La limpieza facial es la base para tener un buen cutis y la mejor técnica para combatir el envejecimiento prematuro de la piel. Seamos realistas, ninguna crema anti arrugas o rejuvenecedora va a hacer un milagro en tu rostro si no te has preocupado de mantenerlo en buenas condiciones y, sobre todo, bien limpio. Hoy queremos ayudarte a hacer una perfecta limpieza facial en casa, sin necesidad de invertir grandes cantidades de dinero o de acudir a profesionales, ¡paso a paso!
Desmaquillar correctamente

Lo primero y probablemente más importante para una limpieza facial de calidad es desmaquillarse correctamente, todos los días. Los restos de estos cosméticos se pueden ir quedando adheridos a la piel, obstruir los poros y generar infecciones que estropeen el cutis constantemente. Es un paso muy sencillo pero crucial.
Para hacerlo lo ideal es utilizar los productos específicos para esta misión, ya que un jabón o toallita normal puede ser incapaz de arrastrar realmente los productos del cutis. Existen diferentes formatos para escoger el que más guste a cada persona: leche limpiadora, tónico desmaquillante, jabón facial…
La exfoliación

La exfoliación es otra parte muy importante del mantenimiento de la higiene de la piel del rostro. Se trata de un proceso en el que se retiran las impurezas de la piel, para ello será necesario adquirir un cepillo específico para limpiezas de rostro, así como un gel exfoliante granulado ideado para este fin.
Lo que consigue esta técnica es hacer una limpieza profunda de los poros y de la piel en general. No conviene abusar de ello porque puede resecar la piel y resultar demasiado agresivo, así que basta con hacerlo una o dos veces por semana según las necesidades de cada tipo de cutis.
Retirada de puntos negros

El siguiente paso para una buena limpieza va a ser retirar los puntos negros, y si esto se hace tras la exfoliación será el momento ideal puesto que los poros están abiertos y este proceso habrá facilitado mucho el terreno.
Para ello es importante tener las manos muy limpias y ayudarse con algodones o gasas, todo debe ser bastante estéril para no infectar la piel o el punto negro. Después debes lavarte la cara con agua templada cuidadosamente.
La mascarilla

Después de todo este tratamiento de limpieza la piel se puede quedar algo tocada, de hecho, el uso de exfoliantes suele resecar el cutis y el proceso de quitar puntos negros puede ser un poco incisivo para la piel de la cara.
Si quieres recuperarla de todo este procedimiento lo ideal es seguir con una mascarilla facial especializada en la hidratación profunda del rostro. Estas mascarillas se deben dejar por un tiempo determinado para que la piel las absorba bien y generan resultados excelentes acorto y medio plazo.
Masajear el rostro

A la hora de retirar los restos de la mascarilla tendrás la ocasión ideal para masajear el rostro y favorecer la circulación, relajar los músculos y ayudar que todo lo que se aplica quede bien absorbido en el cutis.
Esto se debe hacer muy suavemente con las yemas de los dedos y a poder ser de forma circular. Te parecerá que no tiene nada en especial o que no causa ningún efecto instantáneo pero realmente te ayudará a la larga si lo incluyes en tu rutina de cuidado facial.
Hidratación del cutis

Por último, la buena hidratación va a ser fundamental como colofón final y para que notes tu piel realmente sana y limpia. Para esto podrás utilizar una crema hidratante que te guste, un cosmético de uso diario que resulte adecuado para tu tipo de piel y ayude a conservar la humedad en ella.
Aunque es muy importante acabar la limpieza con este producto lo cierto es que debe utilizarse a diario. No servirá de nada aplicarlo una vez a la semana o al mes, ya que el rostro necesita hidratación constantemente incluso si la piel es grasa o es mixta. La única diferencia en este tipo de piel más conflictiva es que la crema hidratante debe ser oil free.