La guerra entre Ana María Aldón y su cuñada, Conchi Ortega, todavía está coleando. Todo empezó cuando la hermana del torero confesaba que su cuñada no le cogía el teléfono para nada. Ni a ella ni a su hermano Paco, tras la operación de corazón de José Ortega Cano.
Una guerra que parece que se enfría… ¿O no?

Fue la propia Ana María Aldón quien en su programa, Viva la vida, respondía bastante enfadada a su cuñada. Era ese mismo programa donde tildaba a Conchi de mentirosa y negando que la hubiera llamado. Esto ha puesto patas arriba la relación que parecía ser de lo más cordial.
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José Ortega Cano intentaba calma las aguas

Mientras José Ortega Cano entraba en directo en Ya es mediodía para poner orden y calmar las aguas y comentar que todo había sido un malentendido, otros no dudaban en seguir echando leña al fuego. Como Amador Mohedano, que acusaba a Conchi de haber tenido envidia a su hermana Rocío Jurado.
Fue la propia Rosa Benito la que tuvo que decirle que se callara, que esta no era su batalla. La misma actitud de conciliación y de no comentar nada al respecto la tiene Gloria Camila. La joven tampoco ha querido comentar nada de nada sobre este tema.
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Ana María Aldón sobre su enfrentamiento con Conchi: «No tengo nada que decir»

En un intento de que pase el tema y no vaya a más, Ana María Aldón se ha mostrado muchísimo más conciliadora. O al menos lo intenta. Cuando le preguntan respecto al tema, no duda en contestar: «Que le preguntes a ella«, refiriéndose a su cuñada. Luego acababa comentando que: «No tengo nada que decir» sobre esta pequeña guerra abierta.
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Esquivando las preguntas incómodas sobre la ‘guerra’ con su cuñada

Y sobre las palabras de su marido, José Ortega Cano en Ya es mediodía, tampoco ha querido decir nada de nada. «Que le preguntes a él. Estás hablando del maestro pues pregúntale a él y si me estás hablando de ella (Conchi), pues pregúntale a ella. A mí no«, afirmaba con rotundidad.
La gaditana ha esquivado entrar en el tema, no sabemos si por petición del diestro. Lo que está claro es que, a pesar de no querer echar más leña al fuego, parece que la hoguera sigue ardiendo.