No es ningún secreto que ambas sienten pura animadversión hacia la otra, pero hasta hace poco se molestaban en disimularlo. Ahora, doña Letizia y la infanta Cristina se han cansado de fingir y toda la tensión acumulada durante años ha estallado de forma descomunal en el funeral de doña Pilar de Borbón. ¿Quieres saber qué ha pasado? Sigue leyendo, te lo contamos todo a continuación.
El último adiós a la infanta Pilar
> El pasado ocho de enero, la hermana mayor de don Juan Carlos I perdía la vida a consecuencia del cáncer de colon que padecía desde hace tiempo. Ese mismo día, se erigió en su casa de Puerta de Hierro una capilla ardiente por la que fueron pasando algunos familiares y conocidos para despedirse de doña Pilar, que nos dejaba a los ochentaitrés años. Poco después, se procedió a incinerar sus restos mortales, que más tarde se depositaron en el cementerio de San Isidro, pero los actos fúnebres no concluyeron ahí. El día 29 se celebró en la Basílica de El Escorial un funeral institucional para dar el último adiós a la duquesa de Badajoz, al que se acercaron numerosas personalidades del país.
La Familia Real al completó no faltó a la cita, y por primera vez en mucho tiempo pudimos ver a doña Letizia y la infanta Cristina compartiendo habitáculo. La tensión se palpaba en el ambiente, y terminó estallando de la peor manera posible. ¿Quieres saber qué ha pasado? Sigue leyendo, te lo contamos todo en la página siguiente.
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Se lía en el funeral de doña Pilar
> Tal y como manda el protocolo, los reyes Felipe y Letizia han sido los últimos en entrar a la Basílica de El Escorial. Juntos han recorrido el largo pasillo que llega hasta el altar. Allí, en el primer banco del templo les esperaban los eméritos, don Juan Carlos y doña Sofía, a quienes los soberanos han saludado con dos besos a cada uno. Justo detrás se encontraba la reina Beatriz de Holanda -ahora princesa tras abdicar en su hijo Guillermo Alejandro-, de pie al lado de las infantas Cristina y Elena. El jefe de Estado y su esposa se acercaron a cumplir con la monarca neerlandesa, pero ignoraron de forma descarada a las cuñadas de Letizia. La otrora periodista ni siquiera miró a las hijas de sus suegros, denotando así la mala relación que hay entre ellas. Tiempo atrás hubieran intentado disimular algo de cariño ante los medios, pero ya se han cansado de teatros. No se soportan y así lo demuestran.
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Cristina huye de España
> Las relaciones familiares entre la exduquesa de Palma y el resto de familia se han complicado demasiado en los últimos años. Con su hermano y su cuñada, la reina Letizia, apenas se dirige la palabra. Tampoco con su padre, el rey Juan Carlos I, “pues se interponen siempre las reclamaciones y súplicas de la hija acerca de su marido”, Iñaki Urdangarín, asegura Piar Eyre en su columna de Lecturas. Todo cambió para la infanta a raíz del estallido del Caso Nóos, y en España se siente observada, juzgada y perseguida. Así, parece que doña Cristina pretende romper con todos los lazos que la vinculan a su tierra natal, y según publicó Vanitatis, ha decidido dejar su empleo en la Obra Social la Caixa, donde trabajó durante 26 años. De este modo, sus viajes a nuestro país desde Ginebra se reducirán de forma considerable, ya que la sede de su nuevo puesto radica en Lisboa. Algunas fuentes cercanas a ella aseguran que en Suiza ha encontrado la tranquilidad que aquí anhelaba, y no tiene intención ninguna de regresar. ¿Qué pasará cuando su esposo salga de prisión?
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Cristina se queda en Ginebra
> Han sido unos años complicados para la infanta y su familia. El estallido del Caso Nóos los situó en el punto de mira, y no solo Iñaki Urdangarín pagó las consecuencias de su avaricia. Doña Cristina fue condenada al ostracismo y sufrió el exilio de Casa Real. Desde entonces, salvo en contadas ocasiones, su presencia no es bien recibida en los eventos relacionados con la Corona. Tampoco sus hijos; Juan Valentín, Pablo,Irene y Miguel, se libraron de los desprecios y las miradas por encima del hombro. Por lo visto, sus compañeros del colegio se burlaban de la delicada situación que atravesaba su padre, que finalmente fue condenado a cinco años y diez años de prisión por su implicación en la trama de corrupción.
Con todo esto encima, a la exduquesa de Palma no le quedó otra que coger carretera y manta para mudarse a Ginebra y comenzar allí una nueva vida. Allí se les ha permitido empezar de cero, y se sienten tan integrados que no tienen intención ninguna de volver a España, ni siquiera cuando su esposo cumpla su pena. “Nunca ha pensado en volver, la infanta ha encontrado la paz que necesitaba y ahora que Iñaki tiene la libertad más cerca, será su casa para siempre, sin duda”, apunta Silvia Taulés en un reportaje de Vanitatis.