Sin duda que el pulpo es uno de los moluscos más apreciados. Se puede preparar de mil maneras distintas, y todas son sin duda del agrado de los amantes del mismo. Tan obligado es comerlo en Galicia como en cualquier otra parte de España, ya sea como aperitivo o como plato principal. Los pocos que se resisten a él, a excepción de aquellos a los que no les guste su sabor, lo hacen porque piensan que no es muy saludable ingerirlo y que las kilocalorías que puede aportar a nuestro organismo pueden acabar con cualquier dieta que hayan comenzado. A continuación vamos a ver cómo estos dos argumentos no son válidos para descartar el pulpo no ya como «animal de compañía» sino de cualquier menú, incluso si el producto es de lata.
Propiedades del pulpo

El pulpo, como otros moluscos, es un alimento rico en proteínas ante todo, ofreciendo además una pequeña cantidad de grasas entra las que destacan los ácidos grasos poliinsaturados u omega 3, y, como otros mariscos, es fuente de yodo y sodio aunque este último mineral no se concentra en él en grandes proporciones. Aporta también hierro, calcio, potasio, magnesio y vitaminas del grupo B dentro de las cuales destaca su contenido en ácido fólico, un ingrediente reducido en colesterol. Es más, dentro de los muchos mariscos que hay en el mercado, el pulpo es uno de los pocos que no ofrece purinas al organismo.
Beneficios del pulpo en lata

El pulpo cuenta con un contenido proteico similar a la carne de ternera y un elevado valor biológico por su digestibilidad. En comparación con otros mariscos, es poco calórico y su contenido en grasas y colesterol es, por tanto, muy bajo. Una de sus variedades más consumidas es en conserva, en aceite de oliva. En este caso, las calorías del pulpo son prácticamente las mismas que si lo consumiéramos fresco, ya que pese a que el aceite de oliva es una grasa, se trata de una grasa de calidad que en este caso se utiliza principalmente para ayudar a la conservación del alimento. Si encima elegimos una conserva gourmet de pulpo en aceite de oliva, el aceite que se utilice para ella será de gran calidad y también podremos beneficiarnos indirectamente de sus propiedades nutricionales.
Calorías que tiene el comerlo en lata

Los amantes de las dietas deben saber que el pulpo en lata tampoco les va a producir problema alguno a su organismo, habida cuenta de que si se ingieren 72 gramos de este molusco tan sólo van a ingresar a su cuerpo 123 calorías, cantidad que está muy lejos de las 2.000 calorías que se pueden consumir a diario en esas dietas y que se pueden perder además sin mucho esfuerzo. Para ello bastaría hacer 18 minutos de bicicleta, corriendo 12 minutos o limpiando la casa durante al menos 45 minutos. Además, con esa proporción, el 60 por ciento te van a aportar 17 proteínas, mientas que el 40 por ciento restante va a conllevar 5 gramos tan solo de grasas.
Desventajas de su captura

Aunque el pulpo está presente en muchos platos de la cocina tradicional mediterránea de España, Portugal, Italia y Grecia, que lo usan como ingrediente principal, su captura ya no está tan bien vista como antes. Y es que si hace años las culturas costeras tenían métodos de captura sostenibles que satisfacían la demanda de alimento de la población sin depredar el medio ambiente, ahora todo ha cambiado: los usos, el tipo de pesca y la cultura culinaria. El problema es que los lugares tradicionales de captura se han ido agotando mientras la demanda aumenta. Aaí, algunos emprendedores se han dedicado a la acuicultura como una alternativa para hacer dinero mientras abastecen a los mercados.
Críticas a su ingesta

El pulpo es usado como «base cárnica» en muchos alimentos de fabricación industrial, y se ha incluido dentro de las ofertas gastronómicas gourmet para los amantes del pescado y los mariscos, pero sin embargo no todo el mundo lo ve bien. Un grupo de investigadores de la Universidad de Nueva York cree, según trascendió a principios de 2019, que los humanos deberíamos abstenernos de comer pulpo debido a sus características tan peculiares. Y aseguraban estos expertos que existen motivos éticos y ambientales para no criarlos en cautiverio para la industria alimenticia. A pesar de esta recomendación, la demanda está creciendo en China, Estados Unidos y Australia, y se comercializa mundialmente, servido principalmente en mercados de alto poder adquisitivo.