En la vida de Los Morancos, el dúo humorístico formado por Jorge y César Cadaval no todo son buenos momentos, muchos no producen las carcajadas habituales a las que nos tienen acostumbrados. Más de cuarenta años haciéndonos reír dan para mucho, también para pasar algunas tragedias y algún que otro bachecillo. Aun así ellos nunca han perdido la sonrisa, se han enfrentado ante las adversidades y la esperanza aún perdura en su interior. Repasamos los momentos más dolorosos por los que han tenido que pasar los hermanos Cadaval. Sigue leyendo y no te pierdas nada, te lo contamos todo a continuación.
Cuarenta años de éxitos

> Esta es la parte más conocida de Jorge y César Cadaval, la del humor. Después de cuarenta años de éxitos rememoraban así todas sus vivencias y cómo las risas pueden traspasar los límites de lo correcto. «Nuestros personajes han salido después en muchos programas de televisión, como Aida y otros similares. No es que nosotros hayamos inventado nada, pero sí les hemos añadido nuestra idiosincrasia. Al principio, cuando decidimos presentarlos en televisión, nos daban dos minutitos, pero al final estábamos haciendo una hora y cuarto» explicaba Jorge orgulloso del trabajo que desempeña junto a su hermano. Ahora, siguen triunfando con su obra El Desfase bajo los telones del Nuevo Teatro Alcalá de Madrid.
Sin duda los mayores éxitos los han conseguido con sus personajes Omaíta y Antonia, donde ambos se plantan la peluca, ponen voz aguda y se visten de mujer: «Yo tengo mucho de Omaíta y de Antonia. Esta, por ejemplo, no tiene filtro y a mí, muchas veces, me encanta no tener filtro. Omaíta es más recatada, porque sigue las pautas de la educación que recibió en su casa. Antonia no se para en nada. A mí eso me gusta, aunque todo con el más absoluto respeto, algo que tenemos muy en cuenta nosotros», decían el año pasado en su cuarenta aniversario como artistas. La vida les ha traído muchas alegrías en lo profesional, también en lo personal pues ambos han conseguido formar una familia maravillosa. Jorge casado con su marido americano Ken y César con Patricia Rodríguez y sus cuatro hijos: Marta, que se casó con el que fuera el representante del dúo Jaime Núñez Mendo, Alfonso, que es torero, Patricia y César Junior que celebró su boda el año pasado. Aunque también ha habido ciertos momentos amargos, pasa la página y descubre por qué.
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La extraña obsesión de César por la salud

> «Me estoy muriendo» decía hace unos años César, muchas noches mientras dormía despertando así a su mujer, Patricia Rodríguez. Una angustia le entraba en el pecho cada noche al acostarse, se encontraba mal y pensaba que su fin había llegado. Era hipocondriaco, estaba obsesionado con la salud, y las enfermedades. Tenía mucho miedo a pasar por una de ellas o a incluso morir desencadenando una.
Este hecho, le producía tal angustia que finalmente tuvo que ponerse en manos de un especialista de la salud: «Tuve que ir al psiquiatra. Me dio unas pastillas y a los 20 días estaba genial, en la gloria. Ya no me asfixiaba. Ahora estoy que me salgo», decía el cómico. Aún así, los miedos no se han ido pero ha aprendido a vivir junto a ellos, sin temer que algún día regresen más fuertes.
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Su vida, una tragicomedia: el adiós a sus padres

> Ambos, sufrieron la pérdida de sus padres con mucho dolor, sin embargo, lo cuentan con una sonrisa en la cara recordando momentos que pese a lo trágico de la situación supieron sacar cierto humor de alguna manera. Así cuentan siempre en televisión cómo fue el entierro de su padre, el cual, fue un tanto pintoresco. El día que le metieron en el ataúd, pensaron que la mejor vestimenta para despedirle eran unos vaqueros que le habían comprado en Nueva York, y que le encantaban. Se disponían a subírselos cuando su padre, ya fallecido, se tiro un pedo. El olor era tal que tuvieron que echar varios toques de colonia para que en la despedida de su padre no se notara nada. Aún así, lo sufrieron como los que más y le recuerdan como un hombre muy querido ya que todo el mundo acudió a su velatorio.
Al hablar de su madre, Jorge, el mayor de los hermanos se derrumba: «Mi madre para mí era maravillosa en todos los sentidos. Era amiga y madre. Lo que más echo de menos es verla, tocarla y mirarla. La mirada de una madre a un hijo es siempre limpia, por muy mal que estén las cosas», decía apenado. La vida no les daba tregua, pues pronto vendría otra triste pérdida, la de su hermano Carlos: «No estamos preparados para que se vayan las personas que queremos, te cambia la forma de ver las cosas», decía Jorge recordándole.
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Otro varapalo, fallece el hermano más desconocido del dúo

> Tras la pérdida de su madre, un año más tarde en 2017 llegaba la de su hermano Carlos a los 57 años de edad. El menos conocido y expuesto a la imagen pública, después de su otra hermana, Maite Cadaval. Ambos admirados en el mundo del espectáculo. Carlos se fue durante unas vacaciones en Rota, tras un infarto que le atacó de lleno.
Se conoce de él que acompañaba en muchas ocasiones a su hermano César, cuando hacía eventos o espectáculos. Además él trabajaba en el mundo financiero, en banca y tenía cuatro hijos, estando felizmente casado. Cuando todo ocurrió todos sus hermanos estaban de viaje, César se encontraba en el Rocío, Jorge en Estados Unidos y Maite en Portugal. Ante tal varapalo que la vida les propinó Los Morancos tuvieron que suspender su gira y actuaciones indefinidamente. Hasta que las cosas volvieran a la normalidad.
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El peor momento de Jorge Cadaval, implicado y absuelto del Caso Army

> El Caso Arny uno de los casos más mediáticos de la época de los 90 salpicó de lleno a la imagen pública de Jorge Cadaval y su amigo el presentador Jesús Vázquez. Un joven de 16 años denunció que un bar gay de Sevilla llamado Arny ejercía prostitución de menores. Este hecho desató un gran escándalo, lo cual supuso una caza de brujas a los homosexuales de la época. Se acusó y señaló directamente a Jesús Vázquez, a Jorge Cadaval, al cantante Javier Gurruchaga, a Antonio Tejado, hermano de María del Monte y al juez de menores Manuel Rico Lara, entre otros personajes públicos.
De los 49 procesados, 33 resultaron absueltos, entre ellos todos esos rostros conocidos. Años muy duros para ambos pues además de dañar su imagen, también les perjudicó en el terreno profesional. Jesús Vázquez ha llegado a confesar: “Fue una muerte social y laboral atroz”. Una historia que jamás debía haber ocurrido y de la que difícilmente podrán olvidarse.