Tiempo ha, don Juan Carlos tenía que comerse a su nuera con patatas fritas. Sin embargo, desde que abdicó en su hijo Felipe VI, el emérito ha podido librarse de esos incómodos encuentros con doña Letizia. No es ningún secreto que entre ellos no hay muy buena relación, pero el último gesto del esposo de doña Sofía no ha dejado lugar a dudas: su animadversión hacia la consorte resulta evidente. ¿Quieres saber qué ha pasado? Sigue leyendo, te contamos todos los detalles a continuación.
Una mala relación

> La otrora periodista nunca entró por los ojos a su suegro. A don Juan Carlos no le hacía ni pizca de gracia que su heredero se decantara por una mujer divorciada, pero al final le tocó abrirle las puertas de Zarzuela. No puede decirse que le pusieran las cosas fáciles a su llegada, pero lejos de amedrentarse ante su Majestad, doña Letizia luchó con garras y dientes por hacerse un sitio en palacio, lo que terminó de enfadar más aún a la familia de Felipe VI. La relación entre la consorte y el emérito nunca fue del todo buena, pero les tocaba hacer el paripé ante la opinión pública para no dar que hablar a la prensa. Sin embargo, tras el infame rifirrafe entre reinas de Palma de Mallorca, la situación empeoró todavía más y el Borbón evita a toda costa coincidir con Ortiz. Al fin y al cabo, desde que abdicó en su hijo no tiene ninguna obligación de acudir a los actos oficiales.
Ya alejado de la vida pública, don Juan Carlos no pone ningún empeño en disimular su animadversión hacia su suegra. Su última actuación ha cruzado todos los límites y tan solo le ha faltado gritarlo a los cuatro vientos. Ya no queda ninguna duda: el emérito no traga a doña Letizia. ¿Quieres saber qué ha pasado? Sigue leyendo, te contamos todos los detalles a continuación.
Siguiente: Juan Carlos no traga a Letizia
Juan Carlos no traga a Letizia

> Hace apenas unos días, saltaron todas las alarmas tras filtrarse una imagen del esposo de doña Sofía en la que lucía algo más delgado de lo habitual y con una tremenda brecha en su cabeza. Desde Zarzuela apelaron a la calma y aseguraron que su Majestad se encontraba perfectamente, pero los rumores acerca de su estado de salud empezaron a circular como la pólvora. Nada más lejos de la realidad. Varios días más tarde, don Juan Carlos se ha dejado ver en uno de sus lugares favoritos: Sanxenxo. El emérito acompañó a su hija, doña Elena de Borbón, a participar en una regata. Los deportes de vela son una de sus pasiones, pero en esta ocasión tuvo que disfrutar de su afición desde la grada, contemplado a la infanta seguir con una de las tradiciones más arraigadas en Casa Real. El caso es que el Borbón irradiaba juventud y bienestar, demostrando así que todavía está para unos cuantos trotes más.
Algunos medios publicaban hace unas semanas que sus problemas de salud podrían estar detrás de sus marcadas ausencias a los Premios Princesa de Asturias y de Girona, pero visto lo visto, su desplante solo puede obedecer a una razón: su enemistad con doña Letizia. El emérito no quiere coincidir con su nuera, aunque ello suponga perderse el histórico debut de su nieta Leonor. De hecho, en los últimos meses, la infanta Elena es el único miembro de la familia del rey con el que el Borbón se deja ver, denotando así las tensiones imperantes en Zarzuela. Los dos han hecho piña contra la persona que, bajo su punto de vista, “va a cargarse la monarquía”. Al parecer, la primogénita de doña Sofía tampoco soporta a su cuñada, y estas son las razones…
Siguiente: El enfado de Elena y Letizia
El enfado de Elena y Letizia

> Lo suyo viene de lejos. Doña Elena de Borbón nunca miró con buena cara a la mujer de su hermano pequeño, pero llegó con ella a un punto de entendimiento con tal de rebajar la tensión en las reuniones familiares. Todo cambió, sin embargo, con el suicidio de Érika Ortiz, la hermana de la consorte. Jaime de Marichalar, el exmarido de la infanta, fue quien más apoyó a doña Letizia dentro del núcleo borbónico, y esta se lo agradeció cuando se divorció de la hija de los eméritos y se posicionó a su favor. “Su cuñada Elena, que nunca había sido amable con ella, no se lo perdonaría nunca”, confirmó a El Español una fuente cercana a palacio.
La situación se recrudeció aún más con el dichoso rifirrafe entre reinas a la salida de la Catedral de Palma de Mallorca. Don Juan Carlos no fue el único que se sintió ofendido con el desaire de doña Letizia a doña Sofía, sino que a doña Elena de Borbón también la sacó de sus casillas. “Eso no se lo va a perdonar nunca, ¿te imaginas que alguien trate así a tu madre? Menos mal que Elena no estaba allí, si no sí que se hubiera liado de verdad”, recoge el portal citado anteriormente. Lo cierto es que la consorte no ha hecho muy buenas migas con nadie de su familia política. Al parecer, tampoco es santo de la devoción de la infanta Cristina…
Siguiente: La guerra de Cristina contra Letizia
La guerra de Cristina contra Letizia

> Una vez más, algunas fuentes cercanas a palacio sostienen que doña Cristina de Borbón echó las cruces a su cuñada en el momento en el que puso un pie en Zarzuela. “Siempre la trató con desprecio, como si fuera menos que ella”, apuntan desde El Español. Sin embargo, en 2005 se produjo un punto de inflexión que terminó de echar por tierra la relación entre la infanta y doña Letizia. En vísperas del bautizo de Irene Urdangarín, su madre e Iñaki pidieron a don Felipe VI que los padres del deportista se hospedaran en su pabellón de Zarzuela, donde él vivía con Ortiz. Ni que decir tiene que la ahora consorte se negó en rotundo, alegando que se encontraba indispuesta para recibir visitas.
Además, el polémico Caso Nóos, que terminó con Urdangarín en la cárcel y con la infanta en el banquillo del juzgado, tampoco ayudó a limar asperezas entre el matrimonio y doña Letizia. El colmo llegó con otro de los sacramentos de Irene Urdangarín: la primera comunión. Todos los nietos de los eméritos la celebraron en Zarzuela, pero la benjamina de doña Cristina tuvo que buscarse otro sitio a raíz del ‘destierro’ que sufrieron sus padres por parte de Casa Real. Un feo que la infanta nunca perdonará.
Siguiente: Letizia y su ojeriza contra Irene
Letizia y su ojeriza contra Irene

> La princesa Leonor e Irene Urdangarín apenas se llevan unos meses de diferencia. Cuando eran más pequeñas hicieron muy buenas migas y se convirtieron en uña y carne. Eran frecuentes las fiestas de pijamas y los encuentros en Zarzuela. Entre ellas había tan buena relación que la benjamina de la infanta Cristina incluso viajó desde Ginebra para dar una sorpresa a la heredera al trono con motivo de su primera comunión. Todo cambió, sin embargo, con el polémico Caso Nóos. Se rumorea que, por aquel entonces, doña Letizia quiso alejar a su primogénita de la influencia de su prima, y la química especial que había entre ellas ya es cosa del pasado. Es cierto que ambas todavía tienen una relación cordial, pero nada que ver con la intimidad de otrora. Una familia sacudida y dividida por uno de los escándalos de corrupción más graves que ha salpicado a la Corona.