Claudia Osborne, es la pequeña de las tres hijas que Bertín Osborne tuvo con Sandra Domecq y la más desconocida de todas; no obstante, ha saltado a la palestra después de cambiar su vida por completo. Y ahora además de trabajar como coach, ha decidido probar suerte en el mundo editorial.
Los traumas de su infancia
Claudia Osborne vino al mundo en un entorno con el que estaba destinada a vivir una infancia feliz, pero no fue así.
Su madre, Sandra Domecq, con la que guarda un gran parecido, falleció de cáncer cuando ella tenía 15 años; sin embargo, su trauma emocional venía de atrás. “Mi gran herida es la del abandono, y esa la viví de niña. Nací en una época muy difícil para mi madre, que se acababa de separar, estaba sola y tirando de tres niñas. Mi madre era luminosa, eso lo llevaba dentro, pero yo la percibía muy triste. Sentí que mis necesidades no estaban cubiertas. Y esa herida terminó de abrirse cuando murió. No me dio tiempo a recibir lo que necesitaba de ella”, dijo.
Tampoco le ayudó el hecho de que, tras la muerta de su madre, comenzó a ‘dar tumbos’, mudándose de un lugar a otro; pasó tres años con una tía paterna, luego se mudó casa de su hermana Alejandra y después con su prima. El detalle es que, mientras todo esto sucedía, Claudia había caído en la bulimia, pero nadie parecía darse cuenta que aquella perfecta estudiante estuviera enferma.
Ahora, afirma que le va fenomenal profesionalmente, “me siento como nunca pensé que me iba a sentir, tan satisfecha, tan completa…”.
