Juan Carlos I acabó su reinado cuando su popularidad había caído en picado. La Monarquía en España no pasa por su mejor momento desde entonces. La casa de Borbón se instauró después de la dictadura y trajo consigo ciertos vientos de cambio.
Después de 40 años y varios escándalos a sus espaldas, el pueblo español está empezando a ver la verdadera cara de una institución retrógrada.
Un pacto de silencio
Juan Carlos I siempre ha estado protegido por un pacto de silencio. Hasta los últimos días de su reinado gozó de cierta inmunidad. Nadie contradecía sus acciones y se encontraba todavía disfrutando de su condición de primer monarca después de una dura dictadura.
Nadie está por encima de su figura y no está sujeto a ninguna responsabilidad. No tiene que rendir cuentas al pueblo. Es el pueblo el que debe compartir con él sus gastos. Con una partida astronómica, cinco palacios que mantener y varios caprichos, barcos y coches de lujo, el exjefe del Estado nos representaba por el mundo.
Su figura simpática y accidental sigue todavía presente, como el Borbón que llegó para quedarse.
El héroe del 23-F
Juan Carlos I se convirtió en el héroe que salvó a España de otra dictadura. Durante el golpe de estado del 23 de febrero de 1981, la figura del rey fue determinante para evitar sumir a España en otra dictadura. La intervención del Monarca cuando todo parecía perdido fue determinante para dialogar con los golpistas.
Desde aquel entonces Juan Carlos I disfruta de su trato especial por parte de los medios de comunicación. Su figura se vio ampliamente reforzada y en todo el país se le consideraba un hombre de peso. Liberar España de otro fascista no fue solo cosa suya, pero él recibió todos los halagos posibles.
Cuando estaba en peligro su silla no dudó en actuar, sirviendo como mediador de un conflicto abierto.
Le gustan rubias
Las aventuras del rey Juan Carlos I podrían servir de inspiración para una novela romántica. Su larga lista de entrañables amigas, todas ellas rubias y muy guapas, le sirvió para ser considerado todo un rompecorazones. Su relación con la reina Sofia fue algo más destinado a servir de mera figura representativa que real.
Desde Corinna a Bárbara Rey muchas han sido las artistas y aristócratas que supuestamente han alcanzado su corazón real. Según parece, ama mejor que habla. Hace honor a la fama de conquistador de los españoles.
El amor está en el aire, y durante unas cuantas décadas, en el corazón del Monarca español.
Cazador de elefantes
El rey tiene una afición más que conocida por el mundo de la caza. Las grandes cacerías a las que ha asistido subvencionadas por el pueblo español, le han servido para tener un buen número de animales muertos entre sus trofeos. Más allá de que puedan ser una estrategia encubierta para encontrarse con sus amantes.
La última de estás cacerías le costó más de un susto. Con un país en plena recesión económica una de las aficiones más caras que existe con un coste diario de miles de euros. Después de un incidente se tuvo que evacuar al monarca con un avión medicalizado para que pudiera ser intervenido en España.
Un incidente que dejo ver el derroche de dinero que la monarquía invertía en asuntos propios y aficiones.
Un yerno que es su peor pesadilla
Antes de abdicar y dejar paso a Felipe VI, el rey tuvo que hacer frente a los asuntos de su hija pequeña y yerno. Siguiendo en una de sus peores pesadillas, la buena fama de bonachón y persona que no se enteraba de nada de lo que pasaba a su alrededor cayó por los suelos. Un miembro directo de Casa Real le traicionaría.
Iñaki Urdangarín acrecentaría aún más la brecha entre monarquía y pueblo español. Un yerno que se sirve de sus influencias para conseguir ganar más y más dinero, le dio la estocada final. Juan Carlos I decidió abdicar y jubilarse para poder dejar paso a la nueva generación.
Un final de reinado que nada tenía que ver con las esperanzas iniciales con las que entró a la corona.
Sus posesiones más preciadas
El rey se ha quedado con sus posesiones más preciadas. Pasa largas temporadas en su palacio de Palma de Mallorca, la residencia veraniega de la familia. Se trata de un palacio que cuenta con un grupo de profesionales que trabajan todo el año en él. Asistentes, limpiadores, técnicos y otros, que forman un equipo de 23 personas con empleo fijo todo el año. Esta casa solo abre unas semanas al año.
El resto de los cinco palacios que se adjuntan a la monarquía tienen un personal similar, con unos costes de estas 23 personas con sueldos fijos todo el año. Además el que fue rey tiene a su joya de la corona, el barco Fortuna. Solo llenar el depósito para sus paseos ocasiones cuesta 26.000 euros.
Las posesiones de la corona en teoría son de todos los españoles aunque solo las disfruten unos pocos.
Una nueva reina
La sucesión al trono debía traer consigo una nueva reina y rey que tenían que limpiar la cara de una monarquía obsoleta. No solo no han conseguido acabar con la mala fama de esta institución sino que la han acrecentado. Letizia nada tiene que ver con la reina Sofia, una mujer integra y natural.
La naturalidad ha desaparecido dando lugar a una frialdad que ha congelado a medio pueblo. Su obsesión por la estética va más allá de toda lógica.
La nueva reina tendrá que hacer frente a las constantes críticas de un pueblo en contra de una institución que ella ahora representa.