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Doña Sofía no consigue olvidar la gran traición que le ha roto la vida

La reina emérita ha sufrido mucho. De cara a la galería, su vida ha discurrido entre sonrisas. De puertas para adentro, entre lágrimas. Se casó muy enamorada de don Juan Carlos pero muy pronto llegó el desengaño. De esa unión, han nacido tres hijos, Elena, Cristina y Felipe. Doña Sofía siempre se había sentido muy próxima a la ex duquesa de Palma hasta que descubrió que la había traicionado.

¡Maldita hemeroteca!

Doña Sofía no consigue olvidar la gran traición que le ha roto la vida

Sin duda, doña Sofía tenía una visión distorsionada de Cristina cuando la definió: “Cristina era muy, muy, muy como el rey. Sale a su padre en el carácter. Pero también tiene algo de su abuela Federica, mi madre. Es alegre, bromista, divertida, abierta. Diáfana. Sin recámaras. Lo que hay, hay, y a la vista está.” Seguro que si le preguntaran hoy por la mediana de sus hijas su opinión sería diferente.

Y en cuanto a Iñaki Urdangarín, así opinaba doña Sofía hace unos años: “Es un hombre bueno, bueno, bueno… ¡buenísimo! Tiene un gran fondo espiritual y moral. ¡De una pieza! Sensible, atento, muy bien educado. Y al mismo tiemo, espontáneo, alegre, animado. Como marido y como padre, es un puntal: da una gran seguridad en su casa”. ¡Maldita hemeroteca!

La imagen del amor

Doña Sofía no consigue olvidar la gran traición que le ha roto la vida

Doña Sofía creía que todos los matrimonios eran como el de sus padres, el rey Pablo y la reina Federica. Ella tenía mucho carácter y él, en ocasiones, tenía que frenarla. Sin embargo, su amor era infinito. Se casaron muy enamorados y así siguieron hasta que la muerte los separó. El rey Pablo se fue de este mundo el seis de marzo de 1964 a consecuencia de un cáncer de estómago que él sabía no iba a superar.

El padre de doña Sofía no quiso que le administraran calmantes para aminorar el dolor tan fuerte que la enfermedad le producía. Sabía que el final estaba muy cerca y decidió pasar sus últimas horas en compañía de su esposa. A solas, los enamorados se despidieron y prometieron encontrarse en otro momento, en otro lugar. La banda sonora de este adiós fue La Pasión según San Mateo, de Bach.