Conocemos a Tamará Falcó desde su nacimiento. Su rostro, es una constante en las revistas del corazón desde que era un bebé gracias a su ilustre madre, Isabel Preysler. Pero ¿qué queda de aquella niña que salía de forma secundaria en el papel couché? ¿Conseguirá Tamara arrebatarle el trono de reina de las revistas a su madre?
Su infancia

Como decimos, conocemos a Tamara Falcó desde su nacimiento fruto de la relación de Isabel Presyler y Carlos Falcó, recientemente fallecido a causa del coronavirus. La felicidad de esa niña no duró mucho, pues sus padres se divorciaron cuando ella era pequeña. No obstante, según ha contado en numerosas ocasiones no vivió ese hecho como un trauma. A su hogar pronto sumaría una nueva hermana – Ana – fruto de un nuevo padre – tío Miguel Boyer – que no obstante no sería la última pareja de su madre a la que tendría que acostumbrarse.
Imagen de frívola y un poco «despistada»

A pesar del glamour al que nos tiene acostumbrada Isabel Preysler, las apariciones de su hija no iban precisamente en esa sintonía. Cuando Tamara Falcó tuvo edad para asistir a fiestas comenzamos a conocerla mejor. Esa fue la época de la chica natural que metía la pata cada vez que hablaba, que empotraba su coche recién estrenado contra una fuente enorme, y en definitiva que estiraba la adolescencia viviendo en casa de mamá todo lo que podía. Es la época de una Tamara divertida y sin complejos.
Su vocación religiosa

Sin embargo, precisamente a esa época más desenfrenada, le siguió exactamente lo contrario. Un verano – muy aburrido, suponemos – Tamara Falcó decidió leerse la Biblia y entonces sintió la llamada. Lo cierto es que según ella misma contó a varias revistas, tuvo una vocación repentina que hizo tambalear sus cimientos. Su propia madre no daba un duro por esa fe profunda que pareció embargar a su hija. Lo cierto es que parece que ya lo ha superado.
Masterchef y la televisión

Y aunque ya había hechos sus pinitos televisivos, la gran audiencia descubrió a la Tamara Falcó divertida y exigente en los platós de Masterchef. La versión celebrity del talent culinario nos mostró a una Tamara trabajadora, solidaria con sus compañeros, algo despistada, pero siempre divertida. Para los anales de la historia de la televisión queda el momento de la final en el que Isabel Preysler y su novio Mario Vargas Llosa acudían a darle ánimos a Tamara, quien además se alzaba con el triunfo.
Cocina al punto

Pero su paso por Masterchef parece que no ha sido algo puntual. La relación de Tamara Falcó con la cocina y el arte de invitar viene de muy lejos. Como ella misma cuenta, ha trabajado gestionando una de las fincas de su padre y con distintas empresas de catering, pero ella misma ha descubierto tras el programa de TVE otra nueva vocación – esperemos que más duradera que la religiosa. Lo cierto es que, la chica que parecía tan despistada, tiene un programa propio en La Primera «Cocina al punto». Se ha ganado el cariño de los que la rodean poco a poco, y ahora solo hay que ver, si también el cariño de la audiencia.