El nombre de Kiko Hernández vuelve a salir a la luz. Es uno de los tertulianos más respetados de Mediaset, pero algunos de sus compañeros empiezan a estar molestos con él. ¿Por qué? Un misterio que rodea a la figura del madrileño ha empezado a sacar de quicio al resto de colaboradores… Sigue leyendo para entrar en detalles, te lo contamos todo a continuación.
Kiko Hernández y su salto a la fama
> Su andadura en la pequeña pantalla comenzó en 2002, cuando participó en la tercera edición del exitoso y todavía joven Gran Hermano. Consiguió colarse en la final y ocupar el tercer lugar en el podio, pero su verdadero triunfo llegó varios meses después. Kiko Hernández buscó su camino en televisión para evitar convertirse en otro de los tantos juguetes rotos que nacen tras concursar en un reality show, y logró ganarse un hueco permanente como colaborador de Crónicas Marcianas.
Su carrera se consolidó en A tu lado y desde entonces no ha parado de crecer. Kiko Hernández se ha convertido en uno de los colaboradores más respetados de Telecinco y se puede afirmar sin titubeos que es uno de los pesos pesados de Sálvame. Sin embargo, parece que a algunos de sus compañeros se les ha metido entre ceja y ceja y empiezan a mirar al tertuliano con cierto recelo. ¿Quieres saber qué ha pasado? Sigue leyendo, te lo contamos todo en la página siguiente.
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El gran misterio que descuadra a sus compañeros
> El madrileño es uno de los colaboradores que más tiempo pasa en el plató de Sálvame. No es de extrañar, entonces, que goce de mayor popularidad que algunos de sus compañeros y que la audiencia se fije más en él. Es por esto que algunos espectadores han caído en la cuenta de que Kiko es el único tertuliano que lleva pinganillo, esa discreta herramienta que se coloca en la oreja para mantener contacto directo con el director del programa y que, normalmente, se reserva a los presentadores.
Este supuesto favoritismo ha despertado el resquemor de algunos compañeros, como Gema López y Lydia Lozano, que en más de una ocasión han espetado con sorna a Kiko: “Claro, es que tú llevas pinganillo”. Pero, ¿por qué ha sido Hernández ‘el elegido’ de las altas esferas de Sálvame para hacerse con este minúsculo y apreciado aparatito? Sigue leyendo, te contamos las sorprendentes razones en la página siguiente.
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Kiko Hernández lleva pinganillo por esta razón
> Es uno de los colaboradores del programa que más juego dan. El madrileño no se muerde la lengua y suelta por su boca todo tipo de comentarios que, en más de una ocasión, han incendiado el plató de Sálvame. Además, su agenda de contactos le permite hacerse con las informaciones más candentes del momento, razón más que suficiente para que la cúpula le confíe ese ansiado pinganillo que todos los tertulianos parece anhelar. Cotilleo.es se ha puesto en contacto con una persona que formó parte del equipo del magacín vespertino, y nos ha confirmado qué tipo de indicaciones recibe Kiko Hernández a través de esta máquina.
“Le dicen que meta caña, que vaya a saco a por el personaje de turno. Normalmente, el blanco suele ser Lydia Lozano. Cuando se mete con ella, la mayoría de las veces es porque se lo dicen por el pinganillo, para dar juego”, señala la fuente de Cotilleo.es. Entre otras, esta sería la razón principal por la que Kiko Hernández cuenta con esta ‘ayudita extra’ en sus intervenciones, pero lo cierto es que no es el único colaborador al que le soplan cosas al oído. De seguro que te sorprenderá conocer el nombre del otro tertuliano que recibe órdenes directas en su oreja. Sigue leyendo para descubrir de quién se trata.
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El otro colaborador que lleva pinganillo
> Resulta sorprendente que uno de los tertulianos que menos tiempo lleva en Sálvame haya sido elegido por la dirección del programa para ‘condecorarlo’ con el preciado pinganillo. Se trata de Rafa Mora, que también se ha posicionado como uno de los azotes de los famosos del magacín vespertino de Telecinco. Es por ello que las altas esferas decidieron seguir con él la misma mecánica que con Kiko Hernández y, de vez en cuando, se le pide que sea más duro de lo habitual en sus intervenciones.
Mientras, los demás colaboradores han de sacarse las castañas del fuego por su cuenta y encontrar por sí mismos contenido suficiente para hablar durante cuatro horas de programa. Una diferencia que ha despertado algunos recelos y que de seguro seguirá trayendo mucha cola.