A Jaime de Marichalar le costó que la infanta Elena se fijara en él. Tuvo que insistir para que accediera a salir. Aquello empezó de forma tímida. Para la hija de los Reyes Eméritos, aquel joven de familia noble era un amigo. Poco a poco, Jaime consiguió encandilarla a base de conversaciones que versaban sobre un mundo al que ella era ajena, detalles y mucho tesón. Acostumbrada a ir con un look casual, Elena de Borbón se sintió muy atraída por los consejos que Marichalar le aportó sobre cómo mejorar su imagen.
Diseñada para él
Tras la luna de miel, los duques de Lugo se instalaron en Madrid para iniciar la vida en común. Elena empezó a cambiar. Llamaba poderosamente la atención por la ropa que lucía. “Se nota el toque de Jaime”, murmuraban sus allegados. Los looks casual desaparecieron de su armario para llenarse de prendas y complementos de lo más chic firmados por diseñadores de alta costura.
Cuando Marichalar sufrió el ictus, la infanta ya había empezado a cansarse de tanta sofisticación. Se dio cuenta de que aquella mujer que había diseñado Jaime no era ella y quiso recuperar su esencia. Eran muy diferentes. Mientras que a él siempre le ha gustado socializar tras acabar su jornada laboral, la infanta es más de irse a dormir pronto para madrugar y dedicarse a su gran pasión, montar a caballo.
Así fue la decisión inesperada
El duque de Lugo, cuando arreciaron ciertos rumores nada favorecedores para don Felipe, cuentan empezó con la martingala de que Froilán tenía que ser el heredero. Aquello hizo enfadar mucho a la infanta, que se plantó y le dijo que no metiera las narices donde no debía. Por otro lado, el calificativo de los duques de lujo arreciaba con fuerza sobre la cabeza del matrimonio. Un runrún muy incómodo para una mujer que siempre ha querido pasar desapercibida. No le gusta ser el centro de atención y con Jaime siempre lo conseguía.
Un día, la infanta se plantó y dijo “se acabó”. Jaime no estaba de acuerdo. Llegó entonces el cese temporal de la convivencia. La separación supuso un varapalo para doña Sofía, que siempre confió en que la pareja resolviera sus diferencias. Lejos de eso, tras decirse adiós, aumentaron. Los Marichalar estaban muy molestos con las condiciones impuestas a uno de los suyos. No consideraron justo que se le hiciera pasar por el malo de la película. Especialmente enfadada se mostraba la madre del duque, Concepción Sáez de Tejada, dolida por la ingratitud recibida por su hijo como pago a su comportamiento intachable. Entre otras cosas, se le despojó de los escoltas que hasta entonces le habían acompañado. Además, se le impuso un régimen de visitas a sus hijos considerado como poco favorable.
Diferentes formas de educar
En cuanto a la educación de Froilán y Victoria Federica, han existido diferencias. Mientras que Jaime era partidario de que se educaran como otros niños de su edad, la infanta creía que debían familiarizarse con ciertos usos y costumbres propios de la familia Borbón. Ella era más proclive a la mano dura para frenar a su hijo mayor, de ahí que creyera oportuno que pasara una temporada en un rígido internado americano para limar su carácter. Su ex nunca estuvo de acuerdo porque sabía que aquello significaba padecimiento para un chico tan sensible como Froilán.
En cierta ocasión, Marichalar disfrutó de Las Fallas con sus hijos. Los tres tuvieron una gran presencia mediática en Valencia, dejándose ver al lado de las principales autoridades de la ciudad, como la fallecida Rita Barberá, algo que irritó en Casa Real dado que Jaime no les había avisado de sus intenciones. La ex pareja mantuvo una sonada discusión. Para entonces, un muro les separaba. A día de hoy, siguen sin cruzar palabra ni compartir espacio.
El momento de mayor tensión
En junio del año pasado se obtuvo la confirmación de que las cosas entre la infanta y Marichalar están más tensas que nunca. Ocurrió durante una entrega de premios a la que doña Elena asistió acompañada por su madre. Jaime sabía que su ex mujer estaría allí y, quizás, para evitar las murmuraciones, lo mejor es que no hubiera acudido en calidad de acompañante de uno de los premiados.
A pesar de que siempre se había dicho que el ex yerno real era el favorito de su suegra, algo ha ocurrido por el camino que ha hecho que ya no quiera saber de él. De hecho, los tres protagonistas siguieron el acto desde diferentes puntos. Ellas, en primera fila, y él, en las últimas. En ningún momento coincidieron y hasta evitaron que sus miradas se cruzaran. Y es que, como madre, doña Sofía se ha posicionado del lado de su hija.
Marichalar cansado de la persecución periodística
Cuando se produce una separación entre los royals, la Corona intenta opacar al cónyuge que no pertenece a la familia real. Le pasó a Lady Di cuando se divorció del príncipe Carlos. A Sarah Ferguson cuando rompió con el príncipe Andrés de Inglaterra o a Alexandra Manley con el príncipe Joaquín de Dinamarca, por citar solo algunos ejemplos. En este sentido, las cosas han ido igual para Jaime de Marichalar. Tras anunciarse el cese de la convivencia con doña Elena, fue como si desapareciera.
Siempre se ha comentado que Marichalar estaba harto de la persecución periodística y de ahí que eligiera un perfil bajo. Nada de dejarse ver en fiestas con gran proyección pública o en el front row de las principales pasarelas de moda. Todo indica que este exilio de la vida social fue impuesto tras su salida de la primera familia del país. Pero, como nobleza obliga, Jaime no puede abrir el pico y explicar su realidad. Quizás, algún día se desclasifique el documento donde constan las cláusulas, que algunos califican como leoninas, de esta separación. Al respecto, en Zarzuela no sueltan prenda sobre si la ex pareja se ha divorciado o ha iniciado los trámites de nulidad, algo que se comentó con insistencia hace tiempo.