A nadie se le escapa que don Felipe ha dado un golpe en la mesa y ha tomado las riendas de la familia. Y es que la monarquía en España está en un punto muy complicado. Los últimos escándalos han hecho que la institución esté en horas bajas y haya perdido la popularidad de antaño entre los ciudadanos. Mientras tanto, la reina Letizia y doña Sofía se ven obligadas a convivir en público. Te contamos cómo es su relación en privado.
Atrapados por la corrupción
El 20018 ha sido, hasta ahora, el peor año para la monarquía en España. Los escándalos han azotado a la institución poniéndola en una situación muy complicada. De hecho, son muchos los ciudadanos que se manifiestan a favor de un referéndum para elegir entre Monarquía y República. Y es que la sombra y certeza de la corrupción ha atrapado a los Borbones.
En palacio quedaron noqueados cuando se hicieron públicas unas grabaciones donde Corinna manifestaba que don Juan Carlos estaba al tanto de las aventuras de Iñaki Urdangarín en el Caso Noos, tanto que hasta llegó a buscar dinero para insuflar en las arcas del entramado empresarial que montó su yerno. La rubia asegura que el rey emérito movió los hilos para evitar que la infanta Cristina acabara en prisión.
Un rey poco ejemplar
Al escándalo Urdangarín, don Juan Carlos une gravísimas acusaciones hechas por su amiga especial que hacen referencia al hecho de utilizar testaferros para gestionar su patrimonio inmobiliario y económico. Corinna habló de cuentas en Suiza, terrenos en Marruecos y más. Esto ha hecho que algunos políticos hayan pedido la comparecencia del rey emérito. Sin embargo, la misma no se producirá jamás.
El precio a pagar por don Juan Carlos será desaparecer de la vida pública como integrante de la familia real. Ya no habrá más actos oficiales a los que asistir y tampoco saldrá en la foto. En Zarzuela han desarrollado un plan cuya misión es salvar al rey Felipe y que consiste en apartarle de su padre. Así las cosas, don Juan Carlos ya forma parte del grupo de apestados en la familia real que inauguró su hija Cristina junto a su marido.
Nosotros, la familia real
Si algo ha quedado claro en Palma es que la familia real está conformada por los reyes, doña Sofía, doña Elena y las infantas Leonor y Sofía. En la foto oficial solo hay lugar para estas seis personas. Ha querido don Felipe enviar este mensaje para aclarar, una vez más, que no hay lugar para los corruptos a su lado. En esto no hace diferencias por cuestión de sangre. Ya ha mandado a galeras a su hermana, su cuñado y ahora a su padre.
Una de las grandes damnificadas por el caso Noos fue doña Elena. Su hermano la apartó de las funciones institucionales de forma preventiva. Los años han demostrado que la infanta siempre se ha conducido dentro de los cauces de la legalidad y que no ha utilizado su posición para lucrarse. Así las cosas, don Felipe ha decidido que retome su labor como representante de la Corona.
Elena acepta la cláusula real
La infanta Elena sabía que iban a apartarla de su labor institucional. Cuando ocurrió, reaccionó con gran tranquilidad, así lo expresó a quienes le mostraron su afecto y apoyo en tan complicado momento. La hermana del rey manifestó que estaba tranquila y que si alguna vez la necesitaban, podían contar con ella. Tras eso, desapareció de la escena pública.
La hija mayor de los reyes eméritos ha sido uno de los grandes apoyos de Cristina. Siempre que puede, se desplaza junto a su hermana y sus sobrinos. Sin embargo, su restitución oficial conlleva una cláusula de prudencia en cuanto a la relación con Cristina. No van a impedirle que la vea pero sí le han aconsejado que esos encuentros se lleven a cabo dentro de la máxima privacidad posible. Lo que quiere decir que no se capten imágenes que luego sea reproducidas en los medios de comunicación.
Cristina y su padre, a galeras
A diferencia de Cristina, Elena sí tiene presente sus orígenes, de ahí que esté dispuesta a plegarse a las condiciones que le han pedido en Zarzuela. Para ella, pertenecer a la familia real tiene unas servidumbres que acepta. Por otro lado, mostrarse en público junto a su hermana conlleva un coste a nivel de imagen que Elena no puede permitirse por la difícil situación que atraviesa Casa Real.
Aunque se especuló que la infanta Cristina pisaría Palma este verano, dado que su marido ya estaba en prisión, la realidad ha sido todo lo contrario. Don Felipe se mantiene firme en esta cuestión. No hay lugar para su hermana en aquellos lugares que están ligados a la Corona. En el aire queda si habrá sitio para ella y sus hijos en Zarzuela las próximas navidades. Aunque se trata de un acto familiar, los reyes prefieren que Cristina no esté presente.
Suegras y nueras mal avenidas
Una de las patatas calientes en Zarzuela era la mala imagen transmitida por la reina Letizia tras su desencuentro con doña Sofía durante la última misa de Pascua. Como se recordará, la soberana se interpuso para que su suegra no pudiera fotografiarse con Leonor y Sofía. El asunto dio la vuelta al mundo y fue ampliamente comentado. Ciertamente, jamás se vio un feo así en público en la familia real.
La mayoría apoyó a doña Sofía, muy apreciada por su cercanía y sensibilidad. Por su parte, doña Letizia quiso aclarar el malentendido enviando un mensaje a través de una de sus amigas. La versión de la reina es que ella vigila mucho las imágenes que se toman de Leonor y Sofía pero que no había nada más. Eso sí, parece que quedó destrozada y abatida tras conocer la repercusión tan negativa que lo sucedido había tenido para ella.
Un paripé que no convenció
El escándalo fue de tal magnitud que rápidamente en Zarzuela quisieron frenarlo improvisando una imagen de concordia entre doña Letizia y doña Sofía, que apareció a las puertas del hospital donde permanecía ingresado don Juan Carlos con sus nietas de la mano. Don Felipe y doña Letizia se mostraban sonrientes y encantados con la tierna imagen.
La puesta en escena no fue suficiente y la imagen de la reina continuó descendiendo enteros. Otra vez los medios se ocuparon de rescatar su peor versión y analizarla. Salió a colación su difícil carácter, su forma de entender su papel como reina consorte, doña Letizia lo ve como un funcionariado de alto grado con horario fijo y vacaciones privadas.
Juntas pero no revueltas
En Zarzuela se propusieron acabar para siempre con la polémica sobre la mala relación entre reinas y para ello diseñaron un plan especial. El mismo se ha desarrollado en Palma. Doña Letizia, doña Sofía y las infantas Leonor y Sofía aprovecharon para disfrutar de lo que algunos llamaron “una mañana de chicas”. Las cuatro acudieron a dos mercados y allí se mostraron en amor y compañía.
Posteriormente, también protagonizaron otro momento de unión durante la recepción que ofrecen los reyes a autoridades y personalidades destacadas en Palma de Mallorca. Allí se captó a doña Sofía y doña Letizia sonrientes y muy cómplices. Don Felipe estaba encantado con la situación.
La incomunicación de la familia real
Los días en Palma de Mallorca han servido para que la familia real se deje ver en amor y compañía. Con la medida se buscaba contrarrestar las informaciones que aseguran que la relación entre ellos es inexistente. Hace años que Elena y la reina no cruzan palabra. Las cosas no están mucho mejor entre la infanta y don Felipe. Por su parte, doña Sofía y su nuera hace ya tiempo que perdieron el contacto. Según algunos, la culpable de esta incomunicación familiar es doña Letizia.
Lo que hemos visto en público en Mallorca es solo un espejismo. La realidad es que en privado, todos mantienen las distancias. Cada uno permanece en la vivienda asignada en Marivent y no comparten nada. A esto hay que añadir que se comunican entre ellos a través de los funcionarios que tienen asignados. Así las cosas, que nadie se haga ilusiones, lo de doña Sofía y Letizia es irreconciliable. La reina emérita está dolida porque su nuera ha conseguido su propósito, apartarla de su hijo y sus nietas. Es ella la que manda en casa y en esa parcela íntima su suegra no está invitada. Nada que ver con la omnipresente Paloma Rocasolano.