La infanta Cristina y Urdangarin disfrutan del que probablemente sea su último día de San Valentín juntos, a la espera de la sentencia del caso Noós. Son una pareja que parece indestructible. Contra viento y marea han aguantado todas las tempestades posibles. Apartados de su familia y la Casa Real, viven en el exilio de lujo suizo.
Barcelona, Washington y Ginebra han sido sus nidos de amor, fuera de Casa Real. Hay mucha unión en esta familia, muchas noches en vela que nunca se han desvelado y una adicción que podría ser terrible. Los secretos de alcoba de la infanta Cristina y Urdangarin son tan escandalosos que puedes hacer sonrojarse a toda la Casa Real española.
La infanta Cristina nunca se separará de su marido
La infanta Cristina está totalmente enamorada de su marido. Iñaki Undangarin ejerce una fuerza que la deja siempre a su lado. El propio Rey Juan Carlos I ofreció a su hija la posibilidad de ser perdonada por sus actos. Solo tenía que firmar un divorcio pacífico y romper así la relación con un imputado, inculpado y condenado.
Iñaki estaba entonces imputado por delitos de malversación de fondos públicos. La familia y la visión de verse sola con sus cuatro hijos mantuvieron a la infanta Cristina al pie del cañón. Escogió el amor que sentía por su marido, no se lo pensó dos veces y acabó con toda posibilidad de divorcio al instante.
Urdangarin, un Adonis griego
Urdangarin siempre ha sido el Dios griego de Cristina. Desde el momento en que lo vio en su etapa como deportista de élite nunca le ha quitado ojo. Cristina se enamoró de ese cuerpo cuidado y de esos ojos azules. Un vasco grande y fuerte que sabía jugar a balonmano tan bien como a otras cosas.
Si vemos las facciones de Iñaki, alto, rubio y ojos azules nos puede recordar el Rey Felipe VI en algunas ocasiones. El hermano real de la infanta Cristina siempre fue un ejemplo a seguir. Como infanta de España e hija de Rey, Cristina no lo tuvo fácil a la hora de entablar una relación con Urdangarin. Lo dio todo para que finalmente fuera suyo para siempre.
La infanta Cristina, ¿adicta al sexo con su marido?
El peluquero de la infanta ha desvelado en más de una ocasión lo que mantiene a Cristina junto a Iñaki en todo momento. Ir a casa de la familia y encontrarse a Urdangarin en calzoncillos por casa es lo habitual. Un cuerpo de deportista de élite, con los abdominales marcados y unas buenas piernas que encandilan a la hija pequeña del Rey Emérito.
A la hija del Rey Emérito se le iban los ojos detrás de su marido. Parecía que cuatro hijos no eran suficientes para ella. Estaba (y está) realmente enganchada a su Urdangarin. La pasión que siente Cristina por su marido es algo adictivo, no puede separarse de él bajo ningún concepto. ¿Siente Iñaki Urdangarin lo mismo por su esposa o apaga el fuego de otras mujeres?
Ojos azules
En los emails investigados con motivo del caso Noós, se descubrió una presunta relación extramatrimonial de Iñaki Urdangarin con una mujer. No solo le inculpaban directamente con una malversación de fondos públicos sinos que además descubría una supuesta infidelidad real. ‘Ojos azules’ era el nombre con el que su amante empezaba sus correos.
Esos ojos azules que han ocasionado tantos problemas a la casa del Rey se enamoraron perdidamente de una persona que no era su mujer. Además, da la casualidad de que esta mujer era esposa de un amigo suyo. Para rizar el rizo, Cristina conocía perfectamente a la persona que casi le roba el marido, o al menos lo hacía de manera puntual.
Un escándalo muy picante
Si analizamos los correos entre Iñaki y su amante nos encontramos con una relación que va en aumento. Empieza con un flirteo clásico de los de toda la vida. «Hola ojos azules», respondía con un «hola pedazo mujer» y empezaban así un lenguaje secreto que solo ellos conocían. Una relación a escondidas de sus respectivas parejas.
«¿Estás bien? ¿Sonará la flauta?» Esa flauta mágica que ha sido capaz de cautivar a una mujer que también se ha visto implicada en el escándalo Noós. El juez ha dictaminado que estos correos electrónicos son de interés público. En ellos se citan algunos viajes y encuentros durante los actos delictivos del ex duque de Palma.
Escuchando a Miguel Bosé
En la oficina los dos enamorados escuchaban canciones de Miguel Bosé mientras fantaseaban con sus encuentros furtivos. Puede que fuera la de ‘Amante Bandido’ una canción que le pega mucho a Urdangarín. Mientras, buscaban la manera de poder encontrarse para no desatar sospechas. Un viaje repentino a Paris consolidó su relación.
Allí, sucedió algo más que palabras. Después parece que se enfrío bastante la relación. «Espero que pase la tormenta y quedamos para lo que quieras. Ya sabes que aunque haya poco tiempo siempre habrá un hueco para ti». Urdangarin insistía que aunque sabía que los vigilaban, quería ver de nuevo a su amada.
Llamadas en la oficina
La relación prosiguió gracias a llamadas a la oficina. De esta manera ambos se evitaban levantar sospechas o dejar rastro de su relación. Escuchar sus voces y recordar los instantes que pasaron juntos consiguió mantener la relación. Por lo que se intuye de los correos, fue algo más larga de lo esperada.
Años de pasión a la sombra de un trabajo que además de problemas, le lanzó a los brazos de otra mujer. Urdangarin jugaba a dos bandas, era el marido fiel y el amante. Para la corona también era el buen yerno y el peor que ha conocido la Casa Real. A punto de convertirse en el primer miembro de la Casa del Rey en pisar una cárcel.