Pilar Eyre vuelve a revolucionar una semana más el panorama del cuore. La catalana no tiene pelos en la lengua y viene a hablar de lo que es un secreto a voces. Lo enamorada que estaba Ana García Obregón de Alessandro Lequio y de sus intimidades. ¡Mamma mía! Pero a colación ha salido otro tema que era un secreto a voces. Las famosas fiestas de la nuite de los 90’s en los mejores sitios de Madrid y Barcelona, sin desmerecer Marbella, Mallorca, Ibiza y otros lares. Pero en Madrid era donde se celebraba todo… Y eran fiestas muy pero que muy locas. ¿Qué van a decir todos los que se vean señalados con el dedo? No es de extrañar que el título de su blog lleve por nombre No es por maldad… porque muchos pueden sentir que sí. Pero, si no, ¿cómo contar lo que pasaba?
Pilar Eyre hace saltar ampollas
> Lleva años dedicándose a informar en primera línea. Ha visto y conoce de todo… Pero de todo. Ahora, su nuevo artículo viene a saltar ampollas en muchos. Y sobre todo en los que ese den por aludidos y se acuerden de la mítica fiesta a la que se retrotae en su blog de Lecturas.
Pilar Eyre da buena cuenta del amor de Ana Obregón por Alessandro Lequio y de como ella le miraba siempre más que embelesada. La bióloga era la reina de la televisión y del famoseo. Además en aquella época ella brillaba cual actriz de Hollywood de los años 50’s o como la propia Madonna en Material Girl. De hecho Eyre se refiere a ella como: «¡Se parecía a Rita Hayworth!».
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Pasión incendiaria entre Ana Obregón y Lequio
> Sí, Eyre relata como en aquella fiesta sus dos amigos, le saludaron ante la mirada estupefacta de muchos de los presentes, pues la Pilar de aquella época, no era la de hora. De hecho ella se tilda de «periodista provinciana».
Los dos respiraban pasión mientras sabían que ellos eran lo que vendían. Su relación fue una auténtica revolución porque Antonia Dell’Atte había vivido en sus carnes la infidelidad del conde italiano. Pero en medio de esa fiesta había otras muchas cosas. Pilar Eyre se desvive en elogios y piropos hacia la pareja. No fue el único encuentro con ellos. Tuvo uno mucho más íntimo donde lo vio todo. Pasa la página y descúbrelo.
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Pilar Eyre alucinada con lo que vio en casa de Ana Obregón y Lequio
> Pero ella tenía contacto con ellos y era muy bien recibida por Dado y Obregón. Tanto es así, que estuvo en su casa de la Moraleja, la famosa casa que muchos querrían conocer. Y allí, lo que menos se podía imaginar es que iba a ver y a disfrutar de los secretos de los que disfrutaba Ana Obregón.
No podía entender como estaba Ana tan enamorada hasta que lo vio con su propios ojos. Pilar Eyre desvela que vio a Alessandro Lequio, recién estrenado como padre de Aless, como Dios lo trajo al mundo. En todo su esplendor. «Dado era como una estatua de Miguel Ángel», relata la periodista solo de aquel día de aquella fiesta en Archy que va a revolucionar a propios y extraños.
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Pilar Eyre: «comprendí muchas cosas (de Lequio)»
> Y continuaba más adelante: «Él, ese día, llevaba una toalla alrededor del cuello, acababa de dar una clase de defensa personal, estaba sudado y se desnudó con desenfado antes de entrar en la ducha. Lo vi entero y verdadero y entonces comprendí muchas cosas…«. ¡Vamos que Pilar Eyre le contempló como años más tarde le pillarían los fotógrafos como todo un lobo de mar, y que publicaría la revista Interviú. Desnudo, así aparecía a los mandos de la embarcación en la que disfrutaba de una agradable jornada con la que actualmente es su mujer, María Palacios. Unas fotos que quedarían inmortalizadas para siempre.
Inmortalizado también quedó en la cabeza de Eyre, las fiestas de la época y la presentación de inauguración de un gimnasio en la calle Serrano, Ana Obregón y Alessandro Lequio. Como recuerda Eyre, todo se celebraba en aquel momento. Y ellos no iban a ser menos. Alquilaron para la ocasión una de las salas más exclusivas de Madrid. El mítico Archy. Tanto estaban los flashes detrás de ellos que la actriz se encontró con un fotógrafo incluso en el baño… “He ido a hacer pipí al lavabo y ha entrado uno”, recuerda Lecturas. Pero no solo ha recordado eso sino como eran aquellas fiestas donde el descontrol era máximo. ¿Qué van a decir ahora todos los presentes de lo que hicieron? ¿Quién se sintió identificado?
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La fiesta, las fiestas, locas, locas
> Pilar Eyre como si de una de sus novelas se tratara recuerda sin cortarse ni un pelo: «Estaba todo el mundo«, precisa. Y continua: «en esa mezcla típica de aquellos años: faranduleros, putas y periodistas en confuso montón«.
Pero no se calla y descubre: «Corrían las copas, pasabas la mano por los lavabos y te quedaba blanca, sonaba música de Madonna y todos nos sentíamos guapos, ricos y famosos. Los que más, la pareja de oro, Ana y Dado».