El Rey Juan Carlos I ha mostrado en las últimas horas ser todo un padrazo. Decidió hacer de tripas corazón y acudió a la celebración del cumpleaños de Iñaki Urdangarín en la ciudad de Suiza. Además, esto coincidía con los rumores de que la Infanta Cristina estaba pasando por unos momentos de salud bastante delicados, según la prensa lusa.
Pero, sin embargo, se han descubierto las verdaderas razones por las que el Rey Juan Carlos I ha querido asistir al evento. No es ni por su hija ni por su yerno, sino por otro motivo que dará mucho de qué hablar, y que seguro que no te puedes ni imaginar.
La huida a Ginebra
Por la puerta de atrás, evitando que nadie los viera. Así fue como salieron de España los reyes eméritos. Por un lado, la Reina Sofía se adelantaba a su marido, Don Juan Carlos, para estar unas cuantas horas más con su hija y su yerno. El Rey haría la primera visita (que se sepa) a la Infanta Cristina y a Iñaki Urdangarín desde que huyeran al exilio suizo.
La visita, en un primer lugar, tenía lugar con motivo del cumpleaños de Iñaki, un gesto que hacía sentirse de nuevo a Cristina en el seno de la familia, después de no haber asisitido a la celebración de las 80 primaveras del Rey Juan Carlos I. Un hecho que ha alegrado notablemente a Cristina, que ha podido compartir con sus padres unos momentos de incertidumbre, y seguro que le han transmitido ánimos y fuerza para afrontar lo que les queda todavía por delante.
Las verdaderas intenciones de Juan Carlos I
Lo cierto es que, a pesar de todo lo que se ha dicho, las intenciones del Rey emérito no eran las que parecían. A pesar de haberse dicho que lo que quería era ver a su familia exiliada en el extranjero, lo cierto es que sus intenciones eran bien distintas.
De hecho, si se ha dejado caer por la casa de Cristina y Urdangarín habrá sido de pasada, y casi de casualidad. En Ginebra el emérito ha tenido una agenda verdaderamente apretada para poder cumplir con todo lo que se había propuesto en las tierras suizas, y que seguro que te dejará helado.
Marta Gayá, en compañía de Don Juan Carlos
El Rey encontró en Ginebra a una persona muy especial. No es otra que Marya Gayá, la mallorquina con la que ha mantenido una supuesta relación que dura hasta estos días pero que se inició a finales de los años 70. Los periodistas especializados en Casa Real afirman que Marta es el verdadero amor de la vida de don Juan Carlos y por la cual estuvo a punto de separarse de Doña Sofía. Tanto es así que la separación física es real, de hecho, este verano fueron vistos juntos en Irlanda. Aquí, la prueba.
Ella también se encontraba en Ginebra los días que ha estado el emérito de España de visita, y no es de extrañar que esto haya sido un aliciente (o incluso un gran motivo) para desplazarse hasta la ciudad de la fondue, en la que seguramente hayan compartido curruscos de pan bien empapados en queso fundido o algún paseo romántico en un coche de cristales tintados.
No ha sido por Marta
Sin embargo, todo lo que podía hacer presagiar de que fuera el verdadero motivo de la visita de Juan Carlos I a la ciudad suiza, estamos equivocados. Marta Gayá es un aliciente importante para que pueda encontrarse todavía más cómodo y acompañado en Ginebra.
Sin embargo, los motivos que han llevado a Don Juan Carlos hasta Suiza no ha sido Marta Gayá. De hecho, no tiene nada que ver ni con la familia ni ningún miembro extrafamiliar, porque les ha dado la espalda y se ha fugado a disfrutar de uno de los caprichos que más le gustan, y solo al alcance de los más selectos bolsillos.
La afición de Juan Carlos I
El verdadero motivo de la visita de Juan Carlos I a Suiza no ha tenido otro motivo sino que la (cara) afición del Rey emérito. Estos días se ha celebrado en Ginebra la Feria de Alta Relogería (SIHH), un evento muy exclusivo e indispensable para todos aquellos que desean lucir lo mejor de lo mejor en su muñeca.
Un evento en el que lo que priman son las grandes marcas de relojería, con los modelos más selectos, exclusivos y punteros dentro del mundo de las manecillas. Un evento que Don Juan Carlos, por su afición a este tipo de complementos, no se podía perder bajo ningún concepto, tal y como informan desde ‘Look’
Los relojes de Juan Carlos I
Una de las aficiones que más cultiva el emérito es el del coleccionismo de relojes. Una afición que también ha heredado su propio hijo, Felipe VI. De hecho, muy llamativo fue el reloj que le entregó su padre con motivo del 40 cumpleaños de este, valorado en más de 20.000 euros.
Entre las marcas preferidas de Don Juan Carlos, encontramos relojes de las marcas Rolex, Breitling, Audemars Piguet, Patek Phillippe o Cartier. De hecho, incluso ha apostado por los más tecnológicos, llevando incluso un Apple Watch para estar al tanto de todas las novedades del mundo de la relojería. Aunque si hay una pieza especial para el emérito es la que le entregó Adolfo Suárez, en un encargo expreso del expresidente a la Antigua Relojería de la calle Mayor de Madrid.