El Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial acogió entre sus grandiosas puertas la misa conmemorativa del XXV aniversario del fallecimiento del Conde de Barcelona. Como no podía ser de otra manera, este acto contó con la presencia de las altezas reales, los actuales reyes de España, junto a la reina emérita, Sofía y Juan Carlos I.
Una cita que rinde homenaje a Juan de Borbón, y que nos permite analizar la difícil situación que vivió con su primogénito, Juan Carlos I. Nos remontamos a un contexto dónde la monarquía dejaba paso a la república y a una guerra, que marcó la llegada de la dictadura del General Franco, quién no escondió nunca la predilección que tenía por el joven Borbón, Juan Carlos.
La situación vivida de su hijo, Juan Carlos I
Juan de Borbón contempló desde una esquina como el trono que le pertenecía desde nacimiento, le era arrebatado y cedido a su primogénito Juan Carlos I. Una corona real que nunca llegó a tocar ningún pelo de su cabellera, una decisión de la que se vio privado, pues fue el General Franco quién tomo la potestad de este acto.
La relación que Juan Carlos I mantuvo con su padre estuvo influida por esta dictadura, provocando que se deteriorara hasta límites insospechados, a medida que el afecto de Franco se focalizaba más en el pequeño Borbón y menos en su supuesto «cómplice» el Conde de Barcelona.
Una relación que estuvo marcada por múltiples altibajos, que señalaron que la difícil situación que ambos, Franco y Juan de Borbón, vivieron y que afectó ineludiblemente al actual rey emérito. Esto lo podemos ver y escuchar en el propio documental, ‘Yo, Juan Carlos I, rey de España’ grabado antes de la abdicación de Juan Carlos I, emitido en Francia, en el cual el propio monarca decía: «Yo entonces estaba como una bola de ping-pong cuando las cosas estaban bien entre mi padre y Franco, yo estaba en España. Cuando empeoraban, me mandaban a Portugal», afirmaba con resignación el rey emérito.
Juan Carlos I: La resignación del Conde de Barcelona
Don Juan de Borbón nunca tuvo voz para participar en las diferentes decisiones que se llevaban a cabo en la hegemonía del poder, años largos de espera en el que el silencio y la resignación fueron su arma más utilizada la cual, nunca fue disparada. La omisión de su opinión, por miedo a las represalias o por una simple conformidad que irá adoptando poco a poco en su vida cotidiana, parecieron dejar claro para el General que él no iba a ser el próximo monarca de España. Pese a ser el supuesto dueño de la corona española.
A pesar que el Conde de Barcelona vino al mundo con la idea de que él, al ser el tercer hijo de Alfonso XIII, se dedicaría a otros menesteres que estuvieran apartados de la corona. Pero, tras la renuncia de su hermano mayor, Alfonso, y la discapacidad de su hermano mediano Jaime que conllevó su sordera, de pronto se encontró que él era el heredero de esta.
Sin embargo, como todos sabemos pese a las múltiples ilusiones que se fueron formando en su cabeza desde la niñez, nunca llegó a reinar. Sino que nada más lejos de la realidad. Se convirtió en un exiliado sin voz y sin voto en una España fragmentada, que intentaba curar las heridas de su cuerpo ensangrentado lo más rápido posible.
Tal vez, el motivo de esta relación sea el arrepentimiento, un sentimiento debido a que el Conde de Barcelona se mantuvo firme, en un inicio, en su apoyo hacia el bando encabezado por el General Franco que finalmente le arrebataría la hegemonía de la corona.
Juan Carlos I y su relación con el dictador Franco
Con la llegada de Franco al poder, se esperaba que el vínculo del primogénito, Juan Carlos I, y la corona española fuera deteriorándose progresivamente, pero esto como muchos ya saben, no es lo que sucedió. Lo que Franco empezó a ver en el joven Borbón sólo lo sabe a ciencia cierta él, pero sin duda, debió de ver ganas de luchar y mantenerse firme pues como los propios libros de historia nos revelan, esto sería vital y cobraría una mayor relevancia con el paso de los años.
El rey emérito fue formado en su adolescencia para que pudiese acceder a la corona española, cuando llegará el momento. Tal y como solicito el caudillo, Juan Carlos I, tras marchar a Portugal, regresó a España dónde tomaría el servicio militar. Esta petición provocó el deterioro progresivo, en la relación entre padre e hijo.
Como el propio Juan Carlos I aclaraba, en el documental previamente mencionado, Franco había posado sus ojos en el actual rey emérito «creo que Franco pensó que era mejor yo que mi padre. Porque quizás las fuerzas del régimen no hubieran aceptado a mi padre», sentenciaba Juan Carlos I.
La relación entre ambos personajes se puede resumir en una frase emitida también en el propio documental: «Era una persona que no hablaba mucho, pero conmigo sí, se reía y comentábamos cosas. Con el resto de la gente era hermético», aclaraba Juan Carlos cuando se refería al General.
La relación que desarrolló el Dictador por Juan Carlos I provocó que fuera esta la principal razón de que tras su fallecimiento, fuera él y no su padre, el Rey de España. Una corona que dejó por el camino la posible buena relación de un padre con su hijo.