La situación económica de Makoke se encuentra en un punto crítico. Tras un matrimonio que terminó de manera tumultuosa con Kiko Matamoros, la malagueña enfrenta ahora serios problemas financieros que podrían llevarla a perder su hogar. A pesar de que las heridas emocionales han comenzado a sanar, los problemas económicos que arrastran ambos, tanto Kiko como Makoke, tras su separación, continúan siendo una fuente de angustia.
La deuda que ha cambiado todo

Kiko Matamoros ha sido abierto sobre su millonaria deuda con Hacienda, la cual ha ido reduciendo gradualmente. Hace unos meses, él mismo afirmaba que le quedaban menos de 600.000 euros por pagar. Sin embargo, Makoke también se encuentra en una situación complicada con el fisco, y su conflicto acaba de dar un giro significativo.
Acosada por una deuda de más de un millón de euros relacionada con su vivienda en La Finca, la casa en la que convivió con Kiko, Makoke ha decidido mudarse. Según información obtenida por este medio, Makoke ya ha realizado su mudanza y en pocos días se instalará en la casa de su novio Gonzalo, con quien mantiene una relación desde el pasado verano. Aunque esta decisión responde a su deseo de iniciar una vida en común con Gonzalo, también está influenciada por los recientes movimientos relacionados con su antigua vivienda.
Según nuestras fuentes, la hipoteca de la casa de Makoke ha sido transferida a un fondo de inversión, conocido coloquialmente como fondo buitre. Estos fondos tienen como objetivo principal adquirir propiedades con deudas difíciles de recuperar, con la intención de hacerse con los inmuebles y desalojar a sus inquilinos.
Así se ha desarrollado la situación

¿Qué ha ocurrido exactamente? En febrero de este año, el Banco Sabadell, con quien Makoke tenía firmada su hipoteca, cedió el crédito a la empresa Real Estate Opportunities II, un fondo de capital riesgo especializado en la adquisición de inmuebles tóxicos. Este fondo se convirtió en el nuevo dueño de la deuda de Makoke e inició una negociación que culminó con su salida de la vivienda. A pesar de todo, Makoke logró alcanzar un acuerdo favorable.
Desde hace varios años, Makoke no podía hacer frente a la hipoteca, lo que incrementó su deuda hasta convertirse en algo inasumible. Esta situación se agravó cuando Hacienda la obligó a asumir parte de la deuda que Kiko tenía con el fisco, empeorando su salud financiera. Ahora, con su vivienda en manos de un fondo buitre, la cuestión inevitable es: ¿ha habido un desahucio? La respuesta es clara: no.
«No me han desahuciado, ni mucho menos. De hecho, mi hijo y su familia siguen viviendo en esa casa», aseguró Makoke. Según fuentes especializadas en el sector, desde febrero no ha habido tiempo suficiente para llevar a cabo una ejecución hipotecaria. «Lo más habitual es que el propietario trate de evitar una ejecución hipotecaria negociando con el fondo. Esto puede llevar varios meses o incluso años, así que si el inquilino sale sin que se produzca una orden de desahucio es porque ambas partes han llegado a un acuerdo amistoso», nos explican.
¿Hay solución para Makoke?

Makoke se enfrenta a un futuro incierto. Su traslado a la casa de su novio Gonzalo es tanto una oportunidad para empezar de nuevo como una consecuencia de la precaria situación financiera que atraviesa. Su relación con Gonzalo parece sólida, y ambos están ilusionados por comenzar una vida en común.
Sin embargo, los problemas económicos que enfrenta Makoke no se resolverán fácilmente. La deuda con Hacienda y la cesión de su hipoteca a un fondo buitre son desafíos significativos que requerirán soluciones a largo plazo. La colaboradora deberá seguir buscando acuerdos y formas de estabilizar su situación financiera mientras navega por esta nueva etapa de su vida.
Mientras tanto, Kiko Matamoros también lucha por reducir su deuda con Hacienda. A pesar de los problemas económicos, ambos han intentado mantener una relación cordial por el bien de sus hijos. La situación de Makoke refleja la realidad de muchas personas que, tras una separación, deben enfrentarse no solo a los retos emocionales sino también a las complicaciones financieras derivadas de una vida compartida.
En conclusión, Makoke se encuentra en una situación crítica, pero está decidida a seguir adelante. Su mudanza y el apoyo de su novio Gonzalo le brindan una nueva esperanza, aunque el camino hacia la estabilidad financiera aún es largo y lleno de obstáculos. La historia de Makoke y Kiko Matamoros es un recordatorio de que las consecuencias de una separación pueden ser profundas y duraderas, afectando no solo el corazón sino también el bolsillo.