La serie emitió su último capítulo en 2006, pero desde entonces no ha habido un día en el que ya fuera una cadena u otra no haya emitido cualquiera de las 90 entregas que se grabaron durante sus cinco temporadas. ‘Aquí no hay quien viva‘ fue todo un fenómeno televisivo, hasta el punto que se convirtió en la más vista de nuestro país en la década de los 2000, y hoy en día se ha convertido en todo un fenómeno casi paranormal al ser emitida tanto la original como su secuela en los dos grupos privados más importantes de nuestra televisión, Mediaset y Atresmedia.
De récord en récord

No es de extrañar que a muchas personas que a veces no saben ni dónde viven nunca se les hayan olvidado las señas de Desengaño 21, el portal en el que lo hacían los protagonistas de ‘Aquí no hay quien viva‘, la producción que crearon Laura y Alberto Caballero, los sobrinos de otro mito televisivo como José Luis Moreno. Tener más de un 40% de cuota de pantalla está al alcance de muy pocos productos televisivos (casi ninguno en la actualidad), y quizás por ello desde el pasado 15 de octubre puedan verse todos sus capítulos en la plataforma Netflix.
El presidente de ‘Aquí no hay quien viva’

El que no ha faltado en ninguno de ellos es José Luis Gil, más conocido para los incondicionales de ‘Aquí no hay quien viva‘ como Antonio Cuesta, el presidente de la peculiar comunidad de vecinos en que se basaba la serie. Él, con su inseparable Loles León, con la que compartió matrimonio en la misma hasta que la actriz entró en coma en la ficción al querer empezar otros proyectos en la vida real, fue uno de los muchos actores que dieron posteriormente el paso a ‘La que se avecina‘, junto a gran parte del equipo de guionistas, productores y técnicos.
Contra Rosalía

A los Cuesta les salió sin embargo un hijo rebelde. Eduardo García, José Miguel en ‘Aquí no hay quien viva’, no quiso permanecer en ese barco eternamente y fue uno de los pocos que abandonó la serie para buscar otros horizontes. Con el paso de los años se desvinculó del mundo de la interpretación, al que criticó duramente, para dedicarse a la música, donde tampoco parecen gustarle todos sus protagonistas. La última que ha sido objeto de sus comentarios en redes sociales ha sido Rosalía, ya que parece que no le gusta demasiado que la cantante luciera en Instagram tres abrigos de una marca que utiliza piel animal, «a ver muchacha, te lo voy a explicar, el vestir animales muertos no te hace más glamurosa, al contrario, te hace ser más insensible».
La matemática de ‘Aquí no hay quien viva’

Menos rebelde ha sido Sofía Nieto. La popular Laura Cuesta, hija de los presidentes de la comunidad de vecinos de ‘Aquí no hay quien viva‘, se cansó pronto de Desengaño 21 pero sí quiso estar en Mirador de Montepinar, la urbanización de ‘La que se avecina‘, donde probó fortuna durante 26 episodios. A partir de ahí, como su hermano, también abandonó la interpretación para centrarse en las matemáticas, licenciándose con un premio extraordinario por su expediente excelente durante toda la carrera en la Universidad Autónoma de Madrid, donde con posterioridad ejerció como profesora ayudante y se doctoró.
El yoga como terapia

Tan peculiar como las matemática ha sido para Mariano Alameda el yoga. El que fuera Diego en ‘Aquí no hay quien viva’ siempre había sido un apasionado de la meditación y la práctica del yoga, hasta el punto que llegó a decir que fueron sus instrumentos para encontrar la paz cuando la fama y la popularidad le superaban, y por ello abrió en 2006 un centro en el que comenzó a impartir clases, abandonando así un mundo como el de la interpretación en el que se había metido al cruzarse con Alejandro Amenábar en los pasillos de la facultad de Ciencias de la Información de Madrid.
Amenábar, mentor en ‘Aquí no hay quien viva’

Aquel encuentro, cuando ambos estudiaban la misma carrera, en el que el ahora famoso director le convenció para que fuera actor, hizo que Diego en ‘Aquí no hay quien viva’ se dedicara durante diez años al mundo de la interpretación, donde comenzó en 1997 con otra serie mítica como ‘Al salir de clase‘, donde estuvo durante 600 capítulos. A ésta le seguirían ‘La verdad de Laura‘, ‘Paco y Veva‘ y ‘L. A. No somos ángeles‘, en la que sería su última aparición por platós televisivos. Ahora, el yoga, las conferencias y la meditación son su forma de vida y ya nadie le persigue por la calle para pedirle una foto o autógrafo.
Las desgracias de ‘Aquí no hay quien viva’

Claro que mejor eso que no estar ya en este mundo para contarlo, como en el caso de alguno de los protagonistas de ‘Aquí no hay quien viva‘. El haber pasado tantos años desde su estreno hace que ya no podamos disfrutar, por ejemplo, del talento de Eduardo Gómez, el célebre Mariano, el padre de Emilio, el portero de la finca, que también se pasó luego a ‘La que se avecina’, o de Nicolás Dueñas, el actor que dio vida al padre de «la pija» (María Adánez), todo un veterano de las tablas.