Alejandro Abad se ha propuesto dinamitar OT. El reencuentro a base de declaraciones incendiarias. Si te caía bien este productor musical, vas a odiarlo cuando leas lo que te contamos.

Nos irrita sobremanera el autobombo que Alejandro Abad se gasta. Todo indica que es inseguro y de ahí su manía de reafirmación perenne. Un poquito más de humildad y algo menos de soberbia.

El hecho de que Alejandro Abad ningunee a los triunfitos consigue sacarnos de nuestras casillas. Eso de decir que sin mí no serían nada, como que no. Es incierto y de un pedante que tira para atrás.

En el colmo del despropósito, el productor musical ha dicho que Naim Thomas y Juan Camus deberían ir a picar a la puerta de su casa para darle las gracias. ¿Acaso ha perdido el norte?

No entramos ni salimos en el porcentaje que como productor se llevó Alejandro por la canción Mi música es tu voz. Ahora bien, que diga que todo el éxito se debe a él, pues no. Eso ya es pasarse de la raya.

Sin estribillo no hay paraíso, grita Alejandro Abad. Vale que sin su intervención Mi música es tu voz sería otra cosa, pero tampoco estaríamos hablando de la canción si los triunfitos no la hubiera compuesto.

Tenemos el cupo hecho de personajes histriónicos en televisión. Así que, por favor, Alejandro Abad, vuelve a tu esencia y no te pongas en plan freaky como hiciste en el Deluxe.

¿Acaso el productor musical es vidente? De otro modo no se explica que sentencie que los triunfitos no se soportan. Hace años que no tiene contacto con ellos y, sin embargo, se pronuncia como si fuera el depositario de todos sus secretos.

Nos pone al borde del parraque que Alejandro, quien hace un tiempo afirmaba no querer saber nada de programas como Sálvame o el Deluxe, ahora se haya vuelto un converso. Tanta coherencia, no, por favor. Ironía modo on.

O Tinet Rubira interviene, o Alejandro Abad va a acabar con OT. El reencuentro. Parece que el productor se ha propuesto inmolarse para acabar con el sueño de muchos seguidores del formato, que clamaban hace años porque sus ídolos volvieran a compartir escenario.

Alejandro Abad es uno más de los productores que los responsables de Operación Triunfo escogieron para producir canciones. Fue un regalo del cielo para él que estuvo muy bien pagado. Y como él, hay otros que no se dedican a largar y dinamitar el programa. Se agradecería un poco de silencio.





















Y como todo lo que envuelve a Marc es noticia, también su primera esposa, Daynara Torres, ha sido preguntada por esta segunda oportunidad entre su ex y López. A propósito, la bella ha resaltado que Anthony es un gran padre y que le desea lo mejor. No ha querido entrar en honduras. Todo indica que no puede hacerlo ya que su divorcio incluía una cláusula de confidencialidad.


























































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El ex director de El Mundo se jacta de que estuvo en el despacho de Ben Bradley, el director del Washington Post, la mañana en que el juez Sirica tenía que tomar la decisión sobre si hacer públicas la conversaciones grabadas de Richard Nixon sobre el Watergate. Su biógrafo, José Diaz Herrera, asegura que revisado el libro de visitas de esos días, Ben Bradley anuló todas sus visitas, entre las que no se encontraba ninguna con Pedro J.
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Durante años, Pedro J y Ágatha han querido mostrar al mundo que el incidente del vídeo no les pasó factura. Sin embargo, de aquellos días data una grabación, obtenida por el CESID, en la que se demuestra que la diseñadora, tras el escándalo, se instaló en París y exigió al padre de sus hijos tres bienes inmuebles, uno en Mallorca, otro en Milán y el último en París. El de Milán es un amplio local donde Ágatha puso una de sus tiendas. Los dos restantes, son viviendas.
Pedro J Ramírez es un hombre de suerte. Ha ganado rifas, le ha tocado la lotería de Navidad, 16 millones de la época. El mismo ha reconocido: “A veces siento pudor ante los juegos de azar por lo fácil que me resulta ganar. Aunque la fortuna está de mi parte de una forma especial, prefiero reservar mi suerte para cosas importantes”, confesaría el periodista a Marta Robles.










