Estefanía Unzu, conocida en las redes como Verdeliss, es una de esas youtubers que ha arrasado en todas las plataformas gracias a su canal familiar. Una familia que ha ido creciendo poco a poco, que ya cuenta con 9 miembros y de la que van mostrando todos los entresijos de su día a día. En apariencia, una familia perfecta de la que cualquiera desearía formar parte. Sin embargo, ¿es oro todo lo que reluce?
Detrás de cámaras
Estefania y Aritz, su marido, subieron el primero vídeo a Youtube en 2007, con el simple objetivo de que su familia en Pamplona pudiese seguir sus pasos en Madrid. Sin embargo, sin esperarlo, de repente las vivencias y preocupaciones de esta joven madre primeriza, que por aquel entonces solo tenía un hijo, Aimar, encontró una comunidad que compartía sus mismas incertidumbres ante la maternidad. Así comenzaba la aventura de Verdeliss, un canal que dio el pistoletazo de salida a los vídeos familiares en la plataforma: momentos buenos y malos, rabietas, desayunos, comidas y cenas. Poco a poco, los seguidores de la influencer han ido viendo a través de los años como se ampliaba la familia y llegaban Irati, Laia, Julen, las gemelas Eider y Anne y por último, la pequeña Miren.
Ha sido tal la fama que la familia ha alcanzado en redes sociales, que ya cuentan con más de un millón de seguidores tanto en Instagram como Youtube, su plataforma nata. Todo en apariencia es perfecto, aunque hay quiénes ya han desentrañado el precio que supone vender tu vida.
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Vendiendo una vida perfecta
Y es que en el fondo, al igual que con cualquier tema en el que se ven involucrados niños menores de edad, la susceptibilidad por el contenido y las criticas a la sobreexposición de estos pequeños no podía tardar en salir a la luz. Algo, que ha puesto en entredicho la actitud de estos padres youtubers, los cuáles en muchas ocasiones parecen estar vendiendo algo más que productos materiales, sino incluso a sus propios retoños. Les llueven las colaboraciones, algo que queda patente en el Instagram de Estefanía, un escaparate de anuncios. Pero, más allá de eso, la preocupación reside en los niños. Es obvio que están felices, sanos y que no les falta de nada, pero no se puede evitar pensar en que se han convertido en ‘siete enanitos’ cuyas vidas están continuamente expuestas ante miles de desconocidos.
La lluvia de criticas es constante, aparte de por el aparente rumbo de teletienda que ha adquirido el canal, también por los posibles engaños que los seguidores de esta familia están destapando.
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Mentiras que tienen las patas cortas
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Nadie ha puesto nunca en entredicho que Estefanía es buena madre, dedicada a su familia y preocupada por la comunidad que ha formado. Sin embargo, parece que no todo lo que ha ido contando es cierto. Muchas veces la hemos podido escuchar afirmando que le encanta ahorrar, y que al ser una familia numerosa, los lujos que pueden permitirse son escasos. Sin embargo, los usuarios se han topado con la sorpresa de que Verdeliss se ha construido un enorme y lujoso chalet, o con la certeza de las miles de ventas de su marca, Green Corners, con lo que la economía no supodría precisamente uno de los dolores de cabeza de una de las mamás youtubers de referencia.
Concretamente hace poco, la pamplonica subía un vídeo en el que presumía de que la Navidad de había adelantado en casa este año, y Hasbro había tenido la gentileza de mandarle un enorme lote de regalos valorados en cantidades nada despreciables para los niños: juegos de mesa, muñecos…etc. Algo, que ya empieza a llamar la atención, y es que muchos empiezan a plantearse la realidad detrás de cámaras.
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Contra las cuerdas
Esta no es la primera vez que Verdeliss recibe críticas, aunque ella nunca ha dudado en plantar cara. «Voy a hacer pública una contestación porque desde que estoy en redes no es la primera, ni probablemente la última vez, que se me cargan culpa, se me juzga sin compasión (o incluso se me insulta) si no obedezco a peticiones», explotaba ella. “Ya hemos visto que el dinero o la fama lo ‘pudre’ todo. Qué pena, empatía cero», le han llegado a comentar, a lo que Estefanía contraatacaba duramente. «No voy a tolerar que catalogues ni mi ética ni mi moral. No tienes ni idea de lo que he ayudado o dejado de ayudar», zanjaba la influencer, que parece haberse hartado de ser cuestionada por cualquier aspecto.