parecía feliz cuando se anunció su compromiso matrimonial con el hijo de la duquesa de Alba. Ella tenía 25 años y Carlos Fitz-James Stuart cuarenta. Cayetana estaba exultante de alegría. Su primogénito ponía fin a la soltería con una mujer que reunía todas las condiciones para entrar a formar parte de la Casa de Alba. De Matilde le encantaba su religiosidad, que no tuviera pasado y el hecho de que estuviera tan ligada a Sevilla.
El enlace de Carlos y Mati fue de los que hacen época con un punto de cuento de hadas. La novia estaba profundamente enamorada. Creía haber encontrado a su príncipe azul, a quien había imaginado como un hombre cariñoso, protector y que la salvaría de las garras de su captor, el psiquiatra malvado. Sin embargo, sus fantasías no se vieron cumplidas en la realidad.
Un terrible episodio
Al regreso de la luna de miel, Carlos y Matilde se instalaron en el Palacio de Liria. Se dijo que ella no logró acostumbrarse al lugar por su rigidez. El problema real fue que se sentía sola. Su marido viajaba con frecuencia por motivos de trabajo y ella no tenía apenas a quien recurrir cuando la melancolía le ganaba la partida. Su círculo familiar y de amigos estaba en Sevilla. Creyó la nuera de la duquesa de Alba que viviendo de forma independiente a su familia política las cosas se arreglarían.
No fue así, Matilde Solís cada vez estaba más triste, malhumorada y acabó encerrándose en sí misma. En 1999, la nuera de la duquesa de Alba sufrió un grave accidente con una escopeta en su casa de Montepríncipe. Estaba sola cuando un disparo le atravesó el pecho. Su marido se encontraba de viaje. Los guardeses de la finca se encargaron de avisar a la ambulancia. Se temió por su vida.
Intento de suicidio en la Casa de Alba
La revista Diez Minutos publicó un amplio reportaje que arrojó luz al extraño suceso sobre el que la Casa de Alba no quiso proporcionar información: “El intento de suicidio de Matilde Solís. Toda la verdad confirmada por las fuentes de la investigación.” Muchos años después, la protagonista de la historia hablaría así sobre este trágico episodio: “Javier Criado Fernández (el psiquiatra al que denunció públicamente por abusos sexuales) me llamó por teléfono pocos días antes de mi intento de suicidio. Hizo mención a tres temas en concreto que desencadenaron en mi cabeza absoluta desesperación”.
Matilde Solís perdió el bazo y pasó un tiempo ingresada. A su salida del hospital, su marido la acompañaba. Se mostró cariñoso cogiéndole la mano pero ella ya había tomado una determinación, divorciarse. Nada pudo hacer Carlos Fitz-James Stuart para convencerla de que siguieran juntos.
No hubo segunda oportunidad
El hijo de la duquesa de Alba estaba convencido de que podría recuperar a su mujer. Pensó que cambiaría de opinión tras un tiempo en soledad en el que podría meditar y poner sus ideas en orden. De hecho, Carlos no perdió el contacto con Mati. Se preocupaba de gestionar sus asuntos económicos, es poseedora de una gran fortuna, y estaba muy presente dado que ambos tienen dos hijos en común, Fernando y Carlos.
En la familia Alba, algunos guardan un buen recuerdo de Matilde Solís, así habló de ella quien fuera su cuñada, María Eugenia Fernández de Castro, en Vanity Fair: “Recuerdo que íbamos a su casa de Montepríncipe a comer, era una buena ama de casa y una madre incuestionable. Siempre educó a sus hijos extraordinariamente, se llevan genial con los míos. Estuve y estoy con ella para lo que necesite, la apoyo totalmente porque se lo merece”. En cuanto a su ex marido, siempre ha tenido buenas palabras para ella y su actitud ha sido protectora.
Un cambio de vida radical
Mati sorprendió cuando se conoció que había contraído matrimonio civil estando embarazada de su tercer hijo con Borja Moreno Santamaría. A la duquesa de la Motilla le dio un síncope cuando conoció los planes de su hija. Años más tarde, y una vez obtenida la nulidad del matrimonio con Carlos Fitz-James Stuart, Matilde y Borja celebrarían su unión religiosa. El novio era un auténtico desconocido en los círculos sociales. De él destacaron que había devuelto la sonrisa a la novia.
La ex nuera de la duquesa de Alba se casó con Borja el 26 de diciembre de 2003. Ningún miembro de su familia asistió a la ceremonia como muestra de desaprobación. En cambio, el novio estuvo acompañado por los suyos. Sus ocho hermanos acudieron al enlace civil que se celebró a las doce de la mañana en el ayuntamiento de Sanlúcar la mayor. Matilde estaba embarazada de seis meses del que es su tercer hijo.
El amor acabó en sonada ruptura
Cuatro años duró el amor entre Matilde y Borja. La suya fue una ruptura con denuncias de por medio. La sevillana decidió cambiar la cerradura del domicilio conyugal y presentar demanda de divorcio cuando descubrió que su marido había hecho uso indebido de su dinero. Al parecer, tenía acceso a las cuentas bancarias de ella y gastó a manos llenas.
Por su parte, Borja Moreno se tomó la revancha acudiendo a DEC y explicando pasajes desconocidos de la convivencia con su mujer. Entre otras cosas, reveló que Matilde “vivía con tres enfermeras” y la definió como una mujer “inestable y muy sensible”. Al final, llegaron a un acuerdo y él no volvió a conceder más declaraciones.
Denuncia por abusos sexuales
Si por algo se había caracterizado siempre la ex nuera de la duquesa de Alba fue por su perfil bajo. Le gustaba estar en la sombra y no dar que hablar. Por eso llamó tanto la atención que pasara a primera línea de fuego para revelar el gran drama que marcó su vida. Matilde Solís utilizó Facebook para hacer público que quien fuera su psiquiatra durante años, Javier Fernández Criado, sobrepasó los límites de la ética de cualquier médico: “Sufrí abusos sexuales”.
La repercusión de la carta de la hija de los marqueses de la Motilla fue inmensa. La mayoría de los medios de comunicación se hicieron eco. El escándalo salpicó a la Casa de Alba. Al final, Matilde Solís cerró su cuenta de Facebook y no volvió a hablar del asunto en público. Desde entonces, observa un perfil bajo. Su última aparición, la boda de su hijo Fernando con Sofía Palazuelo celebrada en Liria. Ella estaba emocionada. A pesar de lo sufrido, la relación con sus tres hijos es excelente. Ojalá los años hayan conseguido exorcizar los demonios que llevaba dentro y que tanto daño le han hecho.