Isabel Pantoja y Julián Muñoz fueron los protagonistas de una de las parejas más mediáticas de la prensa del corazón española. Su inesperada historia de amor marcó un antes y un después en la vida de la tonadillera, sin imaginarse hasta qué punto podría complicarse. Aunque ahora no quieren saber nada el uno del otro, lo cierto es que estuvieron enamorados como adolescentes y tuvieron un romance de película.
2Isabel Pantoja se convierte en imagen de la ciudad de Marbella
La confirmación de Isabel Pantoja como imagen de Marbella llega en Fitur en Madrid, donde Julián Muñoz hace que le pongan su nombre a un avión. En ese momento, la cantante acababa de finalizar su relación con Diego Gómez. Días después, la pareja se deja ver por la fiesta de La Candelaria. Ahí comienzan los primeros rumores de romance, a pesar de que el alcalde sigue casado con Maite Zaldívar.
Cuando se empieza a especular con una relación, Julián Muñoz se presenta en una rueda de prensa para desmentir que vaya a separarse de su mujer: “Se ha especulado mucho con este tema y se han dicho muchas barbaridades. Mi mujer no ha puesto ninguna demanda de separación, porque no tenemos intención de separarnos”. Años después, concretamente en 2022, con el estreno de su docuserie, el exalcade confirmó que sí que estaba con Isabel Pantoja en ese momento: “Tuve muy poca vergüenza haciendo esa rueda de prensa. Quería estar con Isabel Pantoja, pero no me quería separar de Maite”, explicó.
Durante el juicio por el caso Malaya, Isabel Pantoja relató su testimonio sobre el inicio de la relación con Julián Muñoz: “Fue en el año 2003, en una Candelaria del 19 de marzo, el Día de San José. Pero esa relación no estaba consolidada, quiero dejarlo muy claro, porque él me decía que estaba separado, pero yo no me lo creía”. Cuando finalmente se oficializa la relación fue en junio de ese año: “Entonces, en El Rocío de 2003, en junio, por la mañana, antes de salir de mi casa de El Rocío, apareció con su abogado y el documento que certificaba que tenía la demanda de divorcio”, confesó la tonadillera.
