Extremadura está repleta de comarcas naturales muy dispares entre sí, desde Las Hurdes o la Vera hasta la Sierra Suroeste de Badajoz, pero, pese a ello, las diferencias geográficas no son un conveniente para encontrar municipios de gran belleza en cualquiera de sus territorios. Da lo mismo que sean alquerías de montaña, aldeas de regadío o poblados históricos en extensas llanuras. Aquí vamos a intentar mostrar algunos de los pueblos más bonitos de una comunidad que, como todas las de España, guarda auténticos tesoros que son poco conocidos.
Fortaleza templaria en Extremadura
En esta pequeña ruta por Extremadura nos tenemos que detener en Fregenal de la Sierra, pueblo situado al sur de Badajoz que está lleno de vestigios históricos incomparables, hasta el punto de que su distinción ha llevado a este lugar a ser uno de los Pueblos Mágicos de España, uno de los cinco que existen en la comunidad autónoma. Entre sus callejuelas empedradas y casas solariegas encaladas, encontramos una fortaleza templaria del siglo XIII, que alberga en su interior una plaza de toros y un mercado de abastos de estilo modernista. Pero eso no es todo, muchas viviendas tienen patios mudéjares dignos de ver.
Trajano en Extremadura
Otra población de Extremadura que merece una parada es Alcántara, localidad de menos de 2.000 habitantes que se encuentra ubicada en la orilla izquierda de río Tajo y a menos de 20 kilómetros de Portugal. Es reconocida por su puente romano de seis arcos construido en tiempos del emperador Trajano. Otros monumentos de gran valor son el palacio de los Roco-Campofrío, el convento de San Benito con su galería porticada y la iglesia de Santa María de Almocóvar, parroquia en la que se encuentra la pila bautismal de San Pedro de Alcántara. Está a apenas una hora de Cáceres, por lo que si visitas ésta se puede hacer una pequeña escapada a la primera.
Cuacos de Yuste
Si se va a Extramadura no puede dejar de verse la capital administrativa de la Vera: Cuacos de Yuste. Este lugar tiene un patrimonio cultural muy importante, pero si por algo destaca, es por ser el lugar de retiro del emperador Carlos V tras su abdicación. Dentro del monasterio de Yuste se pueden ver claustros, balcones, salones, jardines y hasta la silla construida para transportar al monarca cuando padecía la gota. No muy lejos del convento, se aloja un cementerio alemán donde se encuentran enterrados aviadores, marinos y soldados de la I y la II Guerra Mundial.
Riomalo de Abajo
Otro punto que hay que ver en Extremadura es el meandro del Melero de Riomalo de Abajo. Este accidente geográfico está formado por una vertiginosa curva del río Alagón, una bella postal que merece la pena fotografiar. Uno tiene que recorrer las callejuelas de la alquería y hablar con los lugareños para conocer las costumbres y las oscuras leyendas de la zona. Y es que, como decía Miguel Unamuno a principios del siglo XX al ver una zona abrupta, incomunicada y con una tierra infértil, «si en todas partes del mundo el hombre es hijo de la tierra, en Las Hurdes la tierra es hija de los hombres» . Las características de este paraje montañoso lo han convertido en un reclamo turístico. Sin duda hay que pasar por la zona si uno hace una excursión desde Cáceres.
Garrovillas de Alconétar
Es tal la variedad de lugares mágicos de Extremadura que incluso uno se puede encontrar una plaza porticada y empedrada con aire puramente medieval. La misma se encuentra en Garrovillas de Alconétar, donde se podrá ver uno de los órganos más antiguos de Europa, que se encuentra dentro de la parroquia de Santa María. También hay un majestuoso corral de comedias de finales del siglo XX que evoca a los que había durante el Siglo de Oro español, sin nada que envidiar, por ejemplo, al de Almagro en Ciudad Real.
Trujillo
Podríamos estar todo un día recitando pueblos de Extremadura que merece la pena ver, pero sin duda no podemos acabar este artículo sin hablar de Trujillo. Estar en esta localidad es como hacer un viaje a través de los siglos, pues su historia va desde los romanos hasta la Edad Media. Su plaza Mayor es de origen renacentista y se encuentra rodeada por palacios, casas señoriales y la iglesia de San Martín, en la que llaman la atención las bóvedas de crucería. Considerado como uno de los pueblos más bonitos de la Comunidad, en lo alto del cerro Cabeza del Zorro se alza el castillo de Trujillo, una fortaleza del siglo IX que aún conserva restos de una alcazaba árabe. Desde allí, las vistas de la localidad son una auténtica maravilla.