Siempre es buen momento para degustar un bizcocho: con el desayuno, de postre, en la merienda… Es uno de los dulces más versátiles y se consume tanto en su versión comercial como elaborado artesanalmente en casa. Habitualmente el biscocho es robusto y da para muchas raciones así que a la hora de consumirlo tendrás dos opciones claras, o comerlo en un visto y no visto o congelarlo. Si no sabes cómo almacenarlo de esta forma hoy queremos enseñarte a hacerlo ¡tendrás siempre un bizcocho a buen recaudo!
Congelar un bizcocho

Estos deliciosos postres deben congelarse con ciertas medidas para evitar que se escarchen, adquieran malos olores o terminen por resecarse. El método va a depender mucho del tamaño del bizcocho y del estilo la receta de los bizcochos en cuestión. Como regla general, los bizcochos recién hechos pueden congelarse 1 o 2 horas después de salir del horno, es decir, cuando ya estén tibios.
Lo ideal es cortarlos en láminas y separarlas con papel de horno para su correcta conservación. Dependiendo del tiempo que dure dicho bizcocho congelado, es necesario envolver estas porciones en papel film para evitar que adquieran sabores y olores del congelador en el que se van a guardar.
La masa del bizcocho

Tal vez te preguntes si la masa del bizcocho se puede congelar para dejarlo a punto para cocinar. Te aconsejamos que no hagas experimentos en este sentido por la respuesta es un no rotundo. Ningún tipo de masa líquida, nata o crema puede congelarse ya que perdería su textura al momento de la descongelación y posterior horneado.
Lo único que puede introducirse y almacenarse en el congelador es la masa del bizcocho ya cocinada y previamente enfriada a temperatura ambiente. Eso sí, pueden conservarse bizcochos ya con el relleno, bien sean de chocolate, frosting o mermelada; en porciones o propiamente el bizcocho en su totalidad.
Tiempo de almacenamiento

El bizcocho se puede almacenar durante muchísimo tiempo en el congelador según los expertos. Concretamente, se dice que congelar un bizcocho simple sin ningún tipo de crema o aderezo podría aguantar bien conservado hasta un mes.
Para cualquier bizcocho en general lo mejor es almacenar durante aproximadamente una semana, ya que podría generarse escarcha durante el tiempo de conservación e ir arruinando la receta con el paso del tiempo.
Normas generales para congelar bizcochos y dulces

Lo primero y más importante es que los bizcochos y masas no se deben llevar al congelador mientras estén calientes. Lo correcto es esperar a que se enfríen por completo. Cuanto menos aire quede entre el bizcocho y el envoltorio, mejor. Así que se debe envolver lo que se va a congelar con film transparente de cocina muy cuidadosamente. Después, se mete en un recipiente hermético y se tapa bien.
Se pueden congelar bizcochos o tartas enteras o en porciones. Lo mejor es que se haga según se vaya a consumir después al descongelarlas. Por otro lado, los dulces y los bizcochos se descongelan a temperatura ambiente y van perdiendo de forma natural la humedad del congelador. No es recomendable acelerar este proceso con hornos o microondas.
Dulces que se pueden congelar

Si esto de congelar los dulces te ha parecido todo un descubrimiento tenemos la gran noticia de que muchos de ellos también se pueden almacenar de esta manera. Entre ellos están las galletas, magdalenas y bizcochos, incluso con sus rellenos de mermeladas o chocolates. También los brazos de gitano rellenos y las planchas de bizcocho para rellenar una vez se quieran servir.
También se pueden guardar en el congelador las mermeladas o cremas de chocolate fundido. La masa quebrada o masa brisa, los buñuelos o profiteroles hechos de masa choux. Siempre hay que tener las precaución de congelarlos sin el relleno y rellenar una vez descongelados para no estropear las texturas.
Dulces que no se pueden congelar

Por desgracia, existen otros postres que no se pueden congelar y tendrás que consumir frescos o buscar otro método más apropiado de almacenamiento. Estos son, por ejemplo, los dulces y pasteles que lleven gelatina. La gelatina pierde completamente su textura en el proceso de congelación y estos platos se arruinan con esta técnica.
Los merengues tampoco se deben congelar ya que la textura del merengue tras la congelación es pegajosa y pierde sus propiedades. La crema pastelera se degrada y pierde su textura tras la descongelación, volviéndose más líquida. Por último, la nata líquida de cocina para montar se puede congelar pero una vez descongelada ya no se puede montar.