La Infanta Cristina intenta vivir su vida con discreción alejada de la presión mediática, especialmente desde la entrada en la cárcel de su esposo Iñaki Urdangarin. Lo cierto es que el proceso judicial que llegó a sentar a la Infanta Cristina en el banquillo de los acusados hizo mucho daño en la Casa Real.
La verdad es que la cosa no está mucho más calmada ahora mismo, con la figura del rey emérito Juan Carlos I en el punto de mira de toda la prensa por la investigación de la fiscalía del Tribunal Supremo. Hablamos de un supuesto fraude fiscal y de blanqueo de capitales en la que el rey emérito podría estar implicado. La relación romántica que el rey mantuvo con la empresaria Corinna zu Sayn-Wittgenstein por el medio, alegando que tuvo acceso a los documentos por su relación solo contribuye a enturbiar aún más las cosas. De paso, se está poniendo en entredicho el derecho a la inmunidad legal del monarca.
La entrada en prisión de Urdangarín muy presente en La Zarzuela

Pero el hecho de que Iñaki Urdangarín cumpla su pena en la prisión de Brieva sigue muy presente en el ambiente de La Zarzuela. En el año 2013, la Infanta Cristina y su familia se mudaron de su residencia de Barcelona, en un intento de burlar la presión mediática. La ciudad en la que eligieron vivir fue Ginebra, en Suiza.
Alejados de la intensidad de la vida social, el intento de dar esquinazo a los paparazzis no fue tan efectivo como pensaban, cuando se descubrió cuál era exactamente el edificio en el que habitaban, el 12 de la Rue des Granges, los periodistas volvieron a hacer guardia a sus puertas. La Infanta Cristina y su familia tuvieron que bajar mucho su nivel de vida y luego asumir que Iñaki pasaría tiempo en prisión por el conocido como “caso Noos”. No fueron tiempos fáciles para unas personas que en el fondo venían de otro mundo.
La nueva vida en Ginebra de la familia de la Infanta Cristina

Aún así, la casa era un dúplex de 12 habitaciones en pleno centro histórico, una de las zonas más turísticas de la ciudad. Un edificio de 4 plantas con jardín en la parte de atrás. La casa había sido un hotel tiempo atrás. Cuatro galerías de arte, dos museos y un teatro estaban a solo 5 minutos de su casa, y una pizzería que les encantaba a toda la familia.
Hace tiempo, tras siete años de residencia en la ciudad, la infanta decidió hace un nuevo traslado, alejarse un poco del centro de Ginebra y tratar de pasar sus días más tranquila. Actualmente no se conoce con exactitud cuál es su nueva residencia. Fuentes cercanas a la familia han hecho declaraciones a la revista Vanitatis: “No quiere que se sepa dónde viven, algo lógico, porque no quiere que la prensa o los desconocidos les persigan -nos dicen desde su entorno-. Se mudaron hace un tiempo, cansados de tener siempre a gente en la puerta”.
Falsos rumores de regreso a nuestro país

Hace poco circularon rumores, de que con el cambio de régimen a tercer grado, el año que viene de Iñaki Urdangarín, la Infanta Cristina podría regresar a España, fijando de nuevo aquí su residencia. La pareja se vio por última vez a mediados de febrero, durante el segundo permiso penitenciario del ex jugador de balonmano. Fueron seis días los que pasó en Álava junto a su mujer, su madre y su hija Irene. Las noticias que circulaban entonces es que el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de Valladolid estimó parcialmente el recurso presentado por los abogados de Iñaki Urdangarín, de modo que se le permitiría salir dos fines de semana al mes. La pandemia provocada por el coronavirus y la reclusión de toda la sociedad echaron al traste estos planes.
Pero lo cierto es que la Infanta no planea mudarse a España, en Suiza la tiene su trabajo, en la Fundación Aga Khan donde ejerce como coordinadora interagencias y en la fundación la Caixa a la que lleva ligada más de 27 años. Allí también están cursando los estudios sus dos hijos más pequeños, Miguel e Irene.
Una vida tranquila alejada de los antiguos fastos

Su nueva casa está un poco más alejada del centro histórico, cerca del Hospital universitario y del colegio de los niños. Su asistenta de toda la vida, la que le ayudó a criar a los niños también se jubiló. La infanta solo cuenta con la ayuda de una chica que va a ayudar con la limpieza unas horas por semana. Es ella misma la que se encarga de cocinar, algo que le gusta desde que vivió sola en París y en Nueva York y del resto de las tareas.
Cuando hace buen tiempo Cristina y su hija Irene suelen salir a pasear por Ginebra, ir de compras, o tomar un brunch.
El pasado 13 de junio la Infanta Cristina cumplió 55 años, su hermana la Infanta Elena sigue siendo uno de sus fundamentales puntos de apoyo, pero su relación con el rey Felipe VI está rota desde hace años y no parece que exista mucha opción a que se produzca un acercamiento.