Desde su llegada a Zarzuela, Letizia ha intentado crear un equipo de confianza a su alrededor. Salvo excepciones, quienes iniciaron este camino con la Reina hace ya casi quince años, siguen formando parte activa de su profesional vida diaria.
La encargada de su melena no es otra que Luz Valera, la peluquera que acompaña a Letizia desde su etapa en Televisión Española. En el nicho del estilismo, doña Letizia ha ido probando suerte hasta dar, en 2015, con Eva Fernández, la encargada de abrir los ojos y el armario de la Reina a un sinfín de posibilidades más allá del clasicismo Valeriense.
Letizia y los diseñadores
Pero, ¿qué ocurre con los diseñadores de Letizia? ¿Por qué algunos se quedan para siempre, otros se van y otros ni siquiera tienen la posibilidad de vestirla? ¿Ideales políticos, chivatazos o falta de discreción? La Reina de España tiene un nutrido equipo que selecciona qué llevará en cada ocasión, pero por supuesto, todo pasa, finalmente, por su filtro.
Pese a que confía, ella selecciona, escoge, sugiere e incluso diseña: Recordemos el famoso caso de la falda Hugo Boss que en realidad era un vestido. A lo largo de estos casi quince años de presencia en Casa Real, Letizia ha consumido mucha moda made in Spain. De algunos diseñadores ha llevado una única pieza. De otros es fiel hasta la médula. Y algunas propuestas oficiales han sido rechazadas, eso sí, con absoluta educación e incluso una carta sellada, lacrada y firmada por la propia Letizia Ortiz. A continuación, la relación personal y profesional de Letizia y los diseñadores que la visten.
Lorenzo Caprile
El pasado martes, los Reyes de España, Felipe VI y Letizia viajaban hasta Málaga para presidir la entrega de las Medallas de Oro al Mérito de las Bellas Artes en el mítico escenario del Centre Pompidou. Uno de los premiados era el diseñador Lorenzo Caprile, que vuelve a ser actualidad por su participación como jurado en el programa ‘Maestros de la costura’ de Televisión Española.
La relación entre Lorenzo Caprile y doña Letizia fue muy estrecha durante un tiempo. Tanto es así que, el modisto fue el encargado de elevar a una experiodista a la categoría de princesa de Asturias incluso antes de serlo. La eclosión de amor entre creador y Letizia fue en mayo de 2004, en la boda de Federico y Mary de Dinamarca, apenas unos días antes de su enlace con el príncipe Felipe. Caprile utilizó su talentosa varita mágica para convertir a una plebeya en futura reina de España, una posición que llegaría diez años más tarde pero que Europa y el mundo lo vislumbró y asumió con aquel vestido rojo.
La relación profesional y personal se rompió entre ellos. El motivo no se sabe pero tenemos varias teorías… Para saberlas, pulsa aquí.
Letizia y Pertegaz
El caso de doña Letizia y Manuel Pertegaz es muy curioso. El 1 de noviembre de 2003 se hizo el anuncio oficial de compromiso entre Letizia Ortiz Rocasolano y el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón. En la Navidad de aquel año, es decir, apenas unas semanas después de aquello, Letizia ya recibía en Zarzuela al genio de la costura y hacía viajes a Barcelona para las primeras pruebas de vestuario del que sería el traje de novia de la futura reina de España.
¿Fue este diseñador una elección suya? Evidentemente no. Letizia acababa de poner un pie en palacio y sus decisiones contaban poco en aquel momento. Puede que ese sea uno de los motivos por los que Letizia nunca más volvió a confiar en la aguja del fallecido modisto.
Ion Fiz
Ion Fiz, el diseñador de Éibar, era precisamente el aprendiz de Pertegaz en el tiempo en el que el vestido de Letizia se cocía a fuego lento. Casualmente, cuando el encargo se hizo oficial, Pertegaz decidió rescindir el contrato de colaboración que Fiz tenía con la empresa y la vinculación personal que le unía al veterano modisto.
En declaraciones para ‘Vanitatis’, Fiz afirmó que «el vestido nupcial no le convenció porque ‘no era silueta Pertegaz'». Pertegaz siempre ha avalado por la discreción y la prudencia, de hecho, en una entrevista para ABC comentó que «La discreción es mi lema pero doña Letizia no impuso para nada su criterio en el vestido de novia«, acallando así los primeros rumores que señalaban a la princesa de Asturias como alguien con las ideas demasiado claras para ser miembro nuevo miembro (y externo) de la Familia Real.
Jorge Vázquez
Mercedes-Benz Fashion Week Madrid. Febrero de 2016. Jorge Vázquez recibía con una sonrisa en los labios a las clientas y socialités en su desfile, uno de los más aclamados de la pasarela oficial de España. Sus diseños son un sueño y la presentación de su colección es un espectáculo. Pero hubo un fleco erróneo del que arrepentirá siempre. El director creativo de JV declaró lo siguiente:
«Esta semana han escrito de Casa Real que quieren algo. Ojalá podamos hablar con ellos y tener esa reunión. Ya vestí a la Reina una vez para una misa de Pascua en Palma«. La ilusión y la emoción venció al diseñador, que finalmente vio su sueño truncado. Casi con la reunión prevista con Letizia en Zarzuela para exponerle sus diseños en primera persona, se le comunicó que finalmente no estaban interesados. La falta de discreción fue su peor enemigo.
Letizia y Felipe Varela
La relación entre Letizia Ortiz y Felipe Varela es más que fluida. La Reina confía plenamente en este diseñador. Se ha convertido en su modisto de cabecera parar momentos más importantes como bodas reales, su proclamación como Consorte de España o las comuniones de sus hijas.
La discreción del tocayo del Rey y la medida tan bien tomada a doña Letizia hacen la ecuación dé un resultado perfecto, al menos para lo que se espera de una Reina. Otros diseñadores, en cambio, han mostrado su desacuerdo en que la esposa del Rey recurra siempre al mismo diseñador: «No me parece bien. Creo que al ser una persona que representa a España debería vestirse de más diseñadores. Es una buena imagen y una manera de vender la moda de España y por eso sería importante que promocionara a todos», reconocía Ion Fiz para ‘Vanitatis’.
Ahora Letizia selecciona, decide, ordena y manda. De puertas hacia dentro debe primar la discreción, y si algún movimiento no termina de gustarle, simplemente se tacha de la lista. ¿Es justa la posición de Letizia o, por el contrario, demasiado radical?