Escándalos y más escándalos. Así ha sido el último año de Don Juan Carlos. Desde que se retirase de la vida pública hace 365 días, el emérito ha estado envuelto en polémica y rodeado de desgracias. La muerte de su hermana, algunas de sus amantes y la decisión de su hijo Felipe han marcado este último año de su vida, y no precisamente para bien. Te recordamos todo lo sucedido, a continuación.
Un año desde que se «jubiló»
> Mucho se habló durante semanas del adiós a la vida pública de don Juan Carlos, que tuvo lugar de forma oficial el pasado 2 de junio de 2019. Cuando la noticia salió a la luz no se mostró afectado, todo lo contrario. Sin embargo, dicen que la procesión va por dentro. El rey quiso organizar una fiesta para celebrar el adiós a su antigua vida. A la misma estuvieron invitados familiares y un puñado de amigos. Un total de cincuenta personas que disfrutaron de un almuerzo y, posteriormente, de una corrida de toros en homenaje a la madre de don Juan Carlos.
365 días desde que el emérito abandonó sus deberes institucionales. Un aniversario agridulce debido a la complicada situación que atraviesa España por el estado de alarma. ¿Qué ha estado haciendo Juan Carlos durante estos doce meses de jubilado? Lo cierto es que el monarca ha estado salpicado por la polémica y los escándalos. Dale a ‘siguiente’ para saber más.
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El drama de don Juan Carlos: la muerte de su hermana
> El pasado ocho de enero perdía la vida doña Pilar de Borbón a raíz del cáncer de colon que padecía desde hace tiempo. Inmediatamente después de su fallecimiento, se erigió en su domicilio de Puerta de Hierro una improvisada capilla ardiente por la que se fueron pasando sus familiares y amigos para despedirse de ella. Destacó la presencia de su hermano, el rey Juan Carlos I, que fue a despedirse de la duquesa de Badajoz acompañado de su esposa, la reina Sofía. Tampoco faltaron las infantas Elena y Cristina, e incluso don Felipe y doña Letizia se pasaron por el domicilio para presentar sus respetos. Al día siguiente se procedió a su incineración, pero los actos fúnebres todavía no han terminado.
Pero no sólo tuvo que sufrir la muerte de su hermana, sino que su hijo Felipe le dio por completo la espalda a su padre, tras verse salpicado de forma indirecta en todos sus escándalos y chanchullos. Unas palabras que dejaron en shock a España y también en muy mal lugar al emérito. En la siguiente página te contamos todos los detalles.
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Felipe da la espalda a su padre y reniega de él
> Los escándalos del monarca abdicado que en los últimos meses han visto la luz obligaron al rey Felipe VI a emitir un comunicado en el que se desmarcaba de su padre. Lo apartó definitivamente de la Corona y le retiró su asignación presupuestaria, un gesto que don Juan Carlos I entendió como toda una humillación, según apuntaron las fuentes cercanas a Palacio. Aunque fue el rey quien firmó ese polémico documento, algunos apuntan que Letizia podría esconderse detrás de esta decisión de dar la patada al emérito.
Lo cierto es que la reina nunca se llevó del todo bien con su suegro, y las malas lenguas la acusan de haber aprovechado este mal momento que atraviesa la imagen pública de don Juan Carlos I para darle la estocada definitiva. Por si fuera poco, el emérito se ha visto salpicado en este primer año de jubilado con varios escándalos de amantes y de dinero. En la siguiente página os contamos más.
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Sus escándalos con dinero y amantes
> La imagen pública del suegro de Letizia se ha menoscabado en los últimos días a consecuencia de los chanchullos económicos que llevan su nombre. Su propio hijo, el rey Felipe VI, se vio obligado a renegar de él públicamente a través de un comunicado en el que renunciaba a su fortuna manchada de dinero negro y le retiraba su asignación presupuestaria. El escándalo fue tal que incluso atravesó nuestras fronteras.
La prensa internacional dedicó un minucioso reportaje a los escándalos de don Juan Carlos, de quien dicen que solo se movió por “el sexo y el dinero” en los últimos años de su reinado. Además, han desvelado el nombre de una famosa cantante española que también se incluiría en la larga lista de sus amantes.
Es cierto. Es un fotoreportaje que da vida a esta sequía informativa que resulta soporífera. Las instantáneas hablan por sí solas. Y lo que dicen no me gusta demasiado. Me da miedo. Tal vez porque la escena me obliga a viajar a través del tiempo en ese tren de los corazones rotos. Más que deseo, percibo tristeza, rebote, falsa resiliencia y necesidad de demostrar una felicidad que parece forzada, estudiada, autoimpuesta. Tengo la sensación de que Diego se ha dejado llevar por esas corrientes que invitan a festejar la pena aparcándose en otros cuerpos o por esa filosofía (sic) que induce a huir hacia adelante para vencer no sé a qué o a quién. Pobre.
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