Iñaki Urdangarín y Cristina de Borbón cumplen hoy 20 años de casados. Un aniversario con pocas celebraciones de por medio, entendemos, ya que llega a las puertas de la inminente entrada en prisión del que un día fue el duque de Palma de Mallorda.
Resumimos las dos décadas de amor de la hermana del rey Felipe VI, los cinco años luchando en los tribunales y el último año en matrimonio y en libertad para Urdangarín: el aniversario más triste de la historia de la Casa Real.
20 años de matrimonio
Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarin celebran este miércoles el 20 aniversario de casados. Una unión de la que han nacido cuatro hijos: Juan, Pablo, Miguel e Irene y un matrimonio que se presentó al mundo como una nueva versión de la monarquía española, como una pareja moderna, independiente y enamorada. Pero todo era un espejismo…
Con el tiempo, su implicación en el caso Nóos les llevó a vivir desde hace ocho años en el exilio, cinco en los tribunales y ahora pendientes de la entrada en prisión del que un día fue duque de Palma de Mallorca. Este será su último año como casado y en libertad…
5 años en los tribunales
Cristina de Borbón ha estado al lado de su marido en todo momento en una situación tan tensa como el caso Nóos, que lleva 5 años abierto en los tribunales. El fiscal exige a su marido, Iñaki Urdangarin, pena de cárcel debido a sus supuestas irregularidades de la fundación que dirigía. Urdangarín y su socio fueron los artífices de una trama destinada a obtener grandes beneficios de forma fraudulenta.
Sorprende que una pareja unida y que lo tenía todo decidiera ir hacia estas dinámicas. Cristina se sentó, incluso, en el banco de los acusados. Defendiendo de todas las formas posibles su desvinculación con el caso. Ella decía no saber nada, solo tenía a su marido haciendo negocios fuera de su hogar. Pero el amor por su marido la ha llevado a ser conocida como una esposa que ignoraba por completo a qué se dedicaba su marido. Curioso.
Así empezó su historia de amor irrompible
Años después de los Juegos Olímpicos, donde las miradas se cruzaron, Iñaki y Cristina quedaron para ir al cine y cenar. Eran una pareja más en un mundo que les observaba. Sus acompañantes fueron Alexia de Grecia y Carlos Morales, la prima de la infanta y su confidente en esos primeros días.
Evidentemente la infanta quedó impresionada. Era el hombre de sus sueños. Guapo, simpático y con una capacidad comunicativa enorme. Todo un encantador de serpientes que consiguió que Cristina se obsesionase con él. A partir de ese día todo cambio, la infanta quería a toda costa tenerlo a su lado.
Iñaki ‘jugó’ a dos bandas por amor: una mujer engañada
Testigos de aquel encuentro cuentan que la hija de los entonces Reyes de España se quedó impactada con Iñaki Urdangarin, que formaba parte del equipo de balonmano que logró el bronce en aquellos JJ.OO.
Ella estaba sin pareja tras unas breves relaciones, nunca confirmadas, con otros deportistas de la época, como Álvaro Bultó y Fernando León. Él tenía novia, Carmen Camí. Pero tras solo ocho meses de iniciar su relación, la pareja se comprometió. Ese día, Camí se enteraba de su engaño amoroso por la televisión y de que ya no era la novia del deportista, como informa de ello ‘El País’.
Urdangarín, en la España de las Autonomías, era la mejor opción para ‘la niña Cristina’
Rubio, alto, de ojos claros y complexión atlética, tenía una sonrisa que conquistaba. En la España de las Autonomías, Urdangarin reunía los mejores requisitos. Nacido en Zumárraga en 1968, vivía en Barcelona. Cuando conoció a la Infanta ocupaba un pequeño piso en el paseo de Gracia.
Su boda, el 4 de octubre de 1997, fue todo un acontecimiento en la ciudad, que se volcó en las calles para vitorear a los novios y a todas las cabezas coronadas que ese día desfilaron por la Catedral y luego por el palacio de Pedralbes. Qué español diría por aquel entonces que ese apuesto y aparente noble acabaría actuando de forma ilegal.
Una familia (numerosa) afectada
La familia compuesta por Cristina e Iñaki fueren bendecidos con el título de duques de Palma. Su amor se consumó con un matrimonio muy prolífico. Han tenido un total de cuatro hijos que representan el orgullo de la reina Sofía. La genética ha jugado a su favor, cuatro retoños rubios y altos como su padre.
Después de tres intentos, la infanta consiguió su sueño tener una niña. Irene es la culminación de un amor eterno e irrompible. La pareja se quiere hasta las últimas consecuencias y no han parado hasta formar la familia perfecta. Ahroa viven en Ginebra donde les han dado la mejor educación posible a sus hijos.
Con la ayuda de la reina Sofía que hace de abuela, han criado a sus hijos en el seno de la Casa Real hasta que dejaron de ser duques de Palma.
Cuando dejaron de sonreir…
El descenso social y personal del matrimonio comenzó cuando los Urdangarin-Borbón compraron una casa en Pedralbes, a la que comenzaron a llamar «palacete» y a la que tras una completa remodelación convirtieron en una residencia llena de lujos.
Para mantener todo ese nivel de vida, Iñaki Urdangarin se metió en el mundo de los negocios de la mano de quien fue su profesor en ESADE, Diego Torres. Su ficha como jugador de balonmano del Barcelona y el restaurante que tenía con unos amigos no daban para ese nivel de vida.
El exilio
Cuando los entonces duques de Palma se mudaron a Washington en 2009 sin explicación oficial ya se hablaba de que Iñaki Urdangarin estaba implicado en asuntos comprometidos. Pronto estalló el escándalo. Cristina de Borbón cerró filas con su esposo y desoyó los consejos de que se separara de él.
Durante años, la tensión entre ella y la Familia Real ha sido máxima. Pero jamás le importó: ha defendido la inocencia de su esposo, en la que sigue creyendo pese a la condena de seis años y tres meses de cárcel que ya pesa sobre él. Y le sigue amondo.
Le sigue amando
Veinte años después de aquella boda por todo lo alto en Barcelona, Urdangarin aguarda noticias sobre su futuro penal. No trabaja y casi no se deja ver en público.
Viene a España en contadas ocasiones y lo hace por la puerta de atrás. La Infanta perdió su título de duquesa y su posición en la Familia Real. La relación con su hermano el Rey es casi inexistente. Cristina de Borbón se niega a ceder sus derechos dinásticos, un gesto simbólico que podría haber aliviado el daño que este matrimonio ha hecho a la Corona en opinión de muchos.