Hacer un bizcocho casero con éxito no tiene punto de comparación con cualquier versión industrial, son auténticas delicias culinarias. Pero conseguir el punto exacto no resulta tan sencillo, y en muchas ocasiones puede ocurrir que tu receta quede seca, quemada o demasiado insípida. Hoy te vamos a mostrar cómo hacer un bizcocho tan esponjoso que parezca un flan ¡y sin salir de tu cocina!
Cómo hacer un bizcocho jugoso
A la hora de elaborar una receta de bizcocho casera es fundamental hacer una buena elección de los ingredientes, ya que si se quieren cocinar variedades con alimentos que puedan quedar un poco secos la tarea te puede llegar a complicar considerablemente.
Lo ideal es optar por una modalidad de bizcocho con yogur si se quiere conseguir una textura esponjosa y que sea realmente agradable al paladar. Dentro de estas variedades tendrás para escoger ya que podrás elaborar, por ejemplo, bizcocho de calabaza o bizcocho de zanahoria y nueces. Para los más golosos siempre se puede añadir un toque de chocolate.
Los ingredientes
Para que tengas una buena base te vamos a facilitar los ingredientes y pasos para elaborar un bizcocho con base de yogur que quede de lo más esponjoso. Después estarás preparada para hacer tus propias versiones o añadir otros condimentos al gusto.
Vas a necesitar 1 yogur natural, 3 huevos, 225 gramos de harina, 240 gramos de azúcar, 120 gramos de aceite de oliva, 1 sobre de levadura en polvo o polvos de hornear y un poco de mantequilla que se usará para untar el molde del bizcocho.
La preparación
Primero se vacía el yogur en un pequeño bol, podrás utilizar su recipiente para medir de las cantidades de los ingredientes. Se precalienta el horno a 180º durante 10 minutos, mientras se puede elaborar la masa. En un bol grande se añaden las dos medidas de azúcar y los huevos y se baten enérgicamente con un batidor de varillas.
Se añade el aceite y el yogur y se sigue batiendo para que la mezcla quede homogénea y sin grumos. Después, se pone un colador justo encima del bol y se van añadiendo la levadura y la harina de forma que pasen por él, es decir, se utiliza la técnica del tamizado. Se termina de mezclar todo para que queden perfectamente integrados todos los ingredientes.
El horno
Una vez finalizada la elaboración anterior se forra el molde con papel vegetal o se unta con un poco de mantequilla. Se puede hacer con un pincel de cocina, y es recomendable que la mantequilla haya estado unos minutos fuera de la nevera, si no es así se puede introducir en el microondas por unos minutos para que se ablande.
A continuación, se vierte la masa en el molde y se introduce en el horno a una altura media. Una vez dentro se hornea a una temperatura de 180º durante unos 30 minutos. Se debe vigilar pero no estar abriendo y cerrando la puerta del horno durante ese tiempo.
Los últimos pasos
Cuando el bizcocho ya lleve el tiempo indicado dentro del horno se debe hacer la prueba del palillo. Esto consiste en pinchar con un palillo el bizcocho, y si sale sin restos pegados es que está listo. Cuando se cumpla esta condición se debe apagar el horno, sacar el bizcocho y dejarlo reposar unos minutos antes de desmoldarlo.
Se te decantas por utilizar un molde tipo Bundt Cake, verás el bizcocho perfectamente cocido, pero para que quede bien tendrás que esperar exactamente 10 minutos para darle la vuelta y desmoldarlo, así es como quedará un bizcocho esponjoso y bien hecho.
La degustación
Lo ideal es desmoldar el bizcocho pasando un cuchillo por el borde y despegándolo de las paredes, no tendrás mucha dificultad si has seguido todos los pasos. Se debe servir cuando se haya enfriado, y se puede acompañar de unos trocitos de chocolate o lo que más te guste.
También quedará muy bien con trozos de fruta, con nata o con un poco de canela. Si quieres ir un paso más allá con el chocolate, podrás fundir un poco de chocolate en el microondas y añadirlo por encima de la porción que quieras consumir ¡será una delicia!
Trucos para un bizcocho esponjoso
Para que cualquier tipo de bizcocho quede lo más esponjoso posible puedes seguir algunos trucos infalibles. Uno de ellos es seguir la receta e ingredientes al pie de la letra, ya que la repostería es muy exacta en este sentido. Por otro lado, lo ideal es que todo lo que vayas a añadir esté a temperatura ambiente en lugar de venir directamente del refrigerador ya que podría cortar el proceso químico.
Uno de los puntos cruciales es el tratamiento de los huevos, airearlos bien va a conseguir que el resultado sea mucho más jugoso. Por otro lado, cuando se usen aromatizantes y especias se debe tener mucho cuidado con las cantidades para que no arruinen la textura ni ofrezcan un sabor demasiado intenso.